En su esperado primer disco, la cantautora porteña María Codino se aventura en una travesía de exploración personal y expresiva, inmersa en un amplio abanico de sonoridades. Esta búsqueda se entreteje con las experiencias de viaje y las reflexiones geográficas, formando la base conceptual de Tiene que haber un mapa.
Desde canciones situacionales hasta épicas conmovedoras y algunos destellos de experimentación, la artista se enfrenta a las emociones colectivas de un mundo post pandémico, destilando confusión, contradicciones y una tenaz esperanza. Producido por ella misma, el disco emerge como una manifestación completa de la visión de Codino, una artesana de la canción que rebosa vitalidad y autenticidad. Así, Tiene que haber un mapa nos sumerge en su universo artístico y nos guía a través de un laberinto de sonidos que resuenan en lo profundo de nuestras propias emociones.
Para María, cada aspecto sonoro se interconecta en su mente desde una perspectiva holística que contribuye a la riqueza de sus composiciones. “Suelo pensar las canciones de un lado bastante integral -afirma en conversación con Indie Hoy-. A la hora de hacerlas, me gusta pensar tanto en la estructura, la melodía, la letra, como también en la producción. Yo lo veo como un todo, se me hace bastante difícil de separar una cosa de la otra”.
La transición de intérprete a productora conllevó un proceso de aprendizaje marcado por la experimentación y la superación de obstáculos. Desde sus inicios, María se esforzó por dominar este nuevo territorio, trabajando incansablemente para perfeccionar su técnica y lograr que sus canciones resplandezcan con la fuerza que imagina. “Yo antes tocaba en bandas, ahí componía y hacía los arreglos -cuenta-. El primer EP fue un poco así. Trabajo mucho desde casa armando las canciones, después yendo a grabar lo que hace falta regrabar o por ahí grabar la batería en vivo. El proceso siempre lo hago tranquila, pensando, borrando, volviendo a armar”.
En su EP anterior, Ese fragmento velado de 2020, Codino colaboró con el productor Estanislao López y esta dinámica de trabajo se mantuvo en parte de su álbum debut. Tres de las canciones -“Desconcierto“, “Nöche” y “Decir hacerlo“- fueron creadas en conjunto: María aportó las canciones y los arreglos iniciales, mientras que Estanislao pulió el sonido de las guitarras y sumó algunos sintetizadores que tenía en su estudio casero. “En general, la estructura y la canción en sí sale de casa, pero después se trata de ir tercerizando por distintas partes -explica Codino-. Es medio un collage, me gusta esa libertad de poder jugar con los recursos, los tiempos y todo lo que tenés a mano en el momento”.
Esta libertad creativa es el viento que refresca el alma de María Codino y le permite esculpir su música en el tiempo. Cada arreglo esconde un tesoro, una porción del sendero emprendido. Por ejemplo, recuerda que durante un verano de escape en una casa quinta, lejos de la bulliciosa Buenos Aires, llevó consigo su equipo para revolotear en melodías bajo el sol. Este retiro le brindó el espacio sagrado para crear, un rincón de libertad donde la creatividad fluyó como un río incontenible.
Yendo a lo profundo de su disco, María ofrece una visión esclarecedora de la dualidad conceptual que subyace en Tiene que haber un mapa. El álbum oscila entre la introspección y la exploración, mientras encarna su búsqueda de respuestas en medio del entramado de la vida y las emociones humanas. El título del disco emerge como una brújula que guía su andar a través de este paisaje sonoro repleto de matices y descubrimientos.
“El disco tiene una correlación en el sentido de la búsqueda -afirma la artista-. Creo que hay algunas canciones que tratan más sobre una exploración interna, una búsqueda en lo personal, y otras que son más una búsqueda hacia el afuera, de lo que una está rodeada, de lo que ves que sucede pero por ahí no entendés. En ese cuestionamiento, tiene que haber un mapa: tiene que haber una respuesta, una dirección, una señal orientativa”.
En el último tiempo, Codino visitó diferentes partes del mundo, alejándose de su cotidianidad y moldeando su perspectiva artística de manera significativa. Su viaje a Europa, que abarcó tres meses, la llevó a recorrer diversos países con características distintivas. Este periplo inspiró la primera canción del álbum que toma su nombre de un guiño a Eslovenia. “‘Cockta’ es una marca de Coca-Cola nacional que tienen allá. Es su Manaos del comunismo y les quedó como hito nacional- dice María-. Siempre soy muy curiosa con esas cosas, como de las gaseosas de otros países. Me quedó esa palabra en la cabeza, y justo esa canción la hice con una imagen visual que me había quedado de Eslovenia, sobre todo de la capital donde había muchas casas tomadas y abandonadas de la época comunista”.
El espíritu de búsqueda del disco se fue mezclando con los viajes y el escenario post pandemia con el que se encontró al regresar a Buenos Aires. “Cuando volví me encontré con que un montón de mis seres queridos ya no estaban viviendo en Argentina -cuenta-, muchos se fueron a vivir súper lejos. Todo ese sentido geográfico, de direcciones y de búsqueda, me parecía que englobaba el concepto del disco dentro de lo que fue pasando después de la pandemia”.
“Desconcierto” es una de esas canciones que Codino tenía guardada en su repertorio desde hace tiempo, y lo asombroso es que su máxima transformación ocurre sobre el escenario. En sus presentaciones en vivo, la canción toma una fuerza más rockera y adquiere una nueva vida que se fusiona con la evolución estilística del disco. “Esa es una de las canciones que yo siento que habla de esa búsqueda hacia el afuera, de por ahí no comprender mucho qué está pasando alrededor, y el ruido de la ciudad y el caos -asegura la cantautora-. Me gusta el recorrido que se terminó generando con las canciones porque son como un camino”.
Al igual que en un mapa, Codino trazó el recorrido de su disco con precisión, creando una road movie de ensueño que inicia y concluye en un círculo perfecto. “Al disco yo lo había pensado con que arranque con ‘Cockta’ y termine con ‘Ataques que calmé‘, ya que siento que son las canciones que van por el lado más experimental. En el medio, hay algunos que son más rockeros y otros que de golpe, como ‘Nöche’, son más tranquilos. “Cine especial” es un punto medio, ya que está en el medio. A la hora de armar el repertorio me costó un poquito ir ordenando los momentos”.
María no se sentía cómoda con la idea de incluir canciones por simple relleno. En su proceso de selección para el álbum, optó por un enfoque minucioso, eligiendo cuidadosamente las siete canciones que formarían parte de su obra. Su criterio fue claro: cada canción debía resonar con ella personalmente y la hicieran sentir una auténtica afinidad. Incluso llegó al punto de eliminar una canción a último momento que no cumplía con esta exigente norma, demostrando su compromiso con la integridad artística. En su lugar surgió “Aforismos”, su colaboración junto a la cantautora platense Carmen Sánchez Viamonte.
“‘Aforismos’ fue una de las últimas canciones que compuse, la produje y después sumé a Carmen. Con ella nos conocíamos de cruzarnos en festivales y shows. Quería invitar a una voz femenina para esa canción y pensé en ella, porque siempre me encantó su onda de tocar con la guitarra eléctrica en vivo. Le dije, se re copó, y al lunes siguiente ya estaba en el estudio conmigo para grabar las voces”.
En el último adelanto del disco, “Cine especial“, Codino escarbó en la noción de la felicidad compartida que a menudo nos esquiva. En un mundo saturado de espectáculo social, la canción se convierte en esa función de la película que parece ofrecernos un escape. Con una instrumentación minimalista y arreglos precisos, la voz de Codino se entrelaza con la calidez de Nico Alfieri -el cantante de Todo Aparenta Normal– y el resultado es conmovedor. “Yo quería una voz más grave, carrascosa -recuerda Codino-. Me imaginaba un registro así que sume algo a esa canción más melancólica. Estábamos buscando, ¿quién puede ser que tenga la voz medio así? Un amigo me dijo sobre Todo Aparenta Normal y Nico se copó de toque. No nos conocíamos personalmente y se copó con muy poco tiempo. Grabó las voces con la mejor onda, fue todo muy instantáneo”.
Codino encuentra inspiración en diversas fuentes que la transportan a mundos desconocidos y generan postales que influyen en su proceso creativo. La capacidad de traducir esas atmósferas es una de las características distintivas en la génesis de Tiene que haber un mapa. “Muchas veces me inspiro en cosas que no son musicales: películas, libros, o por ahí, simplemente una charla -cuenta-. Me pasa mucho de retener una frase que escuché hablando con un amigo, sin mucha relevancia, pero al resignificarla cambia todo. Y de hecho el disco tiene algunas de esas frases. Me gusta eso, aislaras un poco de su contexto y llevarlas a otro concepto”.
Ella sabe que más música verá la luz, y este disco continuará siendo una parte esencial de su propia evolución. Las canciones se reinventan, y María disfruta de esa transición de la composición a la producción y, finalmente, a la interpretación en el escenario con el corazón desangrado. “Toda la música la siento como una fotografía de cada momento, algo que tiene algo tuyo -concluye-. Para mí, es una búsqueda siempre en presente”.
María Codino se presenta el jueves 26 de octubre a las 20:30 h en La Tangente (Honduras 5317, CABA), entradas disponibles a través de Tickethoy. Escuchá Tiene que haber un mapa en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).