Caminar sobre un río de piedras requiere cierta gracia. Es como un juego de equilibrio y velocidad, de movimientos delicados pero rápidos a la vez. Tiene también algo de intuición, una confianza instintiva que se juega en cada paso. Podría ser sobre una piedra floja o una mojada y resbaladiza, pero con algo de suerte y decisión puede resultar en una pisada firme que lleva hacia la siguiente.
Algo de ese acto de determinación y exploración es lo que Lumtz capturó en su más reciente disco, titulado Cruzar pisando piedras. Sus canciones balancean profundidad emocional con minimalismo, creando pequeños momentos de calma pero sin detenerse demasiado a admirar su belleza, sino encontrando su gracia en el movimiento.
Dentro del refugio sonoro que crea el disco, la infinita complejidad del afuera se sintetiza en una grabación de campo o en la textura de un cassette gastado. Otras canciones comienzan como un diálogo entre un músico y su instrumento -puede ser un sintetizador, un piano o una samplera- hasta que el sonido pareciera empezar a hablar por sí solo en su propio lenguaje acerca de lo simple y atesorado.
Publicado a través del sello español Canigou Records, Cruzar pisando piedras es también un álbum rico en texturas y timbres, una muestra de las diversas búsquedas que el músico y productor argentino Luciano Lamtzev emprendió en estos tres años últimos de carrera. Sin embargo, la obra surgió como resultado de un proceso de despojo y falta de pretensión, el destino final en un camino hacia reencontrarse con la necesidad primaria de hacer música.
“Cuando empecé creí que iba a ser un disco distinto -admite Lumtz en conversación con Indie Hoy-. Me imaginaba algo más experimental y conceptual, pero en el transcurso me di cuenta que me estaba llevando mucho más trabajo del que me gusta hacer cuando hago música. No me gusta hacer cosas complejas, me abruma, se me van las ganas. Todo lo que hago es muy mínimo”.
Meses después de empezar a trabajar en los primeros bocetos del disco a principios de este año, Lumtz se alejó de la práctica de hacer música y tocar en vivo. La música formaba una gran parte de su vida, pero durante el último tiempo se había vuelto una causa de frustración más que un canal de expresión.
“Me di cuenta que me estaba poniendo mucha exigencia a mí mismo -recuerda-, y después me quedaba a mitad de camino, muy exigido, pensando qué podría haber hecho mejor. Tampoco estaba siendo sincero conmigo. Así que por dos meses no grabé nada y cuando volví a retomar las grabaciones empecé a desmembrar eso que había estado sumando. Quise volver al principio, por eso el disco suena para mí como un boceto”. Esto se reflejó en la producción del disco: Lumtz trabajó desde la escasez y la autosuficiencia, tocando y grabando todos los instrumentos y encargándose también de la mezcla y masterización.
“Siento que aprendí algunas cosas de producción, pero también fue un aprendizaje emocional -cuenta-. Hubo un momento de quiebre en que entendí qué era la nostalgia, y decidí que no quería ser más una persona nostálgica. Empecé a verla como algo que no era positivo en mí, ni algo que quería transmitir. La nostalgia es una sensación densa, también muy personal. Algo de eso me hizo ser siempre muy autobiográfico en mi música, pero siento que esa no es mi búsqueda artística sino más bien una descarga, como un diario”.
El resultado de esta madurez es un sonido más liviano, alejado de la gravedad sentimental que había impreso en sus primeros álbumes. La música de Cruzar pisando piedras es a la vez un regreso a la jovialidad y curiosidad de Río, su disco de 2021 grabado solo con un sintetizador -el pequeño teclado Volca FM- que desde entonces se volvió una especie de clásico de culto dentro de la incipiente escena de música ambient argentina.
En el medio del proceso, Lumtz probó otros acercamientos a lo musical. En septiembre presentó la obra “Recuerdo que así sonaba” en el Festival Audiovisual de Bariloche, una instalación creada junto a la fotógrafa Clara Aguillón, que consistió en la proyección de visuales del paisaje de la ciudad con una consola mezcladora de cassettes que invitaba al público a crear sus propias texturas sonoras.
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Este interés en los cassettes y los recuerdos sonoros continuó en Tascam Memories, una serie de breves EPs en los experimenta libremente con loops de cinta y texturas apunto de resquebrajarse, como memorias de cassette rescatadas antes de perderse en el olvido.
“Me gusta la textura del cassette porque es algo que nunca había escuchado de cerca -cuenta el artista-. Como que, de todos los instrumentos y las herramientas que fui teniendo, es el único sonido único. Cada cassette suena distinto al otro y cada vez que lo reproduzco vuelve a sonar distinto”.
Con Cruzar pisando piedras y Tascam Memories #3 publicados en noviembre con solo una semana de diferencia, Lumtz parece haber retomado la práctica de hacer música y se prepara para su primera gira en Buenos Aires. Los cinco shows que dará durante diciembre en la Capital sucederán en situaciones de escucha profunda y respetuosa: el sábado 3 tocará en el cierre del taller “Leer para diseñar” en el espacio Lerma (Lerma 225); el domingo 4 en el ciclo de música ambient “The Journey You Never Had” (Costa Rica 4901); el domingo 11 en el ciclo “Encuentro sonoro” de Espacio Panorama; el miércoles 14 en la Vidriería Burano (Las Heras 2924); y el jueves 15 abriendo el show de Juana Aguirre en el Teatro Xirgu (Chacabuco 875).
“Lo único que necesito para tocar es que haya silencio -concluye Lumtz-. No quiero amenizar, tampoco quiero ser el centro de atención. Quiero que sea un momento de escucha y de respeto. Porque si me desconcentro se me va la música, no se genera la misma sensación, y el oyente también se desconcentra. Solo necesito un poco de silencio”.
Escuchá Cruzar pisando piedras en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).