Desde sus orígenes a principios del siglo XX, la música electrónica atravesó diferentes cambios signados por los avances tecnológicos y la experimentación. Uno de los primeros dispositivos pioneros y enteramente electrónicos fue el llamado telarmonio, inventado por Thaddeus Cahill en 1897, el cual generaba sonidos polifónicos mediante una rueda tonal electromagnética.
Al mismo tiempo, la invención de los magnetófonos y la grabación en cintas permitió la manipulación y el procesamiento de sonidos de manera más efectiva. Músicos como Karlheinz Stockhausen y Pierre Schaeffer exploraron nuevas formas de composición utilizando diferentes técnicas con este tipo de cintas en el estudio.
Durante los años 60, Robert Moog desarrolló el sintetizador Moog, que le permitía a los músicos crear sonidos sintéticos mediante la manipulación de voltajes. Este desarrollo fue fundamental para el surgimiento de la música electrónica moderna y su popularidad en la cultura pop de los años 70. Artistas como Kraftwerk, Giorgio Moroder y Jean-Michel Jarre también introdujeron los sintetizadores en la música bailable.
Durante los 80 y 90, la electrónica se diversificó aun más y surgieron subgéneros como el techno, house, trance, drum and bass y más. Aunque pueden haber similitudes entre todos estos, hay algunas diferencias sutiles -y otras no tanto- que permiten discriminar e identificar uno de otros. Por ejemplo, es normal asociar el house con el techno.
Aunque existen algunos contrastes entre ambos subgéneros, la diferencia principal radica en sus BPMs o Beats Per Minute, es decir, cantidad de pulsaciones por minuto. Mientras que el house y sus variantes pertenecen a la escala media-baja de BPMs (entre los 124–130), el techno se mueve por otras frecuencias que son las medias-altas (entre los 125–145). Es decir, en cierta medida, el house suena más lento que el techno.
Otra diferencia suele ser la duración de las piezas: si en el techno suelen durar entre los cinco y 10 minutos, en el house es raro que sobrepasen los seis minutos de duración. Además, tienen un enfoque y ambiente distintos. La orientación del house es más comercial e incluye vocales con más frecuencia, mientras que el techno es minimalista y no predominan las melodías sino que más bien busca generar un clima mediante las repeticiones, y los cambios sutiles y breaks en los beats.
A continuación podés ver tres ejemplos clásicos de cada subgénero.