A veces usa una camisa blanca, otras veces está vestida de negro. Camina a paso acelerado y siempre parece saber a dónde va. Su pelo es una corona de rulos dorados y la cara es blanca como el papel. Su mirada es una cruza entre los ojos de Madonna, Róisín Murphy y Siouxsie Sioux. Ella es Daniela Zahra, bajista y cantante de Mujercitas Terror, pero también artista visual y creadora de dibujos donde la fantasía se mezcla con las pesadillas.
Zahra nació un 30 de noviembre de 1978 en Buenos Aires. De su infancia suele afirmar que, más que una época, fue una experiencia que aún sigue transitando. Se recuerda a sí misma como una niña poderosa, capaz de conseguir lo que quisiera con tan solo desearlo. Le gustaba inventar palabras y pronunciarlas como si fueran hechizos de magia. Esto hacía reír a los adultos que la rodeaban, pero a ella no le importaba: siempre estaba en otra parte. Con la imaginación y el pensamiento sentía que se alejaba de la realidad. Entre la confusión y la fantasía de la niñez, Zahra ya pensaba como una artista y quería moldear el mundo de acuerdo a sus deseos e intereses.
Cursó un tiempo en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, pero no tenía un rumbo claro. Se anotó para no realizar alguna otra carrera más tradicional y aburrida. El dibujo fue un gran ejercicio de paciencia: le costó bastante sentirse cómoda con sus creaciones. Cuando encontró marcas de un estilo propio se sintió más aliviada y la mano comenzó moverse con más fluidez. “No pasé mucho tiempo en la escuela, me sirvió más que nada como un refugio y cuando se convirtió en una cárcel me fui. En un principio dibujaba situaciones que me causaban gracia o que me sorprendían. También dibujaba ropa y objetos que deseaba”, afirma la artista en conversación con Indie Hoy.
Zahra descubrió que el dibujo era lo más parecido a un superpoder: una energía embriagadora que le permitía manifestar sus inquietudes. Desde entonces aparecen en sus obras diversas figuras femeninas, niños e imágenes de sueños y pesadillas. Son dibujos melancólicos en donde el mundo se manifiesta como una serie de eventos desafortunados. Angela Carter, Dorothy Parker, Arthur Rimbaud, Oscar Wilde, Hubert Selby Jr. y Arthur Cravan son algunos de los referentes que la inspiran a la hora de crear, pero se reconoce en su trabajo la persistente influencia de la escritora argentina Silvina Ocampo, sobre todo en la crueldad de esos personajes infantiles que podían lastimar a quien sea con tal de conseguir lo que querían.
A la hora de encarar el proceso creativo, Zahra no realiza bocetos ni piensa mucho hacia dónde ir. “Me manejo completamente por la intuición. Considero que muchas veces mis dibujos actúan como un objeto mágico y premonitorio. Lo más propio de ellos es la línea“, afirma. Sus materiales predilectos son el lápiz negro, la tinta china y las acuarelas de colores, recurso que incorporó hace poco tiempo.
Cuando Zahra conoció a Marcelo Moreyra y comenzaron a delinear su proyecto musical, él quedó fascinado con un grabado de la artista. El título de la obra era “Mujercitas”, Moreyra le agregó la palabra “terror” y así quedó bautizada la banda. Esa fue la tapa del primer disco, Mujercitas Terror (2007). Desde entonces los dibujos de la cantante serán incluidos en toda su discografía a excepción de Excavaciones (2011) y el EP Nieblash (2017).
En cada una de las tapas se puede ver representado el miedo, las infancias desamparadas y un poco del humor del ilustrador Edward Gorey y la sensibilidad del cineasta Tim Burton. A la hora de imaginar los dibujos que representarán a la banda, Zahra afirma: “Me inspiran mucho las letras y canciones que compone Marcelo. De ahí salen todos los personajes que voy imaginando a medida que avanza el disco”.
La artista también escribió e ilustró el libro Pigmy Blue y la niña más pequeña del mundo, editado en 2021 por la editorial Piloto de tormenta. También ilustró junto a Carmen Burguess de Mueran Humanos Hongos de Yuggoth, el poemario de H.P. Lovecraft por Ediciones Bilingüe. Actualmente se encuentra trabajando en un poemario infantil que ya escribió y que está ilustrando.
A la hora de diferenciar el trabajo musical de su rol como dibujante, Zahra afirma que la música es una fuerza hipnótica que la toma por completo, como si se tratara de una experiencia física que proviene de la alucinación y el terror. Al mirar sus dibujos es conveniente poner algún tema de fondo. Puede ser “Pretty Girls Make Graves” de The Smiths o “Statues” de Moloko. Esta podría ser la única manera de no caer en un pozo que nos traslade a un estado de completa melancolía y tristeza.