Cuando se habla de guitarras eléctricas, hay dos marcas que siempre dominan la conversación: Fender y Gibson. Aunque Gibson se adelantó históricamente con sus instrumentos desde finales del siglo XIX, fue Leo Fender quien, desde su experiencia como técnico en electrónica, revolucionó la forma en que los músicos pensaban el sonido.

A diferencia de Gibson, que priorizaba la calidad del instrumento en sí, Fender estaba más interesado en cómo producir el mejor sonido posible. Así surgieron modelos icónicos como la Telecaster, la Mustang y la Jaguar, pero ninguna alcanzó la influencia de la Stratocaster, el modelo que marcaría un antes y un después en la historia de la guitarra eléctrica y el rock.

1976 Sunburst Fender Stratocaster 2
1976 Sunburst Fender Stratocaster 2. Foto: Reverb.

Su génesis

La Stratocaster comenzó a diseñarse en 1952 y llegó al mercado en 1954, apenas unos años después de los primeros éxitos de Fender con la Esquire y la Telecaster. Lo que diferenciaba a la Strat de sus predecesoras era su diseño estilizado y su tecnología innovadora: un cuerpo más cómodo, tres micrófonos versátiles y un mango que permitía explorar nuevas posibilidades sonoras. Su combinación de simplicidad, confort y capacidad de generar un rango de sonidos sin precedentes convirtió a la Stratocaster en un instrumento deseado por músicos de todo el mundo.

Entre sus primeros usuarios destacados se encuentran Eric Clapton, Jeff Beck y Hank Marvin, quienes ayudaron a consolidar su reputación. Más de 70 años después, la Stratocaster sigue vigente, imitada por numerosos fabricantes pero nunca superada en versatilidad y calidad sonora. Desde el rock y el blues hasta el jazz y pop, y utilizada por guitarristas como Jimi Hendrix, John Mayer, Stevie Ray Vaughan, David Gilmour, Kurt Cobain, Billie Joe Armstrong, Alex Turner, y Albert Hammond Jr., se coronó como una de las guitarras más emblemáticas y versátiles de la historia de la música.

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