Debbie Harry alcanzó la cima de la popularidad décadas atrás como vocalista de Blondie. Ahora la artista de 74 años se animó a compartir su historia de vida en un libro autobiográfico titulado Face it (Afróntalo). A las pocas semanas de su salida al mercado, ese texto ha causado revuelo entre sus seguidores y la prensa internacional, debido a que lejos de romantizar y adornar su exitosa carrera, ella se animó a hablar de asuntos bastante complejos.
Por ejemplo, Harry confesó en sus páginas que fue víctima de una violación en los 70. La misma sucedió a manos de un hombre armado que ingresó a robar en su casa de Nueva York. La terrible secuencia ocurrió frente a los ojos de Chris Stein, su novio de entonces:
“El asaltante pasó un largo rato buscando cosas de valor. Entonces amontonó las guitarras y la cámara de Chris, desató mis manos y me dijo que me bajara el pantalón.”
No obstante, ella narra tal situación con un poco de humor negro pese a su gravedad: “Las guitarras robadas me dolieron más.”
Asimismo, la cantante reveló otro encuentro con un criminal muy peligroso: el asesino serial de mujeres Ted Bundy. “Ocurrió a comienzos de los ’70. Yo ni siquiera estaba en una banda por entonces… Intentaba cruzar la ciudad para ir a un bar. Un pequeño vehículo de color blanco apareció, y el hombre se ofreció a llevarme.”
Debbie cuenta que aceptó subirse al auto pero pronto empezó a sospechar debido al pésimo estado del vehículo, y se impacientó en vista de la negativa del conductor de bajar las ventanillas aunque era verano. Minutos después, ella abrió como pudo la puerta y se bajó del vehículo: “Él se dio cuenta e intentó doblar la esquina muy rápido. Salí del coche y caí en medio de la calle.” Años más tarde, ella leyó en una revista sobre la ejecución de Bundy y lo reconoció de inmediato cuando vio su foto y se enteró de su modos operandi.
En otros apartados de sus memorias, relata sin complejos su relación con drogas como la heroína, pese a que ella nunca llegó a tener un verdadero problema de adicción:
“No me arrepiento de haberla consumido. Pero sí del tiempo que me quitó. la heroína es una consumidora de tiempo. Pero entonces creo que fue un mal necesario para mí. Hasta cierto punto, fue una auto-medicación. Fueron tiempo duros, deprimentes, y la droga pareció cumplir su función.”
Uno de los pasajes más comentados del libro es la anécdota sobre la vez que consiguió cocaína para compartir con Iggy Pop y David Bowie, sobre todo porque al final de la misma hay un acto de exhibicionismo bastante polémico:
“Bowie me enseñó su pene en agradecimiento por haberle traído la cocaína. Como si yo fuera la inspectora de penes o algo por el estilo. Como yo estaba en una banda con chicos, quizá él pensó que yo era la inspectora de partes íntimas. El tamaño era notorio y a él le encantaba mostrárselo a hombres y mujeres. Él era muy divertido, encantador y sexy. Supongo que me sentí halagada, ¿sabes? Es uno de los grandes hombres que admiro en el mundo de la música, un genio. No lo toqué, pero pensé ‘muy bonito’. No sé, es una mierda que no podamos preguntarle a él.”
Harry además explica cómo fue estafada por un manager y vivió situaciones injustas dentro de la industria musical. Sin embargo, encontró la manera de sobreponerse y abrir el espacio de las mujeres en una escena con tanta predominancia masculina como el rock.