A veces de una tragedia nace una oportunidad, y la escritora Anna Banti lo supo muy bien. Artemisia era originalmente un manuscrito que escribió Banti sobre la pintora barroca italiana Artemisia Gentileschique. En 1944, durante las últimas batallas de la Segunda Guerra Mundial fue destruido, al igual que su casa, por una bomba. Inmersa en el dolor, la autora decidió reescribirlo en el año 1947 con un nuevo enfoque: un texto donde además de narrar sobre la biografía de la artista, desarrolla los cimientos de una relación quimérica entre ellas, una suerte de diálogo que las saltará entre ambas por los 300 años de época. Cada una con “voz propia”, relatará los desmanes de su vida y vivencias. Esta conversación imaginaria va a fluir entre sus ausencias, dolores, ciudades, y todas aquellas variables que propone este relato a dos voces.
Banti, pseudónimo de la escritora Lucia Lopresti oriunda de Florencia, se ocupa de retratar y detallar con perfección poética la vida de Artemisia Gentileschi: artista silenciada por la historia del arte mayormente masculina de su época, precursora, de rasgos y decisiones fuertes, mujer perseverante, violada por su maestro (este hecho impactó directamente en su obra, inclusive el juicio y su testimonio podrían dar luces sobre grandes lecturas importantes del feminismo), y renacida como renombrada artista.
A pesar de su valía creativa y sus famosas obras, entre las que se encuentran Susana y los viejos (1610) y Judith decapitando a Holofernes (1614-1620), se considera a Artemisia como una artista que lucha y se reinventa para lograr renombre en su propia época. Su vida y obra fueron admirables y empoderantes, y el valor agregado de este libro es llevarnos a ese lugar de intimidad para admirar las aristas de su vida desde otro lugar.
Teniendo información detallada y minuciosa sobre la vida de Artemisia, que queda plasmado en la elección de palabras y detalles que nos deja entrever en sus páginas, la elección de la autora en lo que fue una suerte de segunda oportunidad sobre el escrito fue la de salir del esquema biográfico. Porque también las biografías se pueden convertir en rescates, y Banti nos propone un relato admirable sobre su heroína. Irreverente, sororo, vanguardista, y probablemente una manera de resignificar la vida de una mujer ejemplificadora.