Tras 16 años de silencio enigmático, Los Látigos rompieron el misterio y volvieron a encender las llamas con un resurgimiento esperado y emocionante. La banda argentina desafió con audacia las normas convencionales de su tiempo y su vanguardia sensacional atrajo las miradas desde lo más profundo del underground. Como catalizadores de una transformación cultural en gestación a mediados de los 90, marcaron un hito en la escena musical nacional que germinaría y florecería en el futuro.
“Siempre fuimos unos loquitos que hacíamos lo que queríamos y muy entusiastas a la hora de hacer música”, dice el guitarrista Gonzalo Campos en conversación con Indie Hoy acerca del carácter rupturista de la banda. “Yo creo que en ese momento lo que buscábamos era chocar contra la gente”, agrega el cantante Marcelo Zeoli.
En pleno auge del rock chabón, Los Látigos resplandeció con un sonido discordante. Mientras las multitudes seguían el ritmo de la época, ellos trazaron su propio sendero, decodificando melodías con los susurros electrónicos de la noche. Su música encapsulaba la dualidad de su tiempo, un faro de innovación en un período también influenciado por la contracultura.
“Nocturno“, su más reciente single, es solo la primera pincelada de lo que está por llegar, un rutilante presagio de lo que se avecina para el 2024. Esta canción, que combina elementos de pop rock y electrónica, celebra la noche a modo de refugio en contraste con la rutina diurna, un lugar donde las restricciones desaparecen y lo desconocido cobra vida. Antes de su show en el Teatro Vorterix, hablamos con la dupla porteña sobre su pasado, presente y futuro.
El año pasado, estrenaron una reedición de su primer álbum de 1998, Premier, que les permitió abrirse camino en la escena musical nacional. A más de 25 años desde su lanzamiento original, ¿qué representa este disco para ustedes hoy?
Marcelo Zeoli: Es el disco más contemporáneo nuestro. La nueva edición trae un montón de bonus tracks que reflejan mejor la primera etapa de Los Látigos. En Premier estábamos con aparatos muy nuevos y persiguiendo una sonoridad que era más de ese momento, y por ahí los temas no habían madurado demasiado.
Gonzalo Campos: Es un disco medio de transición. Cuando empezamos, teníamos una impronta mucho más de rock y psicodelia, y usábamos una caja de ritmos. Después de varios años de tocar, fuimos incursionando por diferentes géneros y empezando a tocar con otros músicos. Eso también se refleja en el disco. Yo particularmente hacía mucho que no lo escuchaba y cuando lo volví a escuchar me pareció que había mucho acierto sonoro. Hay canciones que reflejan una cosa electrónica que aparece mucho después. Era muy loco el enfoque que teníamos en ese momento.
¿Qué tipo de reacción experimentaron por parte del público con canciones como “Mi esfera” en 1998?
MZ: En ese momento, por más de que había mucha música tecno como The Chemical Brothers, dimos con algo que era bastante auténtico, en el sentido de transformar y usar esos recursos para llevarlos a una canción.
GC: Fue un shock, me imagino, pero igual nunca estuvimos muy pendientes del público. Obviamente, tenemos mucho respeto y amor por la gente que nos sigue y nos siguió siempre, pero siempre estuvimos más atentos a nuestros caprichos musicales. Somos muy fans de la música.
MZ: Tiene que ver con la felicidad y lo que significa hacer música para nosotros. Lo que nos mueve es la creación y estar felices con nosotros mismos, con lo que hacemos. Si no pasa por nuestro filtro, no llega al público.
GC: En algunas entrevistas nos preguntan por qué nos juntamos ahora o por qué volvemos. Y la verdad es que volvemos 100% por la música, por las ganas de tocar, por las ganas de compartir nuestra locura musical, nuestra forma de ver la música y continuar con nuestro aporte al rock nacional. Más que cualquier otra razón, es por eso.
¿Cómo describirían la escena musical nacional cuando comenzaron?
GC: Estábamos en una escena que también compartíamos con Rudie Martínez [de la banda Adicta]. En ese momento, en los lugares donde ibas a bailar había música electrónica. Si bien era bastante moderna la fusión de rock con electrónica, tampoco era tan outside. Era muy moderno, muy sorprendente, pero no estábamos solos.
¿Qué recuerdos tienen de la transición de Premier a su segundo disco, Pose, trabajando nuevamente con Daniel Melero?
MZ: Daniel Melero tiene mucha influencia en el cambio estético de la banda. Nosotros lo escuchamos un montón, tanto el disco de Los Encargados como su disco Conga (1988) nos recopaban. Conocerlo a él nos abrió mucho la cabeza, en el sentido de las sonoridades, las líricas y el modelo de conducta. Volvimos a recuperar un poco la esencia que habíamos perdido con Premier, que intentaba tener una modernidad. Con Pose volvimos a las canciones, pero desde la electrónica, convertimos las programaciones en canciones. En Premier son más ensayos tal vez, no tienen una estructura de canción típica, y en Pose sí.
GC: Se nota también nuestro crecimiento musical. Las letras son muy redondas y expresan perfectamente lo que el grupo quería manifestar en ese momento. Como guitarrista yo también evolucioné bastante y empezamos a tener una comunicación musical mucho más fluida. Creo que en el disco también se nota que teníamos muchas ganas de hacer canciones, canciones y canciones. Lo fuimos grabando de a poco, con nuestros propios recursos, y eso también nos dio una libertad de experimentación.
Su tercer disco, Hombre de 2005, catapultó a la banda con éxitos internacionales como “Luces sensacional“. ¿Qué los impulsó en esa etapa de su carrera a encontrar rápidamente un sucesor para lo que había sembrado Pose?
MZ: Son muy hermanos porque están hechos en el mismo lugar, en nuestra sala de ensayo de ese entonces que era una casa en Quilmes. Están grabados en una compu con una placa muy primitiva, con elementos muy rudimentarios en un punto. Después Daniel Melero reforzó mucho la mezcla, le dio cierto profesionalismo al sonido.
GC: Tiene una arquitectura sonora muy poderosa y lo que nosotros aportamos a esos discos fue un entusiasmo brutal. Por ahí no fueron grabados de la mejor manera, pero estábamos muy en contacto con la música que nos inspiraba. En Hombre volvimos a una situación más de glam rock, que era lo que nos inspiraba en ese momento. Vivíamos escuchando Roxy Music y David Bowie, estábamos muy enfrascados en eso. Es una locura, porque tengo ese vago recuerdo de que “Luces sensacional” fue el último tema en entrar al disco.
MZ: Ese disco le debe mucho a los cuatro primeros discos de Brian Eno. Afanamos un montón de ahí, inconscientemente y un poco no. El otro día estaba escuchando esos discos de Eno y encontré que ahí estaba todo nuestro disco, en distintas partes y tomado de distintos modos. También nos interesaba mucho el cambio de algo más pop y en un punto artificial como es Pose, a algo más orgánico. Hombre es el primer disco en que hay una banda tocando las canciones.
¿Esa misma energía y enfoque se mantuvo en Primeros auxilios de 2007?
MZ: Sí, en Primeros auxilios llevamos lo de la banda tocando a tal extremo que, por suerte, terminamos, si no hubiésemos caído en una.
GC: Volvimos a una situación de estudio como habíamos hecho en el primer disco y habíamos ensayado para grabar. Eso fue otra forma de trabajar. Pose y Hombre son discos que al grabarlos estábamos todo el tiempo enfrascados en esa situación.
MZ: Lo que ocurrió también es que cuando empezamos a tocar mucho con Hombre, establecimos una banda. Siempre tuvimos mucha rotación de músicos, pero con esa banda después grabamos Primeros auxilios. En cambio, en los discos anteriores éramos más nosotros, y por ahí algún músico invitado que aportaba algo. Al ser un disco de banda, tiene un espíritu que lo hace diferente a los anteriores, y eso es lo que buscábamos. De todas maneras, considero un acierto haber dejado de tocar ahí y volver ahora con este material nuevo porque representa una continuidad de lo que era nuestra pretensión en cuanto a que cada álbum rompa con la idea del anterior.
¿Cómo creen que sus proyectos solistas influyeron en esta nueva etapa de Los Látigos y en su respectivas estéticas?
MZ: Ahora El Dependiente está en pausa. Estamos de lleno trabajando en lo que es el disco nuevo de Los Látigos que va a salir el año que viene. Lo bueno es que, por más que “Nocturno” es una canción mía, no hubiese sido una canción de Los Látigos si yo la grababa como El Dependiente. Porque la situación y la comunidad, el compartir cosas en común, refuerza la creatividad y hace que tome otra dirección.
GC: Trabajar juntos es una retroalimentación. Marce me mostró que tenía los teclados de la canción y yo empecé a probar muchas guitarras. Los Látigos somos nosotros dos, entonces es un crossover de nuestras ideas. Y lo bueno también está en que ninguno de los dos en su proyecto solista trata de perpetuar esa onda. Los Látigos es Los Látigos, El Dependiente es El Dependiente y Gonzalo Campos es Gonzalo Campos. Es bien diferente. Los proyectos tienen su identidad por separado y me parece que eso es genial.
Hablaron de la experimentación en cada disco hasta llegar al punto de saber cuándo cortar. ¿Cuáles son los elementos específicos del próximo disco de Los Látigos?
MZ: Es un poco la vuelta al principio, trabajar mucho nosotros dos juntos. Prácticamente no participan otros músicos en los temas que tenemos grabados hasta ahora, salvo unas breves intervenciones. Y creo que es eso, haber vuelto al principio, donde tocábamos con una máquina de ritmos y guitarras. Era eso y ahora también. La máquina de ritmos se transformó en una MPC, que además incorpora samples. También tiene cierta inocencia, no queremos para este disco una cosa musical muy nerd. Estamos buscando cierta inmediatez y también cierta cosa primitiva, en cuanto a que no sea una cosa muy pomposa. Antes de empezar este material, venía trabajando con los discos de El Dependiente y ayudé a mezclar a Gonzalo los temas que estaba haciendo él. Me gustaron esas cosas que tenía él, eran muy simples, con pocos elementos y una cosa muy reiterativa. Un poco influido por eso, tenía algunas cosas que estaba haciendo en la MPC, se las mostré y así empezamos a armar lo que es el disco nuevo.
GC: Es un disco muy natural, donde no hay mucha premeditación. Es más intuitivo, agarro la guitarra, buscamos acordes, sonoridades, es algo natural y primitivo.
MZ: Y tenemos un poco más de recursos. Tenemos un home studio más o menos digno en el que podemos trabajar y grabar de mejor manera para tener un sonido mejor. Por eso en este disco no tenemos productores, lo estamos haciendo nosotros. En lo personal metí mucho en la ingeniería del sonido, sin faltarle respeto a los ingenieros de sonido, entiendo ingeniería por cómo te las ingeniás para sonar como vos querés.
Los Látigos se presenta el sábado 7 de octubre a las 19 h en Teatro Vorterix (Av. Federico Lacroze 3455, CABA) junto a Bruno Albano, entradas disponibles a través de AllAccess. Escuchá “Nocturno” en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).