Para White Lies, los días más oscuros del aislamiento llegaron en un momento tan brillante como insólito para su propia historia: después de una larga gira en 2019, quizás la más exitosa de su carrera, que los consolidó como una de las bandas más expansivas de la actualidad británica, se encerraron a grabar un disco que los hizo pelearse tanto que casi, casi, los disolvió. Pero ahora que los días son apenas más optimistas y soleados en el fin del invierno europeo, la banda oriunda de Ealing está estrenando As I Try Not To Fall Apart, un flamante sexto trabajo que adelantan desde diciembre pasado y una de las mejores entregas de su década de historia.
El disco propone diez canciones como microletaos que parecen retomar el sentimiento etéreo de nuestra época enrarecida: colonias espaciales distópicas de personas que se niegan a explorar el universo, hombres aislados, hombres que desaparecen enterrados en casas que se llenan de arena, o que vagan por ciudades vacías. “Nunca ha habido un momento más urgente para difundir el mensaje de que está bien no estar bien”, dijo Charles Cave, bajista y letrista de la banda. Después de su single homónimo y los adelantos “I Don’t Want To Go to Mars”, “Am I Really Going To Die” y “Blue Drift”, White Lies libera por fin este disco de larga duración que conserva la épica de las guitarras y sus letras confesionales, pero que por primera vez confía muy decididamente en el pop como género y consigna filosófica. Con As I Try Not To Fall Apart el trío vuelca sus camisas negras y su existencialismo invernal a pequeños himnos que se pueden bailar. Bailar solos, claro, quizás, pero bailar al fin y al cabo. Sobre eso, sobre ser una banda en el pico de su carrera que atraviesa una pandemia y acaso sobre Elon Musk, habla el vocalista Harry McVeigh en entrevista para Indie Hoy
Si bien las letras del nuevo disco son inquietantes y muy narrativas como siempre, el álbum está lleno de una artesanía pop que al público le ha parecido una novedad.
Sí, yo lo siento así, tenés razón. Aunque no es algo en lo que pensemos demasiado, es más instintivo. El momento más pop del álbum es la canción que da nombre al disco, “As I Try Not To Fall Apart”. El sonido de esa canción es muy, digamos, ¿lindo?, no hay disonancias ni guitarras, es una canción electrónica, y fue producida de la misma forma en la que muchas canciones pop son producidas hoy, con su batería electrónica y bailable. Ese fue un gran punto de partida del disco, hicimos eso con Charles en casa y después en el estudio dijimos “este es el camino”. Yo creo que esto funciona así, y no se debería sobre pensar mucho cómo la gente va a reaccionar a las cosas nuevas que uno está haciendo, uno debería simplemente asegurarse de hacer lo mejor que se puede hacer, así que eso intentamos. Creo que en otros discos también lo hicimos un poco, coqueteamos con eso, la canción “Tokyo”, por ejemplo, del disco anterior, es muy pop, quizás tiene más guitarras, pero bueno, ahora seguimos naturalmente ese camino.
“As I Try…”, que encamina un poco la impronta del disco, es una canción muy luminosa, la letra es una pequeña historia muy oscura y en el video literalmente aparecés siendo enterrado vivo…
Sí y fue muy bueno, no diría que fue desagradable, me sentí muy bien siendo enterrado en arena, te tengo que decir. Lo peor fue después cuando tuve arena en cada parte de mi cuerpo para siempre. Pero sí, amo ese video. Creo que una de las mejores cosas de este disco es que hay mucha variedad, las canciones suenan muy diferentes entre sí. Algunas son bastantes más pesadas, casi punk rock, y después otras de pop muy luminoso, todo eso le da al disco un espíritu narrativo, se siente como estar en una película. Un mensaje global contenido en varias postales.
En el primer single, “I Don’t Want To Go To Mars”, ustedes y sus fans picanearon bastante a Elon Musk en redes porque, bueno, no tienen tantas ganas de ir al espacio, una consigna espectacular.
No recibimos ningún comentario de Elon, lamentablemente. Aunque no creo que sea muy fan nuestro porque: no queremos ir a Marte y la canción es bastante cínica. Quizás algún dia nos responda, ojalá lo envíe desde el espacio.
El devaneo existencial y cierto aire mortuorio es un tema recurrente en varios de sus trabajos anteriores. Ahora que este virus acercó la idea de muerte a una base un poco más cotidiana… ¿Pensás que estos días extraños influyeron de una forma diferente en el clima de este nuevo disco?
Diría que la cuarentena y el virus contribuyó mucho más a la forma en la que hicimos el álbum que al contenido de las letras. Tuvimos muchos problemas para comunicarnos, mucho desencuentro entre nosotros, trabajamos a distancia, nos peleamos, y además hicimos una sesión larguísima en el estudio porque estábamos apurados: en ese momento todavía pensábamos que íbamos a poder salir de gira la primavera pasada y eso obviamente no sucedió. Cuando todo colapsó de nuevo, no estábamos contentos con el material que habíamos grabado y dijimos: “bueno, tenemos un año más de esto por delante, ¿por qué mejor no nos juntamos de verdad y vemos si podemos mejorar el disco?”. Entonces eso hicimos. Y nos pasamos varios meses más componiendo, hicimos canciones nuevas juntos y eso hizo del álbum algo muy, muy, diferente a como estaba en la primera sesión. De hecho, al final teníamos 16 canciones para elegir, terminamos en 10 y creo que son canciones muy buenas, muy interesantes. La pandemia cambió todo pero lo hicimos muy bien al final. Estamos muy orgullosos de este disco.
Puede ser una idea perezosa pero, ¿dirías que el disco funciona como un soundtrack pandémico?
Cuando hacés música confíás en tu instinto, y tus canciones indefectiblemente están impactadas por lo que sucede afuera y siento que eso lo podés escuchar, podés escuchar ese clima en las canciones, sin duda. Pero nosotros nunca escribimos letras sobre contingencia, eso inmediatamente fecha el disco de alguna manera, lo hace menos reconocible en el futuro, quizás lo escuchás en 10 años y ya no pensás lo mismo, o el mundo no es el mismo. Charles, que es quien escribe las letras, lo hace sobre cosas más amplias, más universales, esos sentimientos están en el álbum pero no son explícitos.
Al mismo tiempo, ustedes estaban en su propia crisis creativa, o comunitaria…
Sí, por eso quizás no diría que es el soundtrack de la pandemia, pero quizás sí el soundtrack de tener una banda en una pandemia. No se sintió catártico, sino más bien se sintió como un trabajo muy duro. Peleamos muchísimo al principio, dejamos de hablarnos incluso. Creo que la segunda sesión fue más catártica, sí. Cuando por fin estábamos juntos y en marcha para hacer lo que hacemos, que es trabajar en banda, en conjunto. Ya llevamos 12 años y nos hemos vuelto muy buenos en reparar cosas, claro.
Están a punto de empezar una gira europea bastante larga después de mucho tiempo de pausa, justo donde lo dejaron. ¿Están emocionados o inquietos por volver al ruedo?
En estos 12 años nunca hemos tenido un año entero donde no hayamos tocado, o no hayamos estado en la ruta, y usualmente, en un año malo, lo mínimo eran 15 shows, así que era raro de repente estar forzado a no hacer nada y luego intentar ser creativo de golpe. Fue un tiempo extraño y no ha terminado, así que quién sabe lo que vendrá, pero al menos hicimos un disco. Estamos muy orgullosos de este trabajo, por eso queremos tanto tocarlo. Cuando tocás en vivo ves la reacción del público y yo personalmente opté por no tener redes sociales, sobre todo en la pandemia, así que no me entero mucho de cómo el público está reaccionando a estas canciones nuevas y a lo que estamos haciendo ahora. Por eso, no puedo esperar a subirme a ese bus con toda la banda. En 2019, nuestra gira fue larga y solo pensábamos en llegar pronto a casa. No teníamos idea que no íbamos a tocar en más de dos años, y ahora no podemos esperar.
Escuchá As I Try Not to Fall Apart de White Lies en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).