En las canciones de Sol Marianela se puede apreciar el trabajo de construir un mundo propio basado en lo que a cualquiera le sucede; en una cotidianeidad sensible que se escupe con la crudeza característica de una creatividad fuertemente inquieta, lúdica; pero sin embargo, certera, directo al corazón. En 2014 salió Hasta nunca, su primer álbum en solitario y luego incursionó en el formato banda con Amor en la Isla, banda con la cual publicó Playa crocante a mediados del año pasado. Para quienes la conocimos cantando sus canciones en formato acústico, significó una interesante incursión en reglas de un juego distinto, para el cual, sin embargo, sus melodías estaban más que preparadas: ya en ese primer disco (y como lo confirman grabaciones y demos que se pueden escuchar por ej. en bandcamp) esa energía fresca y distorsionada sobrevuela todo el ambiente. Este domingo vuelve a subirse al escenario en solitario, lo cual coincide con una búsqueda ya anunciada (paralela a su proyecto en banda) de componer y producir canciones con otro tipo de matices, lo que efectivamente refleja la variedad de sus inquietas potencialidades creativas. Las influencias más desprolijas que se escuchan en su música (garage, rock, punk, grunge) se tamizan con una sensación amigable, despreocupada y de sincera espontaneidad que permite sentir una fuerte identificación con ese mundo propio. Dialogamos con ella sobre sus primeros recuerdos rockeros (primicia: los nombres de sus primeras bandas de infancia), la música en el ambiente de la intimidad familiar, los viajes, los grupos con las que le gusta compartir escenario y sobre lo que prepara para su próxima fecha, ya no como Amor en la isla sino (reacomodamos las letras) como Sol Marianela.
¿Estás trabajando en nuevas canciones? ¿Qué momento están atravesando creativamente tanto Amor en la Isla como tu proyecto solista?
Tengo muchas canciones nuevas. No está del todo claro aun si alguna irá a parar a Amor en la isla; lo mas probable es que el puñado de canciones tristes de desamor vayan a parar a mi segundo disco solista, del cual hasta ya tengo el nombre pero aun no lo voy a contar. Con Amor en la Isla acabamos de grabar dos temas nuevos, uno va a formar parte de un compilado que saldrá en vinilo en España. Y el otro por ahora nos lo guardamos, pensando en el próximo disco que queremos grabar el año que viene.
Como cantautora sos muy prolífica. ¿Cómo definís qué canciones van para cada proyecto?
Si por mí fuera grabaría todo con Amor en la Isla. Pero entiendo que algunas canciones son demasiado personales y reflejan mi forma de pensar y no exactamente la de mis compañeros de banda. Generalmente cuando hago canciones se las muestro a los chicos para que me digan si les parece que van para la banda o no. Y el filtro son las letras, las letras son las que definen en qué proyecto se quedan. Pero está bueno: si todo fuera a parar a Amor en la Isla, nunca llegaría a existir mi segundo disco, recordemos que el primero se llama Hasta Nunca porque la idea era enterrar mi proyecto en solitario, jaja. Compongo sin pensar el fin de las canciones, y eso está bueno porque puedo hablar sobre lo que se me ocurra. Aunque generalmente escribo sobre sentimientos personales, ya sean de amor, de calor, de miedo, de que no tengo más cerveza… (eso es un gran sentimiento de pena)
Si bien empezaste a tocar sola, las canciones de tu primer disco, tanto desde la composición como en la producción, tenían una impronta muy de la crudeza del show en vivo y que anticipaba el formato power trío posterior; luego nació Amor en la Isla como banda, como proyecto aparte que, sin embargo ya desde el anagrama del nombre te tiene como motor y cara más visible. ¿De qué surgió esa necesidad de formar un nuevo proyecto, escindido de lo que fue tu primer disco?
Bueno la cuestion es que con Nacho (Flores, bajista)venimos tocando juntos hace siete años, no grabó en mi disco solista por una cuestión de tiempo, practicidad y economía. Hicimos todo con el productor para hacer más rápido y gastar menos. Esa es la verdad. Pero me sentía culpable digamos, de ir por la vida como solista cuando siempre fuimos una banda. Así que me fui de viaje a España post Hasta Nunca, no sabía qué iba a hacer de mi vida, y allá, después de seis meses, elegí volver y seguir tocando pero ya con nombre de banda. Aunque era muy importante no cortar con lo que habíamos hecho tantos años, por eso el nombre con el que nos quedamos fue “Amor en la isla”, la mayoría de la gente no lo sabe, pero sí, es un anagrama de mi nombre porque es una extensión de mí. Sin embargo, si en algún momento Nacho deja la banda ya no seguiríamos siendo Amor en la Isla. Por un lado por lo musical; por otro lado porque tenemos una impronta visual re marcada gracias a que Nacho es ilustrador y eso una parte re importante de la banda. Y por otro lado porque Gregorio ya dijo que si un día Nacho deja la banda él la deja tambien. Chicos, la banda es Nacho jajaja.
Tengo entendido que ya desde el ambiente familiar en tu infancia tuviste contacto con el ambiente del rock. ¿Qué escuchabas en ese momento? ¿Cuándo comenzaste a escribir tus propias canciones?
Mi recuerdo mas lejano es a los 6 o 7 años pidiéndole a mi papá que compusiera canciones para que cantáramos con mi prima Daniela, y luego grabarlas en su porta estudio. Mi viejo laburaba en un negocio de fotografía y audio, así que yo agarraba cassettes vírgenes y les hacía el arte de tapa. Primicia mundial, mis dos primeras bandas a esa edad eran “Flores y Caritas” y “Garfield”. Jajaja, cualquiera. A los 7 empecé a escribir cuentos y recién a los 11 ya viviendo en Buenos Aires armé un trío cual Spice Girls de chicas, empecé a escribir canciones y ensayábamos en los recreos. Teníamos dos cuadernos llenos de temas. Pero recién a los 16 compuse letra y música. Nadie me obligó, ni me mandó a estudiar ningún instrumento, así que me llevó muchos años empezar a tocar. Y en mi casa se escuchaba música horrible, Ace of Base, Machito Ponce jajaja. Mi viejo no escuchaba música delante nuestro, lo hacía en privado. Mi mamá escuchaba la música que pasaban en el gimnasio supongo, y Serrat y Sabina para limpiar la casa. Recién en el 2000, a los 14 años, descubrí el rock, el trip hop, el funky, el reggae, todo, gracias a millones de cassettes copiados de mil géneros, que trajo a casa el entonces novio de mi vieja que además me enseñó unos acordes y el cifrado americano.
¿Qué proyectos actuales musicales (independientes o no, dentro o fuera del rock) te llaman la atención?
Actuales me gustan Courtney Barnett, Angel Olsen, Julien Baker, Twin Peaks y después sigo escuchando Best Coast, Paramore, Wavves, etc. Últimamente además le estoy dando mucho play a los últimos discos de Natalia Lafourcade.
El año pasado dijiste: “Que haya una chica al frente de una banda a mucha gente le molesta”. Sin embargo, durante los últimos años dos años aparecieron varias propuestas musicales con impronta femenina. ¿Cómo ves el lugar de las mujeres en la música actual independiente? ¿Qué otros proyectos en los que participen chicas te gustan o te interesan? ¿Con cuáles te gusta o te gustaría compartir escenario?
Me gusta mucho compartir escenario con Las Piñas porque me divierte su música y sus movimientos en el escenario. Generalmente, cada vez que aparece una nueva chica en Buenos Aires haciendo música “indie” me acerco, me presento y trato de armar algo juntas, creo que así fue con, por ejemplo, Tani. Y de hecho con Las Piñas también porque las descubrí en España en Bandcamp y cuando volví les hablé y empezamos a compartir fechas. Creo que a nivel mundial hay miles de chicas haciendo música con gran presencia y talento. Pero son pocas las que pueden hacerlo a nivel profesional, o sea, para vivir de la música tenés que tener mucha suerte o ser unx sex symbol. Si los festivales programan 8% de música femenina, si las radios pasan mas Chanos que Natalias… da la impresión de que no hay tantas mujeres en la música, pero lo que no hay es espacio y difusión.
Sos de Villa Gesell, viajaste por España, ahora vivís en el Oeste de GBA… ¿Cómo influencian los lugares de la cotidianeidad en tus canciones? En Playa crocante, por ejemplo, te servís del mar como hilo conceptual de las letras.
Sí, sin buscarlo Playa Crocante fue un disco que giró alrededor del mar, también porque la banda recién nacía y estábamos buscando un concepto, y nos gustó eso sumado a que tenemos una Isla en nuestro nombre. Pero fuera de eso, el mar es parte de mi vida y mis historias. En Hasta Nunca o en el primer EP de Amor en la Isla hablo de las casas que alquilo, las que no tengo, las que veo vacías, las que dejo de habitar. Tengo un tema que habla de Morón… canto sobre todo lo que vivo. Ahora me mudé a un departamento en un edificio, con vecinos y ascensor por primera vez en 19 años… vamos a ver qué sale de esto.
En ese disco de Amor en la Isla (si bien hay mucha variedad de influencias en el sonido) predomina mucho el formato de guitarra, bajo, batería y voz, con carácter garagero. ¿Sentís que es el sonido definitivo del estilo de la banda? ¿Qué otro tipo de géneros te gustaría experimentar con tus canciones, ya sea solista o con Amor en la Isla?
Por ahora me sigue interesando el formato de banda de rock, me gustaría tener otra guitarra en la banda, también un sinte. Pero no es algo que estemos buscando. Quizá nunca dejemos de ser un trío. Y a nivel género, no sé, yo compongo las canciones con una guitarra, después vamos viendo cómo las adornamos.
Este domingo vas a estar tocando en vivo en formato solista después de mucho tiempo de tocar en banda. ¿Con qué se puede encontrar el público?
Canciones nuevas, algunas que ya conocen también, pero tengo muchas ganas de cantar los ultimos temas que hice, de ese futuro segundo disco.
Vas a compartir escenario con La Piba Berreta (Lulu, cantante de Los Rusos Hijos de Puta) y también Mora (cantante de Riel). ¿Qué te generan sus propuestas musicales, más allá de las diferencias de estilo y búsqueda musicales?
Me encanta Riel y me intriga mucho lo que vaya a tocar Mora sola. Las tres propuestas van a ser re diferentes, algo más experimental, algo más punk y yo en esta ocasión voy a ser la melosa.