Anoche se entregaron los premios Grammy y en su edición número 54 no hubo demasiadas sorpresas (no podemos compararlo al año pasado, cuando Arcade Fire se alzó con el premio mayor), pero teníamos un embajador entre tanta música que vende millones: Justin Vernon y su banda Bon Iver tenía cuatro nominaciones: Grabación del año y Canción del año (“Holocene“), Mejor álbum alternativo y Mejor artista nuevo.
Resultó ganador de Mejor álbum alternativo por Bon Iver, categoría en la que competía con The King of Limbs de Radiohead, Torches de Foster the People, Codes and Keys de Death Cab For Cutie y Circuital de My Morning Jacket.
En la categoría de Mejor artista nuevo competía con The Band Perry, J. Cole, Skrillex y Nicki Minaj. El folk le ganó a todos los otros géneros que estaban en esta categoría, y en este momento es cuando Justin Vernon subió al escenario (la otra categoría se entregó antes de la ceremonia). Por supuesto que en su discurso no hizo referencia al hecho de que no es un artista “nuevo” (recordemos su debut en 2007, For Emma, Forever Ago… ¡5 años atrás!), pero obviamente fue el discurso indie de la noche, haciendo referencia a todas las bandas que sacaron excelentes discos el año pasado y que nunca iban a llegar a una entrega de los Grammys. Algo así como que “el talento pasa por otro lado”.
La gran ganadora de la noche (y sin sorpresas) fue Adele, que a costa de 21 se alzó con seis estatuillas, incluyendo Disco del Año, Canción del año, grabación del año, Mejor solista pop, Mejor disco pop y Mejor video. Los Foo Fighters se llevaron cinco premios, mientras que Kanye West y Skrillex se llevaron tres galardones cada uno.