Mirar en retrospectiva décadas anteriores siempre es motivo de polémica, y si se trata de listas peor aún. Siguiendo con el repaso década por década que comenzó con la lista de los 50 mejores discos de los ’60 (The Velvet Underground & Nico en la cima) y la de los ’70 (Unknown Pleasures), esta semana revisitaremos los que para el criterio del equipo de redacción de IndieHoy fueron los mejores álbumes de la década del pac-man, guerra de Malvinas, la vuelta a la democracia, de MTV y más tardíamente de la caída del muro de Berlín. Una década que (como todas) tuvo una onda expansiva que sigue hasta el día de hoy, con chicos que no tenían miedo a pisar el pedal y otros que definieron los parámetros del hip-hop.
50. Kate Bush – Hounds of Love
1985 – EMI
El legado de Kate Bush es uno de los más ricos que vio el siglo XX. Su potencial se materializó en fama cuando David Gilmour la descubrió a los 16 años, y su excentricidad no apologética la posicionó como alguien sumamente vanguardista. Tras tener hits como “Wuthering Heights” o “Babooshka” y lanzar un disco como The Dreaming (de texturas descabelladas y nada lucrativas), llegó Hounds of Love. El 5º álbum de Bush vio a estas dos facetas confluir: aquí la inglesa logró equilibrar la experimentación con un sonido accesible con un grado de sofisticación y precisión inmaculado. La primera mitad está compuesta por algunas de las canciones pop más hermosas y memorables, como lo son “Running Up That Hill” y “Cloudbusting“. El lado B: “The Ninth Wave“, el relato casi literario de una mujer perdida en el mar, que no funcionaría mal como una película de Nicolas Roeg. Desde invocaciones a brujas mediante cánticos gregorianos al uso de gaitas en la maravillosa “Jig of Life“, pasando por cautividad bajo hielo; este LP realmente no es igual a ningún otro. Si toda esta oferta suena poco convencional: no hay que olvidarse de que esta es la cantante que, por ejemplo, escribió sobre polución desde la perspectiva de un bebé aún en el útero. Viste, lo típico de Kate Bush. Es que ella ha afirmado con frecuencia que prefiere contar historias, puesto que la suya propia no es tan interesante. Desde Björk a Joanna Newsom, todas nacen acá. Hounds of Love es el magnum opus de una de las artistas más creativas de la historia: una obra maestra y escucha obligada para cualquier melómano. Bartolomé Armentano
49. AC/DC – Back in Black
1980 – Albert/Atlantic Records
Tras la muerte de su primer cantante, el inolvidable Bon Scott (1946-1980), la banda de los hermanos Young decide seguir su rumbo con Brian Johnson en el micrófono. Back in Black es el disco debut de Johnson, y la tapa totalmente negra refleja el luto que estaba atravesando la banda. Sin embargo, es el álbum más vendido de los autralianos y el más vendido del género rock, con más de 50 millones de copias. ¿Hits? Casi todos: “Shoot to Thrill“, “Hells Bells“, “You Shook Me All Night Long” y “Back in Black“. Martín Sanzano
48. Elli Medeiros – Bom Bom
1986 – Barclay
Elli Medeiros es la uruguaya que revolucionó la música francesa con su personalidad polifacética. Desde sus comienzos con Stinky Toys, banda french punk que compartió escena con The Clash y Sex Pistols (cuyo manager copió la imagen de esta mujer al vestir unos jeans rotos sostenido por unos alfileres), hasta el dúo technopop Elli et Jacno. Pero es con su etapa solista de donde sale este primer disco que logra remarcar su huella musical. Bom Bom fue producido junto a su entonces pareja Ramuntcho Matta, quien le da un aire de orquesta latina en todos sus estilos (desde la candombe uruguaya al tango argentino, del mambo al chachachá) a las creaciones de Elli que rondan la psicodelia pop de su alma alegre denotada en los hits eternos de “Toimon toit” (cuyo video es de culto) y “A Bailar Calipso”. Un disco que en mi mente crea una conexión única al mezclar géneros que emocionaban mi alma por separados pero que al descubrirlo fue mi favorito ipso facto. Zezé Fasshmor
47. The Smiths – Strangeways, Here We Come
1987 – Rough Trade / Sire
El último álbum que nos entregó la legendaria dupla creativa Jhonny Marr–Morrissey fue nombrado en parte por la prisión “Strangeways”, ubicada en Mánchester y en su arte de portada fue incorporado un fotograma de la película East Of Eden en la que el actor Richard Davalos miraba con una enigmática media sonrisa a su co-protagonista James Dean, el eterno galán hollywoodense y héroe personal de Morrissey. Si bien la relevancia de este disco suele ser eclipsada por la de The Queen Is Dead, su majestuoso predecesor, Strangeways, Here We Come resulta ser el álbum en que a nivel sonoro The Smiths tomó más riesgos y la guitarra de Jhonny resolvió distanciarse de su habitual estilo y desde “A Rush and a Push and the Land Is Ours” en lugar de punteos y poéticos arreglos establece una cadenciosa base sonora que supone un intenso antagonismo que en la realidad estaba siendo cultivado entre él y su compañero de fórmula quién por su parte a nivel lírico reafirmó la cautivadora elegancia de una egolatría acompañada por frustración y pesimismo, que podía recurrir con resultados impecables al cinismo en canciones como “Girlfriend In A Coma”, “Stop Me If You Think That You’ve Heard This One Before” y “Unhappy Birthday” o bien podía totalmente prescindir de tal recurso y apelar a la más simple franqueza en canciones como “I Won’t Share You”. El último disco de los británicos se constituye en una exquisita muestra de las capacidades de sus dos polémicas figuras principales que serviría a su vez un preludio de lo que a nivel individual tendrían a para ofrecer cada una de sus carreras por separado. Laura Camargo
46. Bauhaus – In the Flat Field
1980 – 4AD
Salido de las entrañas del post-punk, el debut de Bauhaus ofrece ambientes oscuros, guitarras furiosas, ansiedad, ruido y grandes canciones. Siendo uno de los pilares que ayudarían a definir luego al rock gótico, In The Flat Field es todo lo contrario a una planicie sin variaciones como a la que se alude desde el título. Con una energía impulsiva y violenta, sus canciones hacen un recorrido que genera algunos momentos introspectivos, pero alejados de la melancolía o la languidez, mas bien habitados por lo desbocado y desesperado, a veces con ironía y siempre capaces de tensar diferentes ambientes hasta hacerlos estallar. Todo esto atravesado y sostenido por la poderosa y carismática voz de Peter Murphy, que canalizando tanto a Bowie e Iggy Pop encuentra cómo manejar cada momento y estado de ánimo, cada subida y bajada, cada estallido y cada reconstrucción. Mariano Rosales
45. Los Abuelos de la Nada – Himno de mi corazón
1984 – Interdisc
Este es el tercer álbum de la banda de Miguel Abuelo y compañía. A diferencia de los anteriores, este disco no fue compuesto en grupo, sino que cada integrante aportó sus canciones. Cachorro López (bajo) y Andrés Calamaro (teclados) le dieron su impronta desde las composiciones y el sonido del álbum, que presenta un predominio de las máquinas. Figuran dos hits inolvidables: “Lunes por la madrugada” y el coreable “Himno de mi corazón“. Faltaban cuatro años para que Miguel Abuelo muera en la clínica Independencia de la localidad de Munro. Martín Sanzano
44. Sumo – Llegando los Monos
1986 – CBS
Para 1986, el mito de Sumo ya estaba avanzado: luego del auspicioso debut que fue Divididos por la Felicidad (1985, CBS) llegó la consagración definitiva del tan temido segundo disco de una banda. Llegando los Monos incluye un hit masivo (compuesto a propósito) como lo es “Los Viejos Vinagres”, pero en el resto de las canciones que lo componen se encuentran algunas de las claves para entender el fenómeno Sumo que sigue vigente hasta hoy: la hermosa “Heroína”, “TV Caliente” (dedicada a la actriz italiana Virna Lisi), “Que me pisen”, por mencionar algunas. Este álbum de los liderados por Luca Prodan fue presentado en Obras Sanitarias, show en el que se grabó el material Sumo en video, gran documento de lo que fue ese año para la banda oriunda de Hurlingham. Rodrigo Piedra
43. Black Flag – Damaged
1981 – SST
Si de discos de la década del ‘80 se trata, no podemos dejar de mencionar Damaged de Black Flag. El primer álbum de estudio de Henry Rollins y compañía fue lanzado en el año 1981 y rápidamente se hizo de un lugar entre los preferidos dentro del mundo del hardcore y el punk. Con letras que trataban sobre la juventud, la violencia o la política de la época, y bien crudo, desprolijo y rápido, este trabajo fue el más significativo en la historia de la banda y cuenta con grandes temas como “Rise Above“, “Gimme, Gimme, Gimme“, “Depression” y “TV Party“. Florencia Garrido
42. The Cure – The Head on the Door
1985 – Fiction / Elektra
A mitad de los ochentas, The Cure ya había editado cinco discos y gozaba de un medido reconocimiento pero adentro de la banda no se respiraba el mejor de los aires. Las peleas entre Robert Smith y Simon Gallup terminaron en la partida de este último y encontraron a Smith escribiendo y tocando casi todos los instrumentos en The Top, ese disco que fue lanzado bajo el nombre de The Cure pero que prácticamente fue lo más cercano que tuvimos a un disco solista de Smith. Para ese entonces, Robert había entablado amistad con Siouxsie Sioux y había salido de gira con la banda de ella, en cierto modo se había convertido en un integrante más de Siouxsie and The Banshees. Pero lo que parecía un futuro lejano finalmente se dio en un abrir y cerrar de ojos: The Head on the Door. El sexto y hasta ese entonces el disco más prolífico que habían editado, nos devolvió a un The Cure recuperado, con Smith y Gallup reunidos nuevamente, dejando sus diferencias de lado y con la llegada definitiva de Boris Williams en la batería y Porl Thompson en la guitarra, la banda se encontraba consolidada. Si bien The Head on the Door conserva esa oscuridad que forjaron en sus primeros discos, este parecía más concentrado en el pop como lo demuestran esos hits convertidos en clásicos que son “In Between Days” y la dulce “Close to Me” pero Smith también juega a ser un turista sonoro que se adentra en melodías japonesas como lo hace en “Kyoto Song” o en “The Blood” con esa veloz guitarra española. Por otro lado, “A Night Like This” probablemente sea uno de los puntos más altos del disco. Daniela Álvarez
41. Bruce Springsteen – Born in the U.S.A.
1984 – Columbia
Cuando escuchás un disco donde las 12 canciones son hits, ya hay que prestar atención. Cuando ese mismo disco le moja la oreja a la realidad, cantando y criticando temas como la guerra de Vietnam, la desigualdad social y las miserias de Estados Unidos (¿y por qué no del mundo entero?) en la década del ‘80, también debemos prestar atención. Y si como esto fuera poco, ese disco es musicalmente perfecto, la voz marca una personalidad, los pianos, guitarras y bajos se complementan de manera única, haciendo rock del bueno, ya sabemos que ese disco no va a ser uno más en la historia. Por eso, “The Boss” es quien es. Un músico absolutamente influyente que entró al olimpo musical con canciones magníficas como la que le da nombre al disco, “Born in the U.S.A.”, “Downbound Train” o “Glory Days”. Mono Rubino
40. Kraftwerk – Computerwelt
1981 – Kling Klang / EMI Electrola / Warner Bros.
En Alemania hay autopistas sin límite de velocidad. Allí da lo mismo ir a 200 o a 250 kilómetros por hora: las líneas del centro se hilvanan, cada tanto un indicador aparece y el paisaje cambia lentamente en cuentagotas. Tal vez esto sirva para describir a Kraftwerk desde lo visual y para explicar la estética de este álbum: basada en pequeños movimientos de sintetizadores modulados de acuerdo a la intensidad de cada canción y alguna línea vocal bajada al formato pop. Computerwelt (1981) es una oda a la binariedad y un disco basado en la fascinación de estos robots hiper concentrados hacia los ordenadores. La estructura minimalista, los tenues movimientos de sintes ambientales y los loops lucen la tradición más experimental del viejo mundo encarnada en gente como Karlheinz Stockhausen. Ismael Viñoly
39. Depeche Mode – Music for the Masses
1987 – Mute
El sexto álbum de su carrera significó para los ingleses su salto a la popularidad y, como su título mismo parece vaticinar, su propia versión de música para un público que con sus discos anteriores no habían conquistado. Con los aportes y orientación del productor David Bascombe, quien ya había tenido experiencia en transformar lo oscuro y melancólico y acercarlo a las masas al trabajar con artistas como The Cure, este álbum entregó éxitos bailables sin dejar de lado la experimentación, la banda continuó con sus intenciones y sonido vanguardista pero haciéndolo más accesible para públicos como el estadounidense que por entonces ya se embelesaba con íconos pop como Madonna y Michael Jackson. No obstante el álbum no estuvo exento de polémicas y a pesar de mostrar la faceta más relajada de Depeche Mode alcanzó a ser censurado con canciones como “I Want You Know”, que no pudo ser oficialmente promocionada debido a ser una abierta invitación sexual, mientras que en cambio la sugerente aunque no tan explícita “Strangelove” logró convertirse en un hit que sigue siendo en igual medida venerado y disfrutado en discotecas de todo el mundo hasta nuestros días. En este álbum, en algunas canciones se continúan entre sí como si se tratara de una sola pieza, como en el caso de “Never Let Me Down Again” y “The Things You Said”, y la banda incursionó en algunas innovaciones con el inesperado ambiente sinfónico de “Pimpf” y el encanto minimalista de “Little 15” orquestado exclusivamente con sintetizadores y piano. Depeche Mode consiguió durante los ochentas llegar a la cúspide aunque todavía estuviesen por venir en sus siguientes trabajos creaciones magistrales como “Personal Jesus”. Laura Camargo
38. R.E.M. – Murmur
1983 – I.R.S.
Imposible de pasar por alto en cualquier rememoración ochentosa es aquel murmullo con el que Michael Stipe se nos acercó por primera vez, entonando tímidamente los versos de un disco debut que luego se convertiría en un clásico dominguero. Germen de potencialidades, Murmur fue la mejor manera que encontró R.E.M. de acercarnos a un lugar nuevo sin dejar de sentirnos como en casa. Agustina Checa
37. Violent Femmes – Violent Femmes
1983 – Slash
El primer disco de Violent Femmes es considerado uno de los más distinguidos del movimiento alternativo norteamericano. Influenciados por el folk y el punk, crearon en esta obra una atmósfera de tensión, nerviosismo e hiperactividad en un contexto crudo y acústico. Algunas canciones tuvieron éxito en el circuito comercial, como es el caso de “Add It Up”, “Kiss Off” y “Blister In The Sun”, pero eso no los desvió del eje. Sus letras hablan de frustraciones adolescentes y están escritas con un perverso sentido del humor, un claro ejemplo es la desesperada voz de Gordon Gano repitiendo “Why can I get just one fuck?” en “Blister In The Sun”. Este álbum es un clásico de culto permanente. Santiago Scauso
36. Echo and the Bunnymen – Ocean Rain
1984 – Korova
El cuarto disco de los Bunnymen es, sin dudas, su obra definitiva, su “manifesto” como bien ellos mismos dijeron. Después de Ocean Rain vinieron ochos discos más (incluso uno este año, Meteorites) pero no hay manera de superar esta obra, romántica y oscura a la vez. Fue grabado en las inmediaciones de París y por primera vez incluyeron una orquesta de violines (fácilmente detectables a lo largo de las 9 pistas), mientras que la batería de Pete de Freitas y la voz de Ian McCulloch sonaban más suave que nunca. Canciones como “Silver”, “Seven Seas” o “The Killing Moon” (que quedó plasmada en la banda sonora de Donnie Darko) claramente son una auténtica insignia de la new-wave británica. Rodrigo Piedra
35. U2 – The Joshua Tree
1987 – Island
Si bien hoy la banda irlandesa es blanco de muchas críticas por la reciente salida de su último disco, no dejemos de ver también por qué llegaron ahí. No estamos hablando de una banda más, y este tampoco es un disco más. Probablemente sea uno de sus trabajos con más riesgos artísticos, ya que tomaron para su pop, elementos de otros géneros musicales como el gospel, el country, el soul o el blues. Porque The Edge demostró que las guitarras no tienen que puntear todo el tiempo, y porque Bono cantó tan bien como siempre. Y lo mejor para ver esto sería salir de los hits de este disco (que son varios) como “Where The Streets Have No Name”, “I Still Haven’t Found What I’m Looking For” o “With or Without You”. Para entender la genialidad de este disco hay que ir a los temas subterráneos, casi abandonados como la triste “Running To Santd Still”, la movida “In God’s Country” o la bluespopera “Bullet the Blue Sky”. Allí vamos a ver la verdadera alma de esta placa, del año 1986, que fue producida por Brian Eno y editada bajo el sello Island. Mono Rubino
34. Soda Stereo – Doble Vida
1988 – CBS Records / Sony Music
El cuarto disco de los argentinos marcó un antes y un después tanto para la banda como para la historia del rock latinoamericano: se convirtieron, a cuestas de este disco, en la primera banda de la región en conquistar el mercado estadounidense. Y para Soda Stereo significó el camino hacia la madurez (que se podría decir que empieza en Signos, su antecesor, pero acá se confirma) con una cuidada producción, toques funk (“Lo que sangra (la cúpula)”, “Languis”), el primer rap argentino (“(En) el borde”), oscuros como “Corazón delator” y otros pasajes sencillamente brillantes como “En la ciudad de la furia” (cuyo videoclip es considerado el mejor de la historia argentina según Rolling Stone). Grabado en Nueva York como Clics Modernos, la gran manzana se perfilaba como el paraíso artístico definitivo de la década y Soda Stereo como una banda totalmente masiva que no descuidaba su dirección artística. Rodrigo Piedra
33. Sonic Youth – Sister
1987 – SST
Sister marcó un antes y un después, no sólo en la historia de Sonic Youth sino también en todo lo que aconteció musicalmente, en la escena alternativa de los años siguientes. Sería una difícil tarea imaginar qué rumbo hubiera tomado ésta sin los aportes de la esencia misma de la banda: esa disyunción tan hedonística entre la distorsión más agresiva y la calma más pura, la experimentación y el inacabable ruido seguido de hermosas melodías totalmente reconfortantes. Nunca sórdido o presuntuoso, simpre tan honesto y visceral. Y eso es Sister: la conjunción perfecta entre todos esos factores. Agustina Checa
32. Spinetta Jade – Alma de Diamante
1980 – Ratón Finta
Llega 1980 y Luis Alberto Spinetta decide cambiar una vez más más de piel. Luego de su paso por Invisible, el “Flaco” llama a Pomo Lorenzo para la batería, a Juan del Barrio y Diego Rapoport para los teclados y a Beto Satragni para el bajo para conformar Spinetta Jade. Alma de diamante es el primer álbum de la banda, y consta de siete canciones del propio Spinetta inspiradas en la obra del antropólogo Carlos Castaneda y su abordaje al chamanismo. Se destaca el hit que le da nombre al disco. Martín Sanzano
31. Sumo – After Chabón
1987 – CBS
Es el último disco de Sumo y podría decirse, el más completo y ecléctico. El álbum contiene canciones reggae, fiel a la estética de la banda como el hit “No tan distintos”, “Percussion baby”, “La gota en el ojo”, entre otros. Igualmente el espíritu híbrido punk sigue intacto e incluso, perfeccionado en canciones como “Crua chan”, “El cieguito volador”, “Noche de paz” y “Banderitas y globos”. Así mismo, nos encontramos con canciones únicas en inclasificables como “Mañana en el Abasto”. Julieta Aiello
30. Galaxie 500 – Today
1988 – Aurora
La primera sensación que uno tiene al escuchar Today es que fue concebido en un universo paralelo pero de ensueño. Es que sí, de principio a fin, el debut de Galaxie 500 es eso: un sueño. Sí, en su corta carrera la banda hizo tres discos en los que su sonido nunca difirió demasiado pero Today es la apertura hacia todas esas canciones que la banda crearía apenas años después. Como si fueran la versión angelical de la Velvet Underground, la banda mantiene un clima etéreo a lo largo de todo el álbum. Si bien la extrañeza de la voz de Wareham no lo convierte en un gran vocalista, a la vez eso mismo y la docilidad de su timbre lo hacen único y perfecto para cada una de las canciones, asociándose sin ningún tipo de problema a los slides originales y frescos de su guitarra, el bajo conciso de Naomi Yang y la percusión de Damon Krukowski. Quizás el mejor ejemplo de esto sea “Temperature’s Rising”. En mi opinión, los highlights de Today están en la bella “Instumental”, “Tugboat” y en el famoso cover de “Don’t Let Our Youth Go To Waste” de The Modern Lovers, la cual abrazan y hace suya de manera exquisita. Daniela Álvarez
29. Tom Waits – Rain Dogs
1985 – Island
Si nunca escucharon este disco, les decimos que es una cita obligada. Porque desde el momento que tomás contacto con la ronca voz de Tom Waits te das cuenta que él no es uno más. Él es uno de esos locos que hace lo que quiere, sin importarle nada qué digan o quieran los demás. El disco nos habla de desamores desde una voz desenamorada, por momentos furiosa, cínica e irónica. Es increíble como Waits hace quedar bien arreglos de guitarras en momentos inesperados, que duran segundos. Y así con toda la gama de instrumentos que introduce en esta obra maestra como acordeones, trompetas, trombones, tubas, contrabajos y dejamos de nombrar porque nos quedaríamos sin espacio. Probablemente este disco de 1985 sea su obra cumbre, el momento de plenitud creativa y compositiva, en el que encontraremos hermosas joyas como “Clap Hands”, “Time”, “Big Black Mariah”, “Gun Street Girl” y “Anyway I Lay My Head”. Mono Rubino
28. Luis Alberto Spinetta – Kamikaze
1982 – Ratón Finta
No resultaría exagerado afirmar que Spinetta fue uno de esos artistas que grabó más de diez discos fundamentales. Entre ellos, Kamikaze sigue siendo una de esas tantas obras maestras del músico argentino. Lanzado en 1982, el álbum cuenta con un repertorio de canciones profundamente sensibles y al mismo tiempo conceptuales. El disco entero es una gran pieza conceptual, en la cual las letras se abren a un tipo de sinceridad poética poco frecuente en el rock. La evidente vocación literaria de Spinetta se desborda en este trabajo, acercándose a terrenos espirituales, como puede observarse en “Casas marcadas“, “¡Ah, basta de pensar!” y en la magna “Barro tal vez“. Pero también, esa búsqueda de paz -lejos del hippismo y de todo romanticismo cursi-, podría leerse como un signo de la época en la cual fue concebido y de las lecturas que había hecho Spinetta de Fernando Castro. Nuevamente en un contexto histórico triste para la historia de Argentina, el ex líder de Pescado Rabioso e Invisible editaba un disco cargado de poesía, con canciones hermosas, únicas en su forma y por eso mismo extrañas. ¿Qué puede decirse acerca de una canción como “Quedándote o yéndote“, compuesta junto con el mítico Eduardo Martí? Lo que podría decirse, es que lleva la mejor letra jamás escrita en la historia del rock argentino. Adrián Rocha
27. Sonic Youth – Evol
1986 – SST
Evol es el sonido perfeccionado de Sonic Youth, es el tercer disco de la banda y es con el que logran definirse en el sonido y en la formación. Con Steve Shelley ingresando en batería, el sucesor de Confusion Is Sex (1983) y Bad Moon Rising (1985) los hizo ser lo que son hoy. La búsqueda sónica se afianza, sonando ruidoso y áspero pero siempre con un pie en el pop: en Evol están algunos de los momentos más mágicos de la historia de Thurston Moore y Kim Gordon. Desde el delicioso opener “Tom Violence” hasta el caótico final de “Expressway To Yr Skull” (teniendo en cuenta el tracklist original), los riffs, los acordes y las melodías hacen de este álbum toda una obra de art-rock. Con Evol comienza el período más fecundo del grupo: le siguen Sister (1987), Daydream Nation (1988), Goo (1990) y unos cuantos más. Pero acá empezó todo. Rodrigo Piedra
26. The Stone Roses – The Stone Roses
1989 – Silvertone
Los 80’s en Reino Unido se trató de álbumes que eventualmente definieron escenas y géneros, pero pocos eran los que de manera inmediata lo lograban y de una manera masiva; el debut de Stone Roses retomó lo mejor de la psicodelia de los 60’s (con todo y vestimenta hippie actualizada) con la fiereza de los suburbios de Mánchester; esta hecatombe de siete sencillos dio la patada inicial para una explosión de creatividad que durante dos décadas afloró en la ciudad. No hay una sola banda en Inglaterra que no le daba algo a este inmortal clásico que no solo demostró que aún había mucho que hacer con una guitarra, un bajo y una batería, sino que era cuestión de decisión para que cualquiera siguiera sus pasos. Diego Álvarez Rex
25. David Bowie – Let’s Dance
1983 – EMI
En la historia de la música no es fácil encontrar un disco que sea excelente de principio a fin y que, a la vez, la mitad del mismo sean puros hits, pero si hay alguien que puede lograr eso es el mismo David Bowie. Para Let’s Dance, Bowie a último momento descartó a su socio creativo de la último década, Tony Visconti y decidió llamar al mítico Nile Rodgers de Chic para que co-produjera el disco. No hace falta decir que el resultado fue más que positivo, la participación y la influencia de Rodgers le aportaron una bocanada de aire fresco al sonido de Bowie y en cierta manera lo ayudó a reinventarse una vez más. Como mencionamos anteriormente, el disco está repleto de hits y probablemente algunos de los más grandes de su carrera: “Modern Love”, “Let’s Dance”, “Cat People” y “China Girl”, este último un cover de Iggy Pop editado originalmente en The Idiot, el debut como solista de Pop de 1977, el cual había sido producido por, oh casualidad, Bowie. La influencia disco de Rodgers es evidente, canciones como “Shake it”, “Ricochet” y hasta la que le da nombre al disco son muestras irrefutables de esto. Cabe mencionar que el álbum también cuenta con las participaciones del bajista de Chic, Bernard Edwards en el track “Without You” y del virtuoso Stevie Ray Vaughan, participación que sería fundamental para la carrera del guitarrista. Daniela Álvarez
24. The Clash – Sandinista!
1980 – CBS / Epic
El cuarto disco de los ingleses es el más variado musicalmente, el más largo (fue lanzado como álbum triple). Un año antes, en Nicaragua, el Frente Sandinista de Liberación Nacional había derrocado al dictador Anastasio Somoza. Los Clash, con Joe Strummer a la cabeza, homenajean la lucha latinomaericana con un disco histórico. Martín Sanzano
23. Beastie Boys – Paul’s Boutique
1989 – Capitol
Paul’s Boutique, un disco seminal en la historia de la música contemporánea y en la historia del hip-hop, son factores estéticos y raciales los que explican su fuerte impacto: tres blancos demostraron que podían hacerlo, mientras niggas del barrio como Snoop Dogg “les daban el ok”. Contrariamente a lo que el sonido Brooklyn del disco expresa (léase urbano y nutrido de muchos géneros), el álbum fue concebido en Los Ángeles en base a samples que recorren el camino que va del pop negro y rebelde de Curtis Mayfield al hard rock de Zeppelin. Boutique, al igual que la película de Spike Lee Do the Right Thing (1989), muestra la pluriculturalidad, el caos y el sincretísmo que se vivía en las calles de Brooklyn hacia fines de la década. Un LP que plantó una bandera y comenzó el lento proceso de des-guetificación del hip hop por el que se transformó en música pop, expandiendo su lenguaje hacia ritmos latinos, aplicando técnicas dub, y experimentando con todo esto. Ismael Viñoly
22. Nirvana – Bleach
1989 – Sub Pop
Cuando se habla de Bleach, se habla del germen, siempre a la sombra del pulido Nevermind. Acá todavía está todo crudo y en carne viva; sale como sale, pero sale. Son conocidas las historias sobre la rapidez de la grabación y las letras hechas en el día anterior. Bleach arranca con urgencia, sacando todo afuera: bronca, angustia y decepción. Hay caos, ruido, algunas melodías geniales y promesas de lo que está por venir. Un revuelto de influencias marcadas por punk, hard rock, metal y pop. El distintivo carisma y versatilidad de Cobain deja entrever en algunas canciones brillantes, como “About a Girl“, “School” o “Blew“, una sensibilidad que sobresale por sobre el resto de la efervescente escena grunge. Mariano Rosales
21. David Bowie – Scary Monsters (and Super Creeps)
1980 – RCA Records
El comienzo de la nueva década encuentra a Bowie mirando tanto hacia lo ya recorrido como hacia el futuro, revisitando sus diferentes sonidos y expandiéndolos (en un gesto que no repetiría tan claramente hasta The Next Day). Tomando elementos de la experimentación de la trilogía de Berlín (nuevamente colabora con Tony Visconti y Robert Fripp), haciendo referencias a los comienzos de su carrera y sus sucesivos cambios, Scary Monsters actúa como despedida de esos períodos. Con sintetizadores, guitarras erráticas, ritmos frenéticos, elementos arremolinados de new wave, post-punk, pop y rock, captura y ayuda a definir el sonido de la transición hacia los años ochenta. Usualmente considerado como su última gran obra maestra, Scary Monsters es un album intrincado y complejo, pero aún así de muy fácil acceso, que suena especialmente fresco dentro de la gigantesca discografía del duque blanco. Mariano Rosales
20. Soft Cell – Non-stop Erotic Cabaret
1981 – Some Bizarre / Sire / Vertigo
Non-Stop Erotic Cabaret es el álbum debut de Soft Cell y uno de los sucesos más importantes de la historia del pop. Gracias a su single “Tainted Love”, el disco fue un éxito de ventas y se convirtió en uno de los mayores exponentes del synth-pop. Pero los diez temas que lo componen son mucho más que ese primer hit. Canciones como “Sex Dwarf”, “Frustration” o “Entertain Me” son las que lo convirtieron en un álbum de culto, que continúa influenciando a grandes bandas de todos los géneros. Sofisticado, elegante, oscuro y sensual; este disco es indudablemente una insignia de los ’80. Santiago Scauso
19.Prince – Purple Rain
1984 – Warner Bros.
El sexto disco de Prince & the Revolution funciona como la banda sonora de la película Purple Rain, película protagonizada por el mismo Prince, film que pasa sin pena ni gloria excepto por su música: Purple Rain, el disco, es la consagración pop del músico oriundo de Minnesota, fusionando el funk con lo más emergente del soul e incluso del rock. Menos escandaloso en sus letras (excepto por “Darling Nikki”), Prince logró vender 20 millones de copias de este disco, por muchos considerada la mejor banda sonora de la historia. Aún así, la sensualidad y el erotismo cruza toda la obra, con altísimos momentos como “The Beautiful Ones” y la perfecta “Purple Rain”, que con sus casi 9 minutos de duración nos deja con ganas de más. Rodrigo Piedra
18. The Jesus and Mary Chain – Darklands
1987 – Blanco y Negro
Si pudiera encasillarse a cada disco de The Jesus and Mary Chain en una palabra, no dudo al pensar que a Darklands le corresponde: “hermoso”. El segundo disco de los hermanos Reid es una cálida manera de acercarse a su música y destrozar de una vez por todas todos esos sentimientos a los que no sabíamos cómo llegar. Desde su aparición (en 1987) no existe mejor manera de ser feliz cuando llueve. Agustina Checa
17. Charly García – Piano Bar
1984 – SG Discos
Siguiendo en la estética de Clics Modernos, Charly vuelve a explotar con Piano Bar, acompañado con una banda perfecta: Fito Páez en teclados y coros, Pablo Guyot en guitarra, Alfredo Toth en el bajo y Willy Iturri en batería. Nuevamente su disco se convierte en una máquina de hacer hits, inmortalizados para generaciones venideras y lo sigue poniendo en el podio del genio del rock nacional. Este álbum contiene canciones como “Demoliendo hoteles”, “Cerca de la revolución”, “Promesas sobre el bidet” y las ocurrentes “Rap del exilio” y “Raros peinados nuevos”, que siguen demostrando que Charly es un poeta excepcional. Julieta Aiello
16. The Smiths – Meat Is Murder
1985 – Rough Trade / Sire
Político desde las tres palabras que componen su título, el segundo disco de los Smiths es, con su complejidad y divergencia, un hito fundamental en la historia de la cultura que nos constituye. Marr y su excesiva búsqueda musical (que particularmente en este disco atraviesa numerosas facetas), propicia el marco perfecto para que Moz despliegue sus polémicas acusaciones sobre una sociedad que no deja de decepcionarlo. Su fuerza reside en la manera en que esas expresiones son embellecidas por el atrapante sonido de la icónica banda, dejándonos a todos la forma más dulce de adoctrinamiento. Agustina Checa
15. Charly García – Parte de la religión
1987 – Discos CBS / Columbia Records
¿Es posible escindir la creación de una obra de su tiempo histórico? Es un gran debate en algunos espacios. Quien escribe considera que no; lo cual no significa que todo trabajo deba reducirse a su contexto. Pero Parte de la religión fue publicado en 1987 y hasta el día de hoy resulta imposible separar su contenido de la época que lo vio nacer: muy pocos años del regreso de la democracia, luego de la peor dictadura que sufriera Argentina. ¿Es casual que aparezcan canciones que hablan de la búsqueda de un símbolo de paz? Nunca lo sabremos. Dejamos ese trabajo a los semiólogos y sociólogos. Pero el álbum tiene algo más que música, incluso siendo musicalmente bellísimo. Hay algo en él; algo muy fuerte, que lo hace uno de los mejores trabajos de la discografía de Charly García (y del rock argentino). Canciones como “Adela“, “Necesito tu amor“, “El karma de vivir al sur“… Un disco que mientras se escucha genera esa ansiedad difícil de explicar. Es una especie de frenesí que toma al cuerpo y le hace sentir que hay genialidad allí. Lo escucho mientras escribo esta reseña y de fondo suena: “todo se construye y se destruye tan rápidamente, que no puedo dejar de sonreír”. Sigo escuchando, intento no dejarme llevar por la euforia, la cerveza y todo lo que me acompaña. Retrocedo el disco y decido cerrar esta breve reseña con una frase que dice mucho: “será porque nos queremos sentir bien que ahora estamos bailando entre la gente; será porque nos queremos sentir bien que ahora todo suena diferente”. Say no more… Adrián Rocha
14. Morrissey – Viva Hate
1988 – HMV / Sire
¿Que sin Johnny Marr no iba a lograr nada? Apenas seis meses pasaron desde que los Smiths editaran su disco final, Strangeways, Here We Come y Morrissey entregó Viva Hate, un álbum con el que le cierra la boca a la crítica y al público: definitivamente puede prescindir de Marr. Lo reemplaza con Vini Reilly y llama a Stephen Street para que lo produzca. El resultado catapulta a Morrissey como el astro del pop enarbolado en desesperación, soledad, desamor y despecho: la poesía de “Everyday Is Like Sunday”, el hit radial “Suedehead”, la asfixiante “Angel, Angel, Down We Go Together” y la polémica “Margaret On The Guillotine”, con la que no deja de hacer política. Iluminado y eterno, Morrissey no tarda mucho en pasar de integrar la mayor banda del pop a ser la voz definitiva de los corazones rotos, siempre haciendo algo imprevisto con las palabras: un dolor esperando la felicidad futura. Rodrigo Piedra
13. Talking Heads – Remain in Light
1980 – Sire
No hace falta escuchar más de diez segundos de la percusión y los punteos de Remain in Light para instantáneamente reconocer que se trata de los Talking Heads. A medida que el oyente se adentra en estos paisajes sónicos que no parecen estar situados en el planeta Tierra, resulta aparente que el sonido signatura que caracterizó a la banda ha sido pulido y perfeccionado. Bajo la producción y mezcla de Brian Eno, el cuarto disco de las cabezas parlantes es su momento cúspide. Su influencia principal yace en sonidos tribales y música afrobeat: Remain in Light es Fela Kuti canalizado a través del prisma de David Byrne. Así, el producto final está matizado por su perspectiva absurdista, su nihilismo, su humor azaroso y sus neurosis; temáticas que se contraponen a un ritmo que transpira vitalidad. Un track como “Crosseyed and Painless” puede tratarse sobre la validez lógica de los hechos; la alienación corre por todo el LP, sea respecto al gobierno (“Born Under Punches“), la escena neoyorquina de los ’80, o bajo el perfil de conformismo en su hitazo “Once in a Lifetime“. El cierre, “The Overload“, es un tema sobre el apocalipsis donde Byrne, Harrison y el matrimonio Frantz/Weymouth buscaron replicar el sonido de Joy Division sin haberlo nunca escuchado, con la descripción mediática como sola referencia. Remain in Light, resultado de tanta imaginación como innovación, es de lo mejor que parió la década: música de discoteca extraterrestre. Bartolomé Armentano
12. The Smiths – The Smiths
1984 – Rough Trade / Sire
El primer trabajo de The Smiths constituyó el comienzo de una carrera no sólo exitosa para sus miembros, sino también de ruptura. Es necesario aceptarlo: hubo bandas de ruptura; existieron creadores que cambiaron los paradigmas que hasta el momento cercaban el espectro de posibilidades de alguna disciplina artística. El encuentro entre Morrissey y Johnny Marr dio como resultado un trabajo exquisito. ¿Se pudo tener mejor gusto que ambos para componer canciones? La pregunta es retórica, pero también se encuentra abierta. Quizá sí. Pero habrá que esforzarse mucho para encontrar un dúo de compositores que se complementara de la manera en que ambos lo hicieron, delineando un camino que fue perfeccionándose disco a disco sin por eso anular los trabajos anteriores. Así fue que el primer álbum de The Smiths -lanzado en febrero de 1984- devino en un gran disco conceptual que desde las letras hasta sus armonías invitaba a un viaje a través de la melancolía, la marginalidad y el desamor. Un periplo bifurcado donde los ecos grisáceos de Stretford fueron recreados por Morrissey y acompañados de armonías y melodías también grises, pero nunca lúgubres. La nostalgia de los Smiths no pulsó hacia la muerte, aunque se construyera sobre la carencia. Las atmósferas creadas por Moz y Jonhny Marr dejaron lugar al placer, creando mínimos reductos donde se ejercía una suerte de resistencia foucaultiana, en la cual se abría una batalla destinada al fracaso, pero siempre orientada a la experiencia del placer. Adrián Rocha
11. Pixies – Surfer Rosa
1988 – 4AD
Surfer Rosa, el debut de los Pixies, es uno de los mejores y más influyentes discos de la historia. Su innovación consistió en explotar al máximo la dinámica quiet/loud, donde un verso inocente culmina en una explosión de ruido en el estribillo. Se trata de la piedra angular a partir de la cual se levantó todo el grunge de los noventa: no sorprende entonces que Kurt Cobain haya seleccionado a Surfer Rosa como su segundo álbum favorito. Bajo la producción del emblemático Steve Albini, el grupo liderado por Black Francis logra aquí establecer en treinta minutos un ritmo desenfrenado, con canciones cortas, simples y directas, llenas de riffs inolvidables. Esto es mérito tanto de Francis como de las habilidades de David Lovering, Joey Santiago, y (por supuesto) Kim Deal, capaz de componer un clásico a partir de una línea de bajo de lo más sencilla. Aún así, quizás la principal destreza de los Pixies – y motivo de su frescura – es su sentido del humor. Éste es evidenciado en la yuxtaposición de melodías pop distorsionadas con líricas que se regocijan en lo grotesco. Es que Surfer Rosa es eso: una celebración de lo macabro y lo absurdo. Sea Kim Deal poetizando sobre superhéroes o los dotes fálicos de un muchacho negro, o Black Francis gruñendo sobre incesto y gore; esta es una banda que no se toma en serio a sí misma. Si eso no los hace ya dignos de aplauso, la música habla por sí sola: “Where Is My Mind?” sigue siendo hoy el himno alterno por excelencia. Bartolomé Armentano
10. Galaxie 500 – On Fire
1989 – Rough Trade
La bajista de Galaxie 500, Naomi Yang, dijo: “Creo que fuimos como una estrella de cine o un músico que se murió muy pronto”. Cuatro años es muy poco tiempo pero a ellos les bastó para publicar tres discos que iban de la calma al ruido de un minuto al otro. On Fire es el segundo de ellos, y como suele pasar con los hermanos del medio, es extraordinariamente frágil y sensible. Los chicos de Harvard no sólo comenzaron a sonar en la radio de su Universidad con On Fire sino que a la vez conquistaban la crítica internacional y los oídos más ávidos de atmósferas y sonidos de ensueño. Producido por su eterno colaborador (“cuarto Galaxie 500”) Mark Kramer, las diez canciones que lo componen remiten a un estado de trance emocional profundo: canciones como “Tell Me”, “Snowstorm”, la inquebrantable “Another Day” y el cover (de esos que quedan mejores que los originales) de “Ceremony”, todas, marcan en cierto punto el nacimiento del shoegaze. Rodrigo Piedra
09. New Order – Power, Corruption & Lies
1983 – Factory
Lanzado el 2 de mayo de 1983, llegó a convertirse en un disco clave de la década del ‘80. Con hits como “Age of Consent“, “Your Silent Face” o “Blue Monday” en la versión especial con bonus tracks, este álbum se destacó por los elementos de música electrónica, los sintetizadores y teclados que se utilizaron a la hora de grabarlo. Sin dejar atrás las grandiosas líneas de bajo de Peter Hook, New Order logró combinar post-punk y new wave, y como resultado final obtuvo Power, Corruption & Lies, obra que hoy en día sigue siendo un clásico. Florencia Garrido
08. Charly García – Clics Modernos
1983 – SG Discos
Este es el segundo disco de Charly, después de la tremenda obra Yendo de la cama al living. Clics Modernos parece ser un puñado de hits y una marca generacional. Junto con la vuelta a la democracia en Argentina, Charly irrumpe con 9 canciones poderosas: aquí es cuando se inmortalizan canciones como “Los Dinosaurios”, “No me dejan salir”, “Nos siguen pegando abajo”. El disco fue grabado en Nueva York y la experiencia del músico queda sentada en una de las mejores canciones del disco: “No soy un extraño”. El álbum quedó catalogado para siempre como uno de los mejores discos del rock argentino. Julieta Aiello
07. Joy Division – Closer
1980 – Factory
Grabado y publicado en 1980, Closer fue el segundo y último disco de estudio de Joy Division. Pese a que estaba programado para salir al mercado en mayo de ese año, apareció un mes después, justo luego de la muerte de Ian Curtis, lo cual llevó al álbum a tener una gran repercusión entre los fans y los medios del mundo de la música. Con un sonido aún más oscuro que el de su antecesor, un mayor uso de sintetizadores y las clásicas letras sobre la desesperación y la soledad, Closer superó en ventas a Unknown Pleasures (que ocupó el primer lugar en la lista de los favoritos de los ’70 en Indie Hoy) y estuvo mejor posicionado en los charts ingleses. Podríamos destacar también que este disco le facilitó el rumbo a New Order, banda que luego formarían Bernard Sumner, Peter Hook y Stephen Morris tras el suicidio de Curtis. Florencia Garrido
06. The Jesus and Mary Chain – Psychocandy
1985 – Blanco y Negro
Cualquier banda que después de 1985 haya utilizado apasionadamente pedales, algo le debe a este disco. El disco debut de los hermanos Reid (y Bobby Gillespie aún en batería) llegó luego de la publicación del single “Upside Down”, con el que rápidamente llamaron la atención y empezaron a convocar gente a sus problemáticos shows. The Jesus and Mary Chain nunca sonó más crudo que en Psychocandy y justamente eso lo hace un disco único en su estilo. Desde el agridulce comienzo de “Just Like Honey” hasta el final de “It’s So Hard”, en 39 minutos los escoceses logran fusionar sus dos influencias más fuertes: los Beach Boys y la Velvet Underground, tan distantes uno del otro que parece mentira. Rodrigo Piedra
05. Pixies – Doolittle
1989 – 4AD / Elektra
Este párrafo bien podría ser útil si solo nos ponemos a nombrar a la cantidad innumerable de agrupaciones influidas por el sonido de la banda de Black Francis, que con este disco, editado el 17 de abril de 1989, consiguieron inmortalizarse en uno de las placas más asombrosas y destacadas de la historia del rock. No solo porque posee éxitos tales como “Debaser”, “Here Comes Your Man” o “Monkey Gone To Heaven”, sino también porque sirvió para afianzar una estética, un sonido que hasta el día de hoy apreciamos, como dije antes, en muchas bandas. Mono Rubino
04. Michael Jackson – Thriller
1982 – Epic
Si algo faltaba para saber quién era el rey del pop, fue Thriller. Michael Jackson irrumpe en los ’80 con esta máquina bailable de hits y define una época: “Beat It”, “Billie Jean” y “Thriller” hacen bailar al mundo entero y marcan un estilo que a partir de ese momento influenciará al pop, rock, R&B y funk como precedente musical. El disco también presenta el interesante dueto con Paul McCartney en “The Girl Is Mine”. No solo eso, sino que a partir del video de “Thriller” se define una nueva forma de hacer videoclips como jamás se había visto. Larga vida al Rey. Julieta Aiello
03. The Cure – Disintegration
1989 – Fiction
Meses antes de la caída del muro de Berlín y dos años después del éxito del eufórico Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me, la banda liderada por Robert Smith cerraba la década alejándose del enganche pop de su álbum anterior, con el que finalmente habían logrado la aceptación de un público más amplio, y volviendo a consagrarse a la melancolía e introspección con Disintegration, álbum oscuro e hipnótico pero profundamente romántico que se convertiría en una obra celebrada en igual medida por el público y la crítica, contrario al pronóstico de los directivos de su sello discográfico Fiction que durante su grabación advertían un inminente fracaso ante tal cambio. De entre sus canciones, “Pictures Of You” y “Lovesong” se erigieron desde su lanzamiento como himnos donde lo naif y lo cursi logran ser muchísimo más que aceptables, mientras que el miedo y la excitación confluyen en la seductora “Lullaby” que alcanzó primeros lugares en listados del Reino Unido al narrarnos con sombría elegancia un episodio bastante Allan-Poeiano y “Fascination Street” se impuso a su vez como una espectacular provocación envuelta por una atmósfera gótica tan refinada como poderosa. Paradójicamente The Cure con este álbum, cuyo título se prestó para serias especulaciones acerca del fin de la banda, lejos de desaparecer concibió el que quizá sea su más grandioso disco hasta la fecha. Laura Camargo
02. The Smiths – The Queen is Dead
1986 – Rough Trade / Sire
Para muchos el mejor trabajo de la banda, The Queen Is Dead, tercer álbum de estudio de The Smiths, fue lanzado el 16 de junio de 1986 por Rough Trade Records para el Reino Unido, y el 23 de junio por Sire Records para los Estados Unidos, adquiriendo un lugar privilegiado en la discografía del grupo de Mánchester. Quizás porque el conjunto se encontraban en su mejor momento, no sólo musicalmente, sino también desde al aspecto relacional, o porque la banda había alcanzado la madurez artística necesaria para grabar un disco así. Es difícil explicar la aparición de un trabajo de ruptura, pero puede que se deba, entre otras cosas, al clima amistoso que hasta el momento reinaba entre los integrantes, sobre todo entre Johnny Marr y Morrissey. Son conocidos los desencuentros entre los miembros de casi todos los grandes conjuntos del mundo, y The Smiths no fue la excepción. Pero lo cierto es que, a pesar de los avatares alocados de sus líderes, el grupo grabó uno de los discos más ambiciosos de los años ’80, y sin lugar a dudas el más importante de la banda. Canciones como “Bigmouth Strikes Again“, “There Is a Light That Never Goes Out” o “The Boy With The Thorn in His Side” -entre otras- se convirtieron en hits frecuentados hasta el día de hoy no sólo por el público under, sino también por directores de cine, televisión y productores audiovisuales en general, quienes utilizaron varias canciones del álbum para diferentes soundtracks, lo cual evidencia la vigencia estética de una de las bandas fundantes de esa movida que luego empezó a ser identificada con el nombre de Indie. Adrián Rocha
01. Sonic Youth – Daydream Nation
1988 – Enigma
Me cuesta mucho escribir esta reseña. Sé que es por mi incapacidad de separar este disco de una parte constitutiva de mi ser. Quizás porque si su impacto en mí no hubiera sido tan determinante hoy no estaría sentada aquí, intentando de algún modo devolverle el favor, esforzándome en poner en palabras por qué cambio mi vida y la de muchos otros, y desde ahí explicar su merecido lugar como nuestro mejor disco de los ’80.
Anticipo no poder describir qué sentí la primera vez que escuché “Teenage Riot” pero supe que quería ser parte de eso para siempre. Una ruptura, un quiebre en mi entender de la música en ese particular momento de mi vida donde encontré todas las respuestas que necesitaba en 7 minutos de la disonancia más sentida de todas.
Sólo me reconforta pensar en que puedan identificarse con este abrumador sentimiento de impotencia que me desborda en algo tan simple como explicarle al mundo por qué Daydream Nation es el mejor disco de su década y así disculpar cualquier pretensión de objetividad requerida.
Daydream Nation es, o, había sido hasta entonces, el disco más ambicioso de Sonic Youth. La banda transitaba la etapa más épica de su prolífera carrera luego de haber encontrado su formación ideal con la incorporación de Steve Shelley en Evol. Es la búsqueda que arraigó a sus predecesores la que eleva los elementos que constituyen este disco: la síntesis entre el fervor interno de la distorsión y la infaltable experimentación con melodías cada vez más seductoras, dejando como marca insignia ese juego incesante entre la calma y el desorden.
Desde su mismo título la apuesta es enorme. Estamos hablando de una juventud, la juventud sónica, que intenta dar respuestas a un caótico contexto de fin de década y propone una nación de ensueño. Tan poético como podría sonar, sólo basta escuchar los acordes iniciales para sentir esa concientización, de que es hoy, de que es ahora, de que todo lo que hay que hacer cuando el mundo es una mierda es poner “Teenage Riot” y sacudir la cabeza.
Es el manifiesto a una juventud encendida, inmortalizada para siempre en el minimalismo del arder de una vela en un fondo opaco.
Reponerse de la explosión interna de esa primera canción no es tarea fácil, pero puede que tampoco sea necesaria, “Silver Rocket” se recibe con la misma fuerza. No existe volumen suficiente para canalizar esa energía.
“The Sprawl” es una de mis canciones favoritas en la vasta discografía de la banda. Es un respiro de placer, de optimismo y bienestar que nunca pierde la intensidad del disco sino que la traduce en nuevos matices, en esos pasajes de desgarradora oscuridad abordada con sutil belleza.
Son esos pequeños momentos los que enaltecen la propuesta del disco, sino pregúntenle a la intro de “Cross The Breeze” y esa tan singular e inmensamente benévola violencia musical que la sucede.
“Eric’s Trip” es uno de los indudables “hits” de la colección, y lo tiene merecido. Es imponente desde el momento en el que escuchamos los primeros versos entonados con firmeza por el gran Lee Ranaldo. Un momento de suprema excitación, fugaz pero entumecedor, que precede a otra canción igualmente entretenida: “Total Trash”.
Después de unos infaltables minutos de disonancia, “Hey Joni” retoma las riendas del goce. Una canción tan imponente como las que la anteceden, la clave está en la exploración de sus detalles y la pluralidad de sensaciones que estos engendran. Algo similar a la intrigante “Providence”, una suerte de interludio que agrega un nuevo elemento movilizador al trabajo.
La esencia misma del disco se resume en la inmaculada “Candle”, la canción que homenajea la obra de Gerhard Richter que ilustra la emblemática tapa de Daydream Nation (o viceversa). Y lo hace de la única manera posible, con la voz de Thurston camuflándose en pasajes etéreos de guitarras distorsionadas.
Adentrándonos en la parte final del disco, tanto “Rain King” como “Kissability” sirven al propósito de quienes dan vida a sus versos. La primera, enmarcando a la voz de Lee Ranaldo y su característica entonación en forma de prosa, la segunda, a los gritos guturales de Kim Gordon.
Cierra el trabajo la trilogía compuesta por “The Wonder”, “Hyperstation” y “Eliminator Jr.” explotando en miles de pedazos esa sensación de eternidad tan bien fundada alrededor de todas sus predecesoras.
Daydream Nation marcó su década por ser un disco tan fuerte como su impronta. Erige su trascendencia alrededor de esa promesa de rebeldía, a la que todos estamos invitados a formar parte. Son las ganas de destruir todo y amarlo a la vez las que canalizan el espíritu que guió a todas las juventudes sónicas que lo sucedieron, y que probablemente compartan las del porvenir. Agustina Checa