“Elijo la poesía porque hay magia en lo que es simple, en lo que es directo. Creo en la poesía como una forma de acceder al conocimiento.
La forma de acceder al conocimiento que yo seguí desde siempre, allá por mis 16 años cuando fue mi primer encuentro con el género.
Básicamente la poesía me sacó de mi aislamiento de sentirme una adolescente incomprendida. Y en ese momento la búsqueda no tenía que ver tanto con la literatura en sí – si bien en mi casa siempre hubo libros – sino con la canción. En realidad yo escuchaba mucha música, más que nada rock nacional, internacional, y bueno, creo que la poesía, tuvo que ver con ese encuentro con el ritmo, que quizás estuvo desde siempre también porque siempre bailé (danza clásica y otras danzas). Entonces me fui encontrando con distintos elementos que tenían que ver con mi formación en diversas artes, y con mis hábitos. Las imágenes que yo tenía desde chica, todo lo que fue mi contexto cultural.
Haber crecido con una madre que es artista plástica, bueno, me encontró con ese género – la escritura- , que era el que yo podía dominar y a través del cual yo podía expresar mis sentimientos más profundos, y los sentimientos del mundo.
– Porqué Nelly, porqué Marta, por qué esas mujeres—
Creo que tiene que ver con la pregunta acerca de qué lo qué es ser mujer. Acerca de lo qué es ser mujer en el siglo XXI, donde las mujeres, seguimos siendo un objeto del patriarcado.
Si bien esto se está revirtiendo un montón- de hecho yo siempre digo que tengo suerte de haber nacido en esta época- todas las mujeres de mi generación tenemos suerte ¿no? de haber nacido en una época donde internet es libre, donde nos podemos informar, donde podemos estudiar, donde podemos ir a trabajar y ejercer distintos roles. Siempre tuve una obsesión con los roles, que me viene desde la lectura de Erving Goffman, un sociólogo canadiense. Entonces creo que a esas mujeres: Nelly, Marta, Carmen, yo las descubrí debajo de su rol. Son mujeres que quise retratar, mujeres que se me aparecieron vulnerables en la mente, entonces lo que hice fue rescatar su vulnerabilidad, para reencontrarme con lo humano en ellas, con sus tragedias, porque la vida también es tragedia. Lo que quise rescatar es ese costado vulnerable, fue mi forma de darle forma, de pincelar de alguna manera, la femeneidad.
La suerte de la fea
Cualquier cosa
dura más que mis noviazgos:
el calentamiento global,
el paternalismo,
la hegemonía del alisado,
las modas.
“Que linda que estás”.
“Quiero que seas la mujer de mi vida”.
Todo publicitario.
Todo se termina, vienen los créditos.
Todo es ¡compre ya!,
nadie te asegura el mañana.
Todo dura más que mis noviazgos:
el dolor, la tragedia, la guerra de Siria.
“Sos tan linda que no sé qué haces conmigo”.
Y el tiempo que transcurre
gobernándolo todo
inventándole finales
a esta mala suerte percibida.
Cualquier cosa dura más que mis noviazgos:
un cáncer, una hepatitis,
la nueva cepita.
“Quisiera quedarme a abrazarte para siempre”…
La suerte de la fea
la poeta la desea.
SOLDADITOS MUTILADOS
La juventud perdida y los ” soldaditos mutilados” forman parte de la visión autobiográfica que se desprende de la segunda parte del libro. Digamos sencillamente que mientras algunas personas crecieron leyendo, o teniendo como referente el TAO de Lao Tsé, yo crecí leyendo El Arte de la Guerra de Sun Tzu. Los términos por los que preguntas se relacionan. Que deje de preponderar la juventud, que dejemos de exaltarla es, quizás, el final de una lucha. La lucha que enfrenta a todo hombre contra sí mismo. En “Soldaditos” se desnuda una parte jóven y porque no – prepotente – que inunda buena parte del libro y buena parte de mi visión acerca de la sociedad y de mí misma.
¿Para qué escribir?, mejor dicho, ¿para qué escribir poesía?
¿Y por qué no hacerlo?
Me gusta pensar a la poesía como el género maldito entre los malditos. Artistas, personas, ante todo, que aun sabiendo que no van a hacerse ricos de ninguna manera rompiéndose la cabeza para generar un poema, un libro, una plaqueta, están haciendo lo que más les gusta, y de una forma poco pretenciosa. Me animo a decir que vivimos una época prolífica para los poetas. Para la mixtura entre la performance, la voz, las nuevas tecnologías, el teatro, la música. Todo confluye y todo termina en una idea. Y eso, es algo que a los poetas les sobra.
RECOMIENDO
Currents – Tame Impala. Porque contiene una de las canciones que más me hace ponerme feliz que es “The Less I Know The Better”.