Ser parte de una banda no siempre es sencillo, pues hay que lidiar con conflictos, desacuerdos y hasta procesos creativos que no complacen a todo el mundo, especialmente cuando se está grabando un disco. En el caso de The Strokes, el grupo neoyorquino tuvo que sortear varias dificultades a la hora de grabar su cuarto álbum titulado Angles, el cual salió a la venta el 18 de marzo del 2011.
Un disco caótico sin rumbo
Tal y como recuerda Far Out Magazine, cuando se dispusieron a grabarlo, Albert Hammond Jr. estaba luchando contra la adicción a las drogas. En una entrevista de 2013 con la revista Rolling Stone, el guitarrista admitió: “Fue un desastre. Realmente no recuerdo nada de eso como romántico de ninguna manera. Dañaba mis relaciones con la gente. Te llevaba a un lugar donde te ayudaba a concentrarte o te ayudaba a darte algo, y luego también te quitaba todo eso. Ni siquiera podías tocar música”.
Por su parte, Nick Valensi tampoco recuerda aquellos años de la mejor manera. De hecho, le dijo a Pitchfork que la experiencia de grabar Angles fue “horrible”. “Fue horrible, simplemente horrible. Trabajando de manera fracturada, sin tener un cantante ahí. El 75 por ciento de este disco se sintió como si se hubiera hecho junto y el resto quedara colgado, como si algunos de nosotros estuviéramos recogiendo los desechos e intentando terminar un rompecabezas”.
Por su parte, Julian Casablancas, quien en ese entonces optó por darles más responsabilidades a sus compañeros, admitió en la misma entrevista que “hay un montón de cosas en el disco que no habría hecho”. A pesar de todo el caos que rodeó a Angles, The Strokes se las arregló para brindarle a sus fanáticos un puñado de diez tracks entre los que se destaca el hoy clásico de la banda, “Under Cover of Darkness”.