El sello discográfico Metamusica ha publicado un extenso repertorio de discos de música orquestal, electrónica, folk y pop alternativo a lo largo de los últimos 18 años. Alzando la diversidad de estilos y géneros como bandera, el proyecto argentino también ha sido el hogar musical de artistas provenientes de otras disciplinas, como escritores, pintores, dramaturgos y cineastas. Para su aniversario número dieciocho, el sello celebró su simbólica mayoría de edad con el lanzamiento de cinco discos compilados con canciones de su catálogo y material inédito.
El compositor y artista sonoro Ulises Conti creó el sello en 2003, tomando su nombre del cuento “La metamúsica” del escritor Leopoldo Lugones, acerca de un hombre que puede ver el color de los sonidos. El proyecto que hoy se ha vuelto una institución de la música experimental y el arte sonoro en Argentina, comenzó en realidad sin ninguna ambición más allá de publicar el primer disco de Conti, que no encontraba hogar en ninguna discográfica nacional de ese entonces.
“Nunca tuve la fantasía de tener un sello discográfico. Tuve la necesidad de publicar mi música -admite Conti-. De día trabajaba de cartero. De noche estudiaba en el conservatorio. No conocía a nadie y nadie me conocía. Las propuestas de los pocos sellos interesantes que había en Buenos Aires a comienzos de los 2000 tampoco me resultaban tan atractivas para donarles mi ópera prima. De manera que, además de publicar mi primer álbum, me veía obligado a crear mi propio sello discográfico. Recordé aquella vieja frase de Voltaire que decía: si no existe lo que te gusta, inventalo”.
Iluminaciones, ese álbum debut, se volvería un símbolo de los riesgos y las inquietudes musicales que Metamusica perseguiría con los años. Se trata de una obra híbrida, mutante, que se nutre tanto de la música orquestal de cámara como de la electrónica y el jazz. Las canciones siguen la dirección de Conti como un compositor que hace sus primeros pasos en su camino hacia alejarse de las etiquetas comerciales y de su formación clásica, acompañado por un “ensamble orgánico” integrado por Ezequiel Cutaia, Claudio Peña, Juan Puig, Alejandro Franov, Juan Goldstein y Andrés Ravioli. Al poco tiempo de su publicación el 21 de diciembre de 2003, la crítica musical lo consideró una revelación y una distribuidora japonesa compró todos los ejemplares. En menos de un mes, la primera tirada de 1.000 ediciones ya estaba agotada.
Además de editar los primeros discos de Conti, con el tiempo Metamusica comenzó a publicar obras de otros artistas. En 2004 editó un disco con música del violonchelista Claudio Peña para una obra de Shakespeare; más tarde en 2011 el contrabajista Ezequiel Cutaia publicó su primer disco de canciones folk y pop. También debutarían como músicos los directores de la editorial Mansalva: Francisco Garamona en 2012 con un disco pop de canciones románticas, y Nicolás Moguilevsky en 2015 con un álbum de improvisaciones meditativas para piano. Hoy el sello acumula en su catálogo trabajos de la dramaturga Lola Arias, el pintor Marcelo Alzetta, el cineasta Galel Maidana, el trompetista Andrés Ravioli, la artista visual y sonora Madelaine Gamondés, y el artista visual y poeta Dani Zeiko, entre otros.
“Nos dimos cuenta que tener un sello era el mejor refugio para darle vida a todos esos sonidos que faltaban en Buenos Aires -recuerda Conti-. Izamos nuestra bandera y comenzó la guerra, la mejor de las guerras posibles: la guerra del sonido contra una sociedad que se resiste a escuchar. La premisa fue: en una ciudad, donde las diferentes escenas musicales eran y son (aún hoy continúan) tan excluyentes, cerradas y separatistas, fue ser inclusivos, porque la identidad de género también está en el sonido”.
Esta inclusión de géneros musicales es también el objeto de celebración de los cinco compilados que el sello publicó este año. Cada volumen representa una arista diferente de lo que Metamusica ha editado durante estos 18 años: el primero está dedicado a la música para piano, el segundo a la música electrónica, el tercero a las canciones, el cuarto a la música de cámara, y el quinto a las grabaciones de campo. Entre los inéditos que recupera este monumental lanzamiento, se destacan improvisaciones del ensamble de jazz Los Chicos Sin Miedo, y varias intrigantes piezas de ambient firmadas por el escritor Sergio Bizzio, el músico Federico Orio, y la cineasta Melisa Aller.
“Siempre supe que la virtud de un músico es el conocimiento de diferentes lenguajes -afirma Conti-, y Metamusica es un reflejo de ese puente ideológico donde convergen y conviven diferentes vertientes musicales: música electrónica, música orquestal, de cámara, compositores rupturistas, músicos académicos, un compositor sordo, una música callejera trans, jazz, cineastas, rock, escritores y artistas visuales. Con nuestro conocimiento intervenimos y expandimos nuestro pequeño mundo, esta es la idea fundante del proyecto”.
Claro que este proyecto de fantasía y libertad artística que propone Metamusica no está exento de desafíos, en tiempos en los que la industria musical pareciera empujar hacia el extremo opuesto. Si bien durante los últimos 20 años han surgido un sinfín de sellos independientes inspirados en la filosofía “do it yourself” o en seguir caminos contrarios a los que promueve el mercado, lo que destaca a Metamusica como un sello único en su especie es su romance con la vanguardia y la perseverancia de su visión editorial.
En un texto que acompaña el lanzamiento de los compilados, el cineasta y escritor Edgardo Cozarinsky describe: “Metamusica es una de las propuestas musicales argentinas más importantes y novedosas de las últimas décadas, no solo por el propósito de publicar discos sin determinismos ni límites sino por apostar a un proyecto que juega con reglas propias, creando a través de movimientos de intuición, espontaneidad y desorientando los bordes establecidos hacia formas diversas”.
“Llevar adelante un sello discográfico independiente -reflexiona Conti- y sostenerlo durante todos estos años además de defenderlo, promoverlo y reconstruirlo es estar en contacto con una utopía constante, en horizontes propios por fuera del dictado-orden industrial y hegemónico. Es una búsqueda y un habitar constante de un espacio que si no lo ocupan otros. En mi cabeza resuena la frase de Salvadora Medina Onrubia: las descentradas somos las que no pensamos, las que no sentimos, las que no vivimos como las demás. Lo único que tenemos es libertad y tiempo”.
“A los 18 años de edad podés comprarte una casa, un auto, firmar contratos, contraer deudas, ser condenado… No solo es una entrada a una nueva etapa sino es el desenlace de un recorrido de encuentros, amistad y descubrimientos -concluye Conti pensando en el cumpleaños del proyecto que empezó como una idea en su cabeza y se materializó en forma de canciones, partituras, música y discos publicados en una de las ciudades más ruidosas y artísticas de Latinoamérica-. La música está en la calle”.
Escuchá Metamusica 18 en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).