“Todo está siendo aunque yo no lo sé. Todo lo siento y todo se me escapa, excepto la mirada”, escribe Milagros Pochat sentada en la plaza frente a su casa, mientras lee La vida en los pliegues de Henri Michaux.
La luz se propaga en el vacío -publicado por la editorial Hexágon- es su primer libro. En sus capítulos breves, se mezclan preguntas y recuerdos, palabras y trazos. La autora, también artista visual y gestora cultural, encontró esta dualidad de lenguajes de manera espontánea. “Mientras iba creando el texto, a medida que avanzaba, me daba cuenta la correspondencia que había con mis cuadernos de dibujos y pinturas. Así empecé a encontrar esos puentes que, sin premeditarlo, estaban dándose”, cuenta en conversación con Indie Hoy.
En las páginas del libro encontramos manos y círculos, piezas de rompecabezas y cuerpos, preguntas y palabras que son el mapa para moverse entre sus hermanos y su madre, entre Buenos Aires, la ciudad francesa de Arlés y París, entra el presente y el pasado. “Aunque son lenguajes distintos, en mi vida llegaron de la mano -afirma la autora-. Creo que el dibujo y la pintura tienen narrativas. Y la escritura se construye con imágenes. La mirada es lo que atraviesa ambos lenguajes, necesitamos una mirada atenta y permeable para pintar y para escribir. La escritura también puede ser imagen”.
El libro comienza con una joven leyendo un libro en un banco de plaza. De pronto, de la casa de enfrente sale alguien: “Esa mujer, esos pasos de plomo, ese ver sin mirar y ese hastío vibran en mi cuerpo y me provocan escalofríos. Esa mujer es mi mamá”, escribe. El mundo se corre de su eje cuando internan a su madre en una clínica psiquiátrica. Es una pérdida que empieza mucho antes y que de a poco encuentra su regreso a un lugar que ya no es el mismo.
“Agarro un pincel, pintura marrón y hago el contorno de su cara; con rojo cadmio le pinto los labios; con azul de Prusia, la mirada; con magenta y blanco de titanio, el sweater que lleva puesto. Pintar a mamá ese día fue volver a conocerla”. En La luz se propaga en el vacío, el arte funciona como una forma de entender el mundo, como la única manera de encontrar respuestas a tanta pregunta.
Hace ya unos años que Milagros Pochat coordina el taller de escritura y pintura Todo parte de una misma sensibilidad y el espacio de investigación y difusión Club de mujeres artistas. La búsqueda de la autora se traslada a todo su trabajo, como si allí a donde fuera llevara su curiosidad, sus pinceles y sus cuadernos.
“Hace poco le pregunté a mi mamá cómo era de chica, también estaba presente mi hermano en esa charla -concluye Pochat-. Los dos me respondieron: ‘sensible, Mili’. Las cosas que pasaban a mi alrededor me interpelaban y movilizaban y quedaban merodeando en mí. Eso iba siendo mi materia prima para crear. Por eso hablo de que la mirada es una construcción de sentidos. Creo que aprendemos a mirar, es una acción en movimiento”.
La luz se propaga en el vacío es un libro audaz, que en su sencillez no tiene miedo de ahondar en la compleja línea que difuminada divide la tristeza y la belleza, la sombra y la luz.
La luz se propaga en el vacío se encuentra en librerías.