Cuatro años después de su última presentación en nuestro país, The Drums volvió a quitarle la apatía tradicional y convirtió su show en el Teatro Vorterix en una auténtica fiesta de fin de semana. Si bien en 2018 la banda tuvo la cualidad de pisar las brasas del escenario que Gang of Four hizo arder al día anterior, su más reciente visita será siempre recordado por la carga emocional de sus seguidores ligada al emblemático disco de la banda, Portamento (2011). “Es mi gira favorita de todas las que hice hasta ahora y es algo tan lindo de poder decir”, afirmó el cantante y compositor Jonny Pierce en diálogo directo con Indie Hoy.
A raíz del aniversario número diez de aquella obra, el carismático frontman oriundo de Brooklyn hechizó a la audiencia con un repaso íntegro de su segundo trabajo discográfico. Por supuesto sonaron hits de la talla de “Days”, “I Don’t Know How To Love” y “What You Were”, junto a joyas como “How It Ended”, “Please Don’t Leave” y “Hard To Love”, entre otras. “Amo esta ciudad. Cada vez que vengo acá lo siento como un lugar en el que podría vivir. Tiene la energía loca de Nueva York o Berlín, tiene ese caos, pero de una manera divertida y estimulante. Amo la energía y amo a la gente, por eso se siente tan bien volver. Siempre que tocamos en Buenos Aires los fans son tan amorosos, y para mí es muy importante poder sentir eso arriba del escenario”, develó Pierce con una sonrisa de oreja a oreja luego de poner una mano sobre su corazón.
Portamento no solo significó la rápida consagración del proyecto comandado en aquel entonces por Pierce y Jacob Graham, sino que además fue un prontuario de indie pop fascinante y elemental para la época con suma vigencia retroactiva en la actualidad. Hoy por hoy, la explosión de “Money” en TikTok es una clara demostración de los efectos adjuntos a la década ganada de The Drums. Porque diez años pasan volando y los clásicos nunca mueren. Pero hay algo más valioso en este álbum, previo a cualquier tipo de laureles, que se desprende al ahondar los misterios suscitados del vocablo.
Para el diccionario, “Portamento” es un término musical que describe el paso deslizante de una nota a otra. Metafóricamente guarda relación con lo que Piece recuerda acerca de la etapa previa a su concepción: “Cuando publicamos nuestro primer álbum la discográfica nos preguntó: ‘¿Qué tan rápido pueden sacar otro? ¿Pueden hacerlo en seis meses?’. Nos pareció una locura, pero lo terminamos en menos de seis meses”. Sin embargo, hilando fino, la definición subjetiva y más apropiada puede hallarse en la cima del repertorio: para Pierce, Portamento es un libro de revelación.
Hijo de un matrimonio profundamente religioso, Jonny se crío bajo la rigidez de la iglesia pentecostal. Con el paso del tiempo, los cuestionamientos invadieron su adolescencia y las convicciones que rompieron el lazo familiar derivaron en las catorce canciones de Portamento, un disco confesional en el que escribió acerca de su vida personal con tanta rebeldía como melancolía. A diferencia de su antecesor, el vocalista entendió que la música canaliza el descontento del espíritu para subsanar las heridas mediante melodías joviales que marcaron a toda una generación de almas incomprendidas en búsqueda de contención.
Ya pasaron más de diez años desde Portamento, ¿qué representa este disco para vos hoy en día?
Es muy especial, porque fue el primer álbum que escribí en el que sentí que estaba siendo realmente sincero acerca de mis sentimientos. En un sentido fue el principio de un capítulo en el que todavía estamos, el de escribir música que sea honesta, vulnerable y significativa. El álbum debut y el EP fueron más musicales, cantaba sobre la playa y surfear, algunas canciones de amor, pero eran ideas tontas. Portamento comenzó algo un poco más serio. Lo que siento por Portamento siempre está cambiando, porque si bien el álbum se queda igual, el mundo y todos nosotros siempre estamos cambiando. Es difícil decir exactamente cómo me siento con él, pero estoy agradecido de que esté ahí afuera. El álbum significó mucho para demasiada gente a lo largo de todos estos años.
¿Es verdad que lo escribieron en la cocina de tu departamento? ¿Por qué?
No soy realmente una persona del estudio. Creo que lo que yo hago es único y precioso. Entonces, grabar mis canciones y llevarlas a un estudio para hacerlas pasar por todos esos filtros y sistemas que todo el mundo usa, lo hace un poco menos especial. Porque todos están usando el mismo estudio y el mismo productor, yo trato de mantenerme alejado de todo eso y hacer música yo mismo. Quiero ofrecerle eso al mundo. Es como si yo fuera un pintor y estuviera trabajando en un cuadro durante un año y después se lo doy a alguien que no conozco y le digo: “¡tomá, pintá sobre mi cuadro!”. Nunca entendí eso. Creo que la gente está tentada a usar estudios, productores y hacerlo en una forma “profesional” porque quieren hacer un poco de dinero. Quieren hacer grandes canciones que suenen en la radio, en cambio yo siempre quise que The Drums suene pequeño y acogedor como una frazada. Algo dulce, triste y tierno. Fui a varios estudios y no me siento cómodo en ninguno. También sucede que soy gay, y como la mayoría de productores que conozco son heterosexuales, de alguna forma toman esa parte mía y la quitan. Espiritualmente para mí es importante no tener un montón de varones heterosexuales que vengan y me digan: “bueno, ahora vamos a hacer las canciones un poco más hetero”. Prefiero ser gay, auténtico y no tan conocido.
¿Qué recordás del momento posterior a su lanzamiento? ¿Cuál fue la reacción de la gente?
Cuando Portamento salió la gente pensaba “ahora que The Drums son famosos, van a hacer un álbum grande”, y nosotros decidimos mantenerlo pequeño. Mucha gente no estaba esperando eso y no escucharon el álbum en profundidad. Después de un año o dos empezaron a escucharlo lentamente, y al día de hoy creo que es nuestro disco más querido. A veces hay que tomar ese riesgo, para mí es más importante que la fama y el dinero. Al final de mi vida quiero poder mirar atrás y decir que realmente honré mi espíritu artístico. No soy perfecto en ello, pero te aseguro que lo estoy intentando.
Mommy Don’t Spank Me (2021) es un álbum muy ligado a la coyuntura de Portamento. El hecho de liberar esas canciones que dejaste a un lado en su momento y guardaste durante tantos años, ¿fue consecuencia del aniversario o del aislamiento pandémico?
Un poco de ambas. Son canciones, lados B y rarezas que tuve guardadas mucho tiempo. Está bueno que hayan salido, ya que a veces me olvido de su existencia. Cuando escribo para un álbum me enfoco mucho y me pongo muy serio, entonces cuando me piden canciones extra por fuera del álbum me divierto haciéndolas. Son estas cosas más tontas que no tienen que entrar en el repertorio. Después termino haciendo algunas de mis canciones favoritas, porque no soy tan pesado con ellas. Uso elementos que no hubiese usado y termino diciendo “uff, ojalá esto estuviera en el disco”. Así que Mommy Don’t Spank Me está lleno de todo eso.
¿Podés hablarnos sobre la foto que modificaste sutilmente para reutilizarla después de una década en la portada de Mommy Don’t Spank Me?
Soy yo de chico, no recuerdo cuándo me la sacaron. Cambié algunos detalles sobre esa foto. En Portamento me sentía retratado como me percibían mis padres, como haciendo algo malo por ser gay, por eso los ojos rojos. Después quise cambiar, porque me sentía diferente y me veía como soy: hermoso. Entonces saqué los ojos rojos y di vuelta la cruz que estaba en la pared para corregir la narrativa.
¿Te considerás una persona nostálgica o más bien indiferente al paso del tiempo?
No amo la nostalgia, pero sí la idea de ella. Te doy un ejemplo, en Estados Unidos la gente vive diciendo “hay que hacer al país grandioso de nuevo”, el verso de Donald Trump. ¿Y qué fuimos? Fuimos misóginos, racistas y homofóbicos, nunca nada grandioso. En mi experiencia personal, estuve trabajando en aprender a amarme como soy, porque durante mucho tiempo no me agradaba quién era. Así que estoy intentando amarme a mí mismo y al mismo tiempo dar amor en una forma real y significativa. Estoy avanzando y no quiero volver atrás. Mientras digo eso, creo que puedo decir que estoy más feliz que nunca en mi vida. Estoy bastante contento estos días. A veces cuando tengo que escribir algo más triste, viajo en el tiempo y escribo como el Jonny melancólico del pasado, porque no estoy así ahora. Creo que ser nostálgico es romantizar el pasado y yo no lo hago más.
Escuchá a The Drums en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).