Morrissey recrea una suerte de pesadilla dickensiana cuando describe la vida en Mánchester en su autobiografía: “La ciudad industrial tiene una imaginación de enjambre, y Mánchester estaba plagada de lo que llamaban vagabundos. (…) Los vagabundos siempre eran hombres, casi todos ya vestidos de civiles, desmovilizados; ya no se los necesita como carne de cañón de la Segunda Guerra Mundial, han sobrevivido a las excentricidades maníacas de Churchill y Hitler, y ahora son residuos sin procesar de la oscuridad urbana que no hacen más que proyectar sombras extrañas en las plazas de la ciudad. Las caras manchadas de mugre y la ropa impregnada de olor a metanfetaminas”.
Esta imagen da cuenta de lo cruel y duro que eran las ciudades industriales del norte de Gran Bretaña, un paisaje desolador que plantó en la juventud la necesidad de escapar a través del arte. La historia musical moderna de Mánchester se puede rastrear en bandas de los sesentas como Herman’s Hermits, The Hollies y The Searchers. Esta última banda fue la creadora del sonido “jangle pop” que influenciará a artistas como The Byrds, The Beatles -escuchar “Ticket To Ride”- y que The Smiths más tarde actualizará.
Entrados los setentas, la influencia del “northern soul” estadounidense -estilo musical que combinaba el soul con el rythm and blues de la década anterior-, sumado al funk de artistas Sly & The Family Stone, predispuso a los habitantes de la ciudad de Mánchester a la cultura del baile y las drogas. Si bien el Wigan Casino fue el club ícono del northern soul, la realidad es que el Twisted Wheel Club ubicado en Mánchester hasta 1971 fue pionero en Gran Bretaña en impulsar la música y el baile del género musical.
Madchester año cero
Como es retratado en la impecable película 24 Hour Party People, el momento cero de la futura revolución de los ochenta comenzó en el recital de Sex Pistols en el Lesser Free Trade Hall realizado en junio de 1976. A partir de ese momento, la juventud comenzaría a radicalizarse en sus consumos y maneras de enfrentar las duras condiciones de vida de la ciudad, a través de la música y la experiencia social alrededor de ella. En este momento aparece un personaje que sería clave en la historia de Mánchester: Tony Wilson. Contracultural y apasionado, Wilson hacía de presentador de diferentes bandas en Granada TV. En 1978, fundó la discográfica Factory Records y comenzó a trabajar con Joy Division, A Certain Ratio y The Durutti Column, entre otros artistas más tarde esenciales para la escena.
Sin embargo, un dato no muy conocido de esta historia es que en 1980 incorporó al sello a un grupo norteamericano llamado ESG. Wilson se había impactado con estilo de punk bailable de la banda y los llevó a grabar con el productor estrella de Factory, Martin Hannett. Las dos canciones de esa sesión, “Moody” y “You’re No Good”, terminaron por actualizar el famoso sonido “chicken guitar” de James Brown y rápidamente captaron la atención de los jóvenes de la escena musical de Mánchester. Más tarde, A Certain Ratio publicaría la canción “Flight“, el primer indicio de la fusión que se generaría entre la música bailable y la cultura rock británica.
Entre 1981 y 1983 suceden tres eventos que serían esenciales en la futura explosión del Madchester. Luego del suicidio de Ian Curtis, los restantes miembros de Joy Division deciden seguir adelante bajo el nombre de New Order. Hacia fines de 1981, giran por primera vez por Norteamérica y quedan impactados por la escena bailable de New York.
Al mismo tiempo, Tony Wilson invierte una importante suma de dinero en vinilos y discos de la escena funk y electrónica norteamericana con la idea de crear un espacio único y diferente para la cultura nocturna, como nunca antes había existido en la historia de Gran Bretaña. El 21 de mayo de 1982, y pensado bajo el slogan situacionista “The Hacienda Must Be Built”, Wilson inaugura La Hacienda. El nuevo espacio nocturno se ubicaba en el 11-13 de Withworth Street West, que anteriormente era un lugar de construcción naviera.
El tercer suceso clave llegaría el 7 de marzo de 1983, con el lanzamiento de “Blue Monday” de New Order. La canción fue un suceso que llegó al casi millón de copias en solo un año y creó la etiqueta “alternative dance”, al combinar elementos del synth pop británico con sonidos del Hi-NRG norteamericano que la banda había absorbido durante su gira debut por los Estados Unidos.
A partir de entonces, New Order y The Smiths refundarían el sonido identitario de la ciudad, el primero llevando el post punk a la electrónica y el segundo actualizando la canción pop de los sesentas. Ambas bandas lograron crear una suerte de vanguardia proletaria artística que rápidamente se masificó por todo el Reino Unido y gran parte de Europa. Los gladiolos que adoptaron The Smiths auguraban simbólicamente una nueva era de dandismo y contracultura para la juventud proletaria, algo que no sucedía en Gran Bretaña desde la psicodelia de los sesentas y cuyo padre fundador artístico había sido el escritor Oscar Wilde a fines del siglo XIX.
Mientras tanto en la pista de baile, el house de Chicago y músicos como Frankie Knucles, Marshall Jefferson, Ron Hardy y Jesse Saunders era adoptado por el DJ residente de The Hacienda, Jon Dasilva. Así, el género electrónico llegó a Mánchester antes que Londres, convirtiendo a la ciudad industrial en una de las capitales bailables más importante de todo Europa.
Un elemento vital para fusionar la música de pista y la música rock fue la aparición del éxtasis. La droga creada en Holanda llegaba fácilmente al puerto de Mánchester y cambió la manera de escuchar y percibir la música de discoteca. El hedonismo comenzó a aceptar una desfachatez, similar a la que sucedió con la psicodelia de los años sesentas, e influenció no solo la percepción sino también la forma de vestir de los jóvenes. Así aparece el estilo “baggy”, el cual consistía en pantalones holgados acompañados de camisas coloridas y desteñidas, creando una suerte de metamorfosis de lo que había sucedido durante los tornasolados años psicodélicos.
Dos discos serían claves para terminar de definir la identidad retro y moderna del Madchester. El primero fue el compilado C86, cassette publicado por la revista NME que difundió entre la escena de aquel tiempo las ideas y los conceptos de lo que había sido el flower power de dos décadas atrás. El segundo disco sería el single “Acid Tracks” de Phuture, creador por el mencionado Marshall Jefferson, que en sus once minutos de duración abrió un nueva manera de comprender y hacer música electrónica. Estos discos sintetizaron lo que iba a ser el sonido Madchester: una suerte de devoción infinita por el baile, pero apostando al espíritu rebelde y la actitud irreverente del rock.
La revolución rave llega al rock
Influenciados por las noches de baile en The Hacienda, el éxtasis y la influencia psicodélica de los sesentas, Happy Mondays y The Stone Roses serían los abanderados juveniles del Madchester de fines de los años ochentas. The Stone Roses combinaba la psicodelia de los sesentas con el dance de los ochentas, un estilo que iba de la mano con la idea de que para crear un futuro mejor había que retrotraer las mejores narrativas del pasado, y actualizarlo a los tiempos del presente.
Por su parte, el sonido de The Happy Mondays era el resultado del house que descubrieron en canciones que los DJs de The Hacienda pasaban, como “On and On” de Jesse Saunders, “Can You Feel It” de Mr. Fingers o “Move Your Body” de Marshall Jefferson, que le dieron ese groove alternativo de pista. La influencia del funk de los setentas y la música de los sesentas también fue clave en la identidad musical de la banda, algo que puede notarse en los riffs de numerosas canciones, como su hit “Stop On“. Su álbum debut, titulado Squirrel and G-Man Twenty Four Hour Party People Plastic Face Carnt Smile (White Out) -que es de donde sale la idea del nombre del film 24 Hours People Party-, sentó las bases filosóficas del Madchester: la cultura del éxtasis debería mantener la irrevencencia y vanguardia que supo tener la cultura rock.
Otro suceso clave sucede en 1988 cuando el DJ Gerald Simpson -conocido como A Guy Called Gerald- publica el single “Voodo Ray”. El track definió las bases del acid house, marcando un antes y después en la historia musical del Reino Unido. El acid house creó un movimiento contracultural de masas como no había sucedido desde el punk. El novedoso género musical transformó la cultura del país a partir de sus raves ilegales, sus colores llamativos y sus nuevos sonidos.
Así renace la contracultura en lo que más tarde se conocería como “The Second Summer of Love“, una suerte de metamorfosis y continuación de lo que había sido el Summer of Love de los sesentas. The Happy Mondays abrazarían el acid house con dos remixes de la canción “WLF”, uno a cargo de Paul Oakenfold y otro por Vince Clark. El cantante de los Mondays Shaun Ryder se transformó así en el Johnny Rotten del acid house, y la escena local tomaría su nombre del EP Madchester Rave On (Hallelujah) publicado en 1989.
A esta altura, el impacto cultural y social del Madchester había cambiado el paisaje británico. Su influencia incluso se vio reflejada positivamente en los holligans del fútbol que cambiaron las violencia por la cultura del baile, la paz y la cofraternización influenciados por el éxtasis. Las fábricas abandonadas producto del proyecto neoliberal de Margaret Thatcher fueron ocupadas por raves ilegales, simbolizando de manera clara y concreta la forma en que la cultura constituye la mejor y más vigorosa herramienta para movilizar a un pueblo y hacer frente a los excesos del poder económico y político. Fue tal el desconcierto que sembró en las autoridades que la policía británica creó un departamento exclusivamente dedicado a perseguir a las raves y sus organizadores llamda la Acid House Unit.
Cuando en noviembre de 1989 la revista Newsweek nombra a The Hacienda como la mejor discoteca del mundo, al mismo tiempo que The Stone Roses y Happy Mondays realizan una estelar presentación conjunta en el programa Top of the Pops, el Madchester alcanzó su cumbre de popularidad. A partir de entonces, el movimiento entra en una rápida decadencia producto de los excesos y la drogadependencia. El carácter ilegal del movimiento y las raves habían atraído a numerosas mafias, esparciendo la violencia por hacerse con el control absoluto del mercado. Las antes festivas puertas de The Hacienda comenzaron a ser escenario de disparos y disputas entre pandillas que se disputaban el control del narcotráfico. El espacio mantuvo sus puertas abiertas hasta su cierre definitivo en 1997, debido a numerosos problemas financieros.
El legado del Madchester acumuló una suerte de últimas visiones de oasis contracultural, una demostración del poder de la música para transformar los hábitos y las costumbres de las personas y al mismo tiempo cambiar la manera de percibir al mundo. Entre 1979 y 1989, la ciudad y su estilo de vida fue transformado radicalmente por la música y la contracultura. Bautizada como “la nueva Florencia cultural”, Mánchester se volvió la capital dance del mundo. Artistas como Joy Division, The Smiths, Happy Mondays, New Order y The Stone Roses hicieron caer las barreras entre diferentes géneros, en especial entre la electrónica y la cultura rock. El éxtasis fue un elemento vital en el desarrollo cultural de esta nueva vanguardia de música, ya que empujó a las personas que escuchaban solo música indie a la pista de baile, y a los que escuchaban solo dance a la música de guitarras.
El Madchester también sentaría las bases para el futuro Britpop -recordar que Noel Gallagher trabajó como plomo de Inspiral Carpets, otra importante banda de la escena-. Al ser autogestivo y contracultural, el movimiento era disfuncional a las corporaciones, algo que se modificó con la explosión del Britpop, cuyos artistas esta vez no se les escaparon de las grandes discográficas. Casi 35 años después, el Madchester se siente como una perfecta postal atemporal. Detrás de esas camisas coloridas y desteñidas, y sus pantalones baggy, la música ayudó a los jóvenes e inadaptados sociales a encontrar su lugar en el mundo y al mismo tiempo dejar un legado artístico que cualquier joven del presente puede retomar. “Hallelujah, hallelujah, rave on”, diría Shaun Ryder.