La era digital ha permitido a las audiencias tener una mayor participación de manera pública, inmediata y con un mayor alcance. Este nuevo poder permite que vocalicen sus opiniones y, también, que demanden a las celebridades que se responsabilicen por sus acciones.
En su libro Social Media Law and Ethics (2021), el profesor especializado en redes sociales Jeremy Harris Lipschultz expresa: “Cuando una celebridad es considera ofensiva o que no está en lo correcto, sus antiguos fanáticos usan sus plataformas de redes sociales para cancelarla disminuyendo su poder, efectividad y validez”. Como parte de la “cancel culture” (cultura de la cancelación), este tipo de campañas creadas por los usuarios pueden ir desde el boicot de música, películas y series hasta intentar amplificar el problema en múltiples plataformas para llevarlo a la atención de aquellas personas que se encuentran fuera de ese círculo.
Uno de los ejemplos más recientes ocurrió a manos del rapero estadounidense DaBaby, quien durante su set en el festival Rolling Loud hizo comentarios homofóbicos y misóginos. Usuarios de Twitter inmediatamente comenzaron a reaccionar a lo sucedido y lograron que el rapero fuera expulsado de los lineups de otros tres festivales.
Originalmente, DaBaby no habría hecho esfuerzos por disculparse, posteando tweets que sugerían que lo habían entendido mal además de mencionar lo sucedido en un video musical para su canción “Giving What It’s Supposed to Give”. Al compartirlo en Instagram expresó: “La gente se niega a entender tu lógica… y hacen todo lo posible para sacar dinero de tus bolsillos y comida de la boca de tus hijos”. Tres días después, habiendo perdido conciertos y colaboraciones, el rapero se disculpó a través de un posteo en Instagram diciendo: “Quiero disculparme con la comunidad LGBTQ+ por los comentarios hirientes y desencadenantes que hice. Nuevamente, me disculpo por mis comentarios mal informados sobre el VIH / SIDA y sé que la educación al respecto es importante. Amor a todos. Dios los bendiga”. El posteo fue eliminado a principios de agosto.
Lipschultz también explica que la disculpa pública, como forma de discurso, llegó para quedarse. “Las celebridades canceladas esperan volver a una buena posición con el público y utilizan las redes sociales y consultores de relaciones públicas para reparar el daño repetitivo creado por su mal comportamiento. Battistella explicó que las disculpas huecas o simplemente decir ‘me malinterpretaron’, ‘solo bromeaba’ o ‘esto es un asunto privado, sigamos adelante’ puede no ser suficiente y la gente continuará usando las redes sociales para exigir una disculpa genuina y/o un cambio de comportamiento”.
El 31 de agosto, la Alianza Gay y Lesbiana Contra la Difamación (GLAAD) publicó en sus redes que habrían tenido un encuentro virtual con DaBaby y líderes de nueve organizaciones para compartir con el rapero información sobre el VIH e historias de quienes lo tienen. “Durante nuestra reunión, DaBaby se mostró genuinamente comprometido, se disculpó por los comentarios inexactos e hirientes que hizo sobre las personas que viven con el VIH, (…) reconoció los hechos sobre el VIH que presentamos, muchos de los cuales él mismo desconocía (…) deseamos que use su plataforma para transmitir esa información crítica a sus fans y que aliente a la gente a hacerse la prueba y conocer su estado”.
Aunque existen diferentes visiones sobre la cultura de la cancelación y sí funciona, los momentos en que se “cancela” a una celebridad resultan temporales. La mayoría de los casos no resultan en cambios reales. Aunque las audiencias poseen este nuevo poder, parecería que se olvidan de lo sucedido tan rápido como buscan responsabilizar a las celebridades. Este movimiento en redes sociales presenta su enfoque en avergonzar a quienes cometieron un error en vez de en lograr cambios profundos. Ese sentimiento de vergüenza podría resultar en que las personas se resistan más al cambio. El perdonar y dejar ir las ofensas y comentarios que se dan en la cultura de la cancelación sin dar tiempo y oportunidad a que ocurra un cambio real puede dar la falsa impresión de que es importante parecer socialmente consciente, en vez de ser socialmente consciente.