Pod fue una revelación para el panorama musical del inicio de la década de los 90 y se destacó como uno de los discos debuts más prodigiosos de la escena. The Breeders era un grupo con descendencia directa a uno de los tótems del rock alternativo, Pixies, ya que tenía como protagonista a Kim Deal, la excéntrica bajista del grupo oriundo de Boston. La odisea de Deal en la música empezó cuando se unió a Pixies tras encontrar un anuncio en el diario local sin saber tocar el instrumento, y continuó con el deseo de manifestar un sonido propio desdeñado por su banda original. Pod es un ejemplo trascendental del desarraigo y empoderamiento femenino.
En 1988, Pixies se encontraba girando por Europa junto a otra banda de Boston, Throwing Muses, como teloneros. Fue en esta época cuando Deal y la guitarrista Tanya Donnelly formaron una amistad y compartieron aventuras nocturnas que comprendían borracheras unificadoras y salidas a recitales. Luego de asistir a una presentación de The Sugarcubes, el enérgico grupo que liderado por Björk, Deal y Donnelly decidieron darle empezar un proyecto juntas que iría en paralelo a sus respectivas bandas. Las unía la experiencia de sentirse menospreciadas por los demás integrantes y esta idea serviría de motor para este nuevo proyecto. Al principio les interesó la idea de crear un sonido pop bailable que las alejara de lo que venían haciendo, pero luego abandonaron ese plan y se propusieron potenciar la energía que les corría por la sangre haciendo lo que mejor sabían hacer: canciones poderosas y sensibles.
El nombre The Breeders surgió porque a Kim Deal le parecía graciosa la idea de llamar a un grupo femenino de la manera despectiva en que la comunidad LGTB refería a las personas heterosexuales. Deal había usado este nombre para hacer música en su adolescencia junto a su hermana gemela Kelley, a quien también invitó a participar en la banda, pero recibió una primera respuesta negativa por estar ocupada con otros proyectos. Deal y Donnelly comenzaron grabando demos de algunas de las canciones que terminarían siendo parte de Pod, y se los enviaron a Ivo Watts-Russell, fundador del prestigioso sello discográfico independiente 4AD que albergaba los trabajos de sus otras respectivas bandas. Así consiguieron once mil dólares para financiar sus grabaciones y contrataron al productor Steve Albini, quien ya había trabajado con Deal en las grabaciones del primer disco de Pixies, Surfer Rosa (1988). A pesar de tocar el bajo, Deal optó por la guitarra porque le resultaba más fácil para cantar, y reunió junto a Tanya Donnelly a Josephine Wiggsal en el bajo y a la violinista Carrie Bradley. Albini propuso al baterista Britt Walford quien aceptó bajo la condición de poder utilizar el seudónimo de Shannon Doughton para continuar con la premisa de ser una banda de mujeres, pero también para no enredar su labor como integrante de la banda Slint. Pod se grabó en Edimburgo en los Palladium Studios, en donde se pasaron diez días encerradas en pijamas trabajando en las canciones, durante los cuales también filmaron el video de “Hellbound”.
Uno de los primeros fanáticos de Pod fue Kurt Cobain, quien lamentó que Kim no cantara tanto en Pixies, ya que para él su mejor canción era “Gigantic”, cantada por ella. Esta cuestión se hizo eco en varios de los seguidores del grupo, algo que no fue para nada del agrado de Black Francis quien rechazaba constantemente las intenciones de Deal de incorporar sus canciones al repertorio de Pixies. Cobain quedó tan fascinado por el sonido de Pod que contrató a Albini para el siguiente álbum de Nirvana, In Utero (1993).
Durante la grabación de Doolittle (1989), el segundo disco de Pixies, la relación entre la bajista y el cantante del grupo se había vuelto tensa, y durante los discos siguientes la participación de Deal quedaría más relegada. Ella había denunciado el ego de Francis, y él opinaba que las canciones de Kim no se ensamblaban a la estética del grupo. Algo que parece errado y transparenta otro tipo de motivos, ya que muchos opinarían que las canciones de Pod hubieran funcionado perfectamente en Pixies.
Pero la magia de Pod justamente pasa por un desahogo descomunal con tintes de venganza contra la opresión de su talento. The Breeders se presentaba como una banda de chicas que se revelaba contra la misoginia de la industria de la música con canciones que reflejan un instinto salvaje, hipnótico y sexual. Pod busca atrapar solo lo esencial, elevando la crudeza de un sonido libre de arreglos. Guitarras estridentes, un bajo impetuoso y unas baterías relampagueantes le daban la identidad agresiva que predicaba su batalla. Pod delinea la franja emocional que existe entre el gruñido al orgasmo, en una relación simbiótica entre el deseo y la bronca.
El disco comienza con el infantil y siniestro tarareo de Deal en “Glorious”, una canción austera pero con una arritmia que amenaza con incinerar todo. Le sigue “Doe” con su vértigo exacerbado que se cristaliza en gritos ardientes y el bajo ruidoso de Wiggs. A pedido del productor, se dieron el lujo de grabar una increíble versión del clásico de protesta de The Beatles, “Happiness is a Warm Gun”. A The Breeders no le temblaría el pulso para ponerle su personalidad a canciones populares, y lo harían otra vez en 1992 grabando un cóver de “So Sad About Us” de The Who, una de los últimos trabajos de Tanya Donnelly antes de abandonar el grupo.
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“Oh” suena como un lamento invernal mientras se contempla la lluvia a través de la ventana, los violines le dan cierto grado de melancolía a la descarnada interpretación de Kim Deal que brilla entre unos coros celestiales. Pod nos lleva a estos rincones de templanza para luego generar un efecto demoledor y al contraponerlos con el grunge violento y distorsionado de canciones como “When I Was A Painter” y “Opened”. Las fuertes descargas de energía de Pod también pueden reconocerse en “Iris“, un tema que nos recuerda al carácter noise de grupos representativos de la época como Sonic Youth. Su guitarrista Kim Gordon siempre destacó la relevancia de The Breeders e incluso en el siguiente álbum colaboraría con el grupo de Kim Deal dirigiendo el video de “Cannonball” junto a Spike Jonze.
Pero la canción que mejor sintetiza la frescura desgarradora de Pod es “Fortunately Gone”, que narra una historia de amor que continúa hasta después de la muerte. Es una canción que Kim tenía guardada y había escrito con su hermana mientras vivían en Ohio. Las gemelas se habían interesado en la música desde muy temprana edad, escuchando discos de Gang of Four que resultarían una fuente de inspiración para colgarse los instrumentos. Kelly por fin terminaría uniéndose a The Breeders en reemplazo de la otra parte fundadora del grupo. En el siguiente álbum de estudio publicado por The Breeders, Last Splash (1993), ya figura Kelly como la nueva integrante oficial, mientras Tanya Donnelly fundaría su nueva banda, Belly.
Treinta años después, Pod continúa desempeñando un papel preponderante en la historia como un disco que pateó el tablero y cambió las reglas del juego. La historia de The Breeders es como una montaña que se convirtió en volcán, y su lava cae lentamente hacia los oídos curiosos que buscan diseccionar el universo de Pixies hasta encontrarse con este terreno ardiente.