“Acá vas a trabajar vos”, le dijo un profesor de la Universidad Nacional de Bellas Artes y Música de Tokio a Agustín Spinetto cuando llegó para cursar la maestría en Creación Musical y Sonora. Acto seguido, abrió la puerta de un laboratorio de sintetizadores antiguos que estaban en desuso, “de esos que se les conectan miles de cables y parecen de telefonistas”, ilustra el músico argentino en conversación con Indie Hoy. Todo el proceso posterior desembocó en el EP Made in Ueno, publicado hoy.
Aunque el profesor -compañero de clase de Ryuichi Sakamoto en esa misma universidad- se jubiló poco después de esa introducción hecha post stalking académico y conociendo los intereses del flamante estudiante extranjero, le abrió a Agustín un universo con el que se obsesionó y se convirtió en el tema de su maestría. Es probable, incluso, que Sakamoto haya trabajado con los mismos sintetizadores (las fechas coinciden).
Si bien Spinetto giró por la escena porteña con su proyecto junto a Fran López, El Orgullo de Mamá, su veta experimental venía germinando y afloró con Despertadores (2017), un álbum de diez canciones compuestas para que sean descargadas y utilizadas como alarmas despertadoras. Por entonces cursaba la licenciatura en Artes Electrónicas de la UNTREF, donde después de recibirse ejerció como profesor. Al tiempo que publicaba su segundo disco solista, el bastante más cancionero Héroes (2018), comenzaron sus planes de hacer la maestría en Tokio, donde viajó y comenzó sus estudios en 2019. La sede principal de la universidad queda en el distrito de Ueno, entre el enorme parque del mismo nombre, templos y otros espacios culturales como el Museo Nacional de Tokio y el Museo Nacional de Arte Occidental.
Durante los dos años que duró la maestría, Agustín se encerró en ese laboratorio, no sin esquivar cierto recelo por parte de los encargados. Pasaba horas y horas ahí adentro, aprendiendo a usar esos equipos únicos en el mundo y extremadamente difíciles de conseguir. Si bien estaban en buen estado, había que ponerlos a punto. En ese proceso, y en medio de un enjambre de cables, Agustín se decidió hacer una obra interconectando todos esos sintetizadores. “Con la computadora podía disparar una velocidad y todos los sintetizadores se movían a esa velocidad, pero estaba el problema de la afinación. Son instrumentos históricamente difíciles de afinar: no son digitales y tienen una precisión malísima. Movés cualquier perilla y todo cambia. Lograr que sea coherente fue bastante difícil, pero de lo más interesante“, admite Agustín. Así nació el primero de los temas de Made in Ueno, “Olor a sol“, hecho con sequencers, instrumentos electrónicos y sintetizadores.
Mientras se preparaba para tocar en Stay at Home Concert, un show virtual que hicieron con la universidad ante el avance del coronavirus y sus respectivas restricciones, Agustín empezó a usar el software que lo acompañaría en todo este proceso: Audiostellar, un desarrollo de sus compañeros de la UNTREF. “A Short Period of Time and Sound” empezó como un ejercicio para usar ese programa, conectando los sintetizadores con otras grabaciones. El video que circula de esta canción en YouTube es la presentación en aquel concierto, pero la versión del disco es, en sus palabras, “más prolija, menos larga, menos interminable”.
“At the End, There Is A Melody” fue el primer adelanto del EP pero la última canción en gestarse. Con el funcionamiento de los sintetizadores y su conexión con el software ya aceitada, Spinetto compuso esta canción originalmente para su presentación de graduación: el video que acompañó el lanzamiento del single es su concierto de fin de maestría en uno de los estudios de la universidad. El show de 20 minutos fue acortado y editado pero respeta su estructura: trabaja sobre -y construye- una melodía que se repite hasta el final. El título del tema no esconde secretos: “Es un tipo de mantra que uno escucha más bien cuando hace yoga. Me encanta la repetición y esa melodía funcionaba como un mantra para mí. Por eso la canción tiene esa melodía que se va modificando constantemente, desde la mitad hacia el final”. Keigo Oyamada, más conocido por su alias Cornelius, se cuela como una marcada influencia: sonidos y samples que no son necesariamente musicales se van sumando y repitiendo hasta llegar a melodías que se quiebran y abren paso a un remanso. “La música está hecha con sonidos, no solo con sonidos musicales”, decía John Cage.
En simultáneo con su cursada, Agustín se inmiscuyó en la escena tokiota. Antes de que irrumpiera la pandemia, se presentó en el Tama Art Festival y junto a una compañera artista hicieron una exhibición en el barrio Kagurazaka que incluía fotos Polaroid, música y la participación de los presentes. La muestra “You Are Here” estaba enfocada en el concepto de hogar y el desarraigo: “Siempre me jugó desde un buen lugar ser extranjero“, confiesa. Desde los últimos meses de 2021 se presenta todos los domingos con un grupo de música experimental en un local de Shimokitazawa donde la consigna es la improvisación usando instrumentos electrónicos.
Escuchá Made in Ueno a continuación o en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).