Ignorado por la crítica y gestado en un clima caótico para luego resurgir como inspiración del movimiento punk, Raw Power fue el tercer disco de The Stooges lanzado un 7 de febrero de 1973. Hoy, a 50 años de su lanzamiento, recordamos los entretelones de una obra fundada en un cóctel de rabia y excesos.
Un debut que generó atención en el under
Para finales de los años 60 y principios de los 70, los Stooges ya eran toda una revelación del under estadounidense, aunque demasiado erráticos e histriónicos para formar parte del mainstream. La banda oriunda de Detroit (Michigan), se hizo su nombre a base de presentaciones explosivas e impredecibles, donde un joven Iggy Pop podía aparecer en escena embadurnado en mantequilla de maní o cubierto en su propia sangre para luego arrojarse al público. Algo que causaba atracción y repulsión en partes iguales.
Así y todo, lograron firmar con el sello Elektra Records, luego de que el cazatalentos de la compañía Danny Fields los descubriera teloneando a MC5. Su primer álbum, lanzado en 1969, llevó como título el nombre del grupo y estuvo producido por John Cale de The Velvet Underground. Con un sonido potente para esos días, pero con una actitud demoledora y salvaje, el debut homónimo de los Stooges generó cierta atención en la prensa pero vendió apenas algunas copias.
Una banda sumida en la droga y los excesos
Ya para su segundo disco publicado en 1970, Fun House, la banda completa -excepto el guitarrista Ron Asheton– había recaído en el poder destructivo y opresor de la heroína, la que pronto les pasó factura. No solo los shows se volvieron desastrosos, sino también que los miembros de la banda que se habían vuelto adictos -entre ellos Iggy- vendían sus instrumentos para poder afrontar los gastos que el consumo de estupefacientes demandaba. Estos excesos acabaron aflorando en un disco sumido en destrucción y brusca espontaneidad.
Lo que siguió a la publicación de su segundo LP fue una época de confusión y desastre, pero con la convicción y las ganas de volver a intentarlo. Entre el 70 y el 71 la banda sufrió varios cambios: el bajista Dave Alexander fue despedido y suplantado por Zeke Zettner; Zettner luego abandonó la banda y Jimmy Recca ocupó su lugar. En ese mismo lapso de tiempo, Bill Cheatham entró a la banda como guitarrista pero se fue a los pocos meses y James Williamson llegó para suplantarlo. Aun así, esta formación no duró y la banda se dispersó.
Bowie: el hombre que cambió el rumbo
Al no poseer compañía discográfica, los Stooges se quedaron durante un tiempo sin nadie que les consiguiese lugares para presentarse ni la plata necesaria como para seguir con la producción de nueva música, por lo que el grupo entró en un parón musical. Afortunadamente, para principios de 1972, Pop se cruzó de casualidad con David Bowie -quien entonces estaba en la cima de la popularidad previo al lanzamiento de Ziggy Stardust– y la suerte de la banda cambió.
Fan declarado del grupo de Pop y compañía, Bowie llegó como una señal de rescate y se propuso ayudar a la reconstrucción de la banda. Para empezar, le solicitó a su sello, Columbia Records, que los escuche y los contrate y lo terminó logrando. También se ofreció a mezclar su tercer disco, mientras Iggy y Williamson llamaban a los hermanos Scott y Ron Asheton -miembros originales de la banda- para que vuelvan al grupo.
Raw Power: la pieza fundacional y esencial del proto-punk
De esta forma, y con la producción del mismo Pop, en 1973 publicaron Raw Power. Para describirlo, su título va a la perfección: una obra cruda y urgente que solo se enfoca en esputar ferocidad con letras explícitas sobre sexo, drogas y lo que ellos percibían como rock and roll. Lejos de ser una pose, para los Stooges -y la escena de esos años- era una forma de vida innegociable si el premio era la fama y el éxito.
Aunque fue un fracaso apenas salió, ignorado y vapuleado por la crítica especializada, con los años Raw Power terminó siendo un disco revalorizado y considerado un pieza fundacional y esencial del proto-punk; así también como un bastión indispensable de la revolución punk inglesa que estaba empezando a gestarse en aquellos años. Artistas como Kurt Cobain han elogiado al álbum al punto de decir que “era el mejor disco de todos los tiempos” y su favorito.