“Podés viajar quedándote en una nota”, cuenta Terry Riley en Océano de sonido de David Toop, un recorrido por las formas musicales que pierden el sentido de urgencia y los límites temporales para sumergirse en la experimentación. En su nueva etapa solista, el guitarrista y cantante Mariano Esain también busca distintos modos de interpretar y alterar sus instrumentos en un resultado que describe como “más cercano al sonido que a las notas”.
Sin una base rítmica y en algunos casos sin melodías descifrables, los cuatro singles que publicó este año retoman la estructura de lado A y B para extender la propuesta musical del futuro disco de larga duración, con su propio pulso y la intensidad variable que atraviesa momentos de calma y se acerca a la saturación sin llegar al punto de quiebre.
En su extensa carrera como guitarrista y productor, Manza definió un sonido particular a través de sus pedales, pasando por momentos más minimalistas antes de retornar a la variedad de efectos con una gran selección de tonos, que ya no utiliza solo para la guitarra sino que pueden alterar el sonido de pianos, voces o una colección de ruidos sampleados. Los efectos ocupan un rol fundamental en esta forma de componer y aproximarse a los sonidos.
¿Cuál fue tu primer pedal y cómo lo descubriste?
Mi primer pedal fue un fuzz muy viejo, seguramente de fabricación casera, que compré usado en una casa de música. Buscaba ese sonido que escuchaba en muchas canciones que me gustaban de bandas sixties o indie rock de los ochenta y primeros noventa, y los únicos fuzzes que había a la venta eran viejos, no había nadie fabricando en ese momento. No tenía equipo propio y me costó bastante encontrarle un lugar en mi música, tocando con los amplis de las salas de ensayo a las que iba: generalmente nacionales transistorizados no muy buenos, con suerte algún Peavey chiquito. ¡Creo que el pedal era una bola de ruido! Pero enseguida fue el momento de Nirvana, y así llegaron a la radio los sonidos que yo venía escuchando en discos de Pixies, My Bloody Valentine, Dinosaur Jr. o The Jesus and Mary Chain, y la calle Talcahuano se llenó de Big Muff rusos. El día que escuché In Utero me compré el que aún tengo.
¿Cuáles son tus preferidos?
En este momento lo que me gusta tener es algún fuzz (Big Muff, JHS Crayon, Cluster Heaven & Hell), una reverb si el ampli no tiene (uso el Flint) y algo que produzca una modulación random (el Shallow Water de Fairfield Circuitry o el Strymon Capistan seteado full wet con el tiempo al mínimo). Eso es lo básico, pero puedo agregar un delay y algún tipo de pre (el Twin Twelve es mi preferido). Si voy a tocar en un lugar cuyo amplificador desconozco, el pre pasa a ser prioridad.
¿Cómo fue variando tu set de pedales en el tiempo? ¿Qué efectos cambiaron en tu nueva etapa solista?
Durante muchos años casi no usé pedales. Me gustaba la idea de tocar con guitarristas que manejasen montones de timbres diferentes y yo solo tener el Big Muff en el piso. Pero al ser productor me gustaba coleccionarlos y ponerlos a disposición de los guitarristas a los que grababa. Un día decidí armarme una pedalera, creo que fue cuando empezamos a ensayar lo que sería El final de las primaveras y fue un viaje de ida. El orden que armé para tocar solo es distinto, con el Shallow Water en lugar del Big Muff. Lo que cambia es principalmente que toco con un pulso mucho más suave, y tal vez mucha más distorsión. Trato de buscar la intensidad que me permita mantenerme alrededor del momento de quiebre del sonido, tan suave que sea limpio, pero que se desboque si presiono un poco. Y prefiero hacerlo con el toque más que con la perilla de volumen. El afinador está en ese lugar extraño porque me gusta poder prenderlo para afinar inmediatamente después del fin de un tema, y estando así mutea todo menos las colas del Belle Epoch y el Flint.
¿Seguís probando pedales nuevos? ¿Cuál te gustaría incorporar?
Siempre hay un montón de cosas nuevas que me fascinan y en general están fuera de mi alcance o me doy cuenta de que no las necesito tanto. Soy un nerd del sonido, no puedo evitarlo. Este es un momento muy creativo para el diseño de pedales. Me gustan las cosas simples que hace JHS o Catalinbread, pero también las más osadas como Chase Bliss o Cooper FX. Y hay un campo nuevo con pedales en donde uno arma sus propios sonidos, por ejemplo el Empress Zoia, que es para mí lo que fue el Octatrack para los samplers, o el Organelle para los sintes, una plataforma super abierta en la cual uno diseña cuáles son los procesos.
¿Qué pedales de producción nacional recomendás?
Me gustan mucho los Cluster. El Heaven & Hell es fantástico, el Dragon-71 es mi Big Muff para viajes, el Cosmos Vibe me encanta también. Y el grabador Geloso modificado como ampli lo usé últimamente para procesar guitarras y teclados y está genial. Pero hay mucha gente haciendo cosas lindas.
¿Con qué guitarras y equipos se completa tu sonido?
Me encantan las Telecaster. La que uso ahora la armé yo con partes sueltas, la pinté y le puse el hardware que quería. Es una Thinline de caoba con P90s. Pero amo también las Mustang, Jaguar y Jazzmaster, las Rickenbacker y las Grestch. Me cuesta encontrar mi sonido con humbuckers. En cuanto a amplificadores, mis preferidos son los amplis cuya saturación proviene de la válvulas de potencia y no de las del pre, o sea Fender Deluxe o Super Reverb, Vox AC30 o AC15. Y que no pasen de los 50w, si no son inmanejables (por mí). Y me gustan también las distorsiones directo por línea. El EP “punk” de Valle de Muñecas es casi todo así.
Manza Esain se presenta el 12 de diciembre a las 18 h en Morro Café (Pasaje Echeverría 1677, CABA), la entrada es libre y gratuita. Escuchá sus últimos singles en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).