Hoy sería el cumpleaños número 76 de Miguel Abuelo, así que hemos decidido conmemorar esta fecha con cinco datos curiosos sobre el músico nacido en Munro (provincia de Buenos Aires) que se convirtió en una figura fundamental de la historia del rock latinoamericano.
Sus primeros trabajos
Lejos de saber desde chico que se dedicaría a la música, Miguel Ángel Peralta comenzó su trabajo como repartidor de bidones y ayudante de un lechero cuando tenía apenas nueve años. Más adelante, también fue vendedor de frutas. Tras abandonar la escuela a sus 13 años, entró a laburar en una oficina de correos de la cual lo despidieron debido a su arbitraria costumbre de abrir y elegir cuáles eran “importantes” y cuáles debían descartarse según su parecer.
Una niñez turbulenta
El artista argentino nunca conoció a su padre, y además tuvo que pasar una larga temporada en un orfanato de Villa Devoto debido a que su madre enfermó de tuberculosis cuando él aún era muy pequeño. No se llevaba bien con las monjas, y tenía tantos episodios de indisciplina que pasaba mucho tiempo en la oficina del preceptor debido a sus fechorías infantiles. Finalmente, el propio director de esa institución terminó por tomarle cariño y lo adoptó temporalmente hasta que su mamá pudo mejorar de salud.
Tuvo un mecenas francés
Muchos conocen la importancia del apoyo de Charly García en la carrera de Los Abuelos de la Nada, pero pocos saben que una década antes de conformar esa exitosa agrupación, ya Miguel estaba haciendo música en Europa. Su amor por Salvador Dalí y Pablo Picasso llevó a que el rockero conociera a Moshe Naim, un magnate francés que apoyaba económicamente a nuevos talentos de todas partes. Tal y como lo hizo con los icónicos pintores españoles, el millonario filántropo le dio dinero a Abuelo para que grabara en 1973 su primer disco junto al grupo Et Nada.
Cómo la cárcel lo inspiró
Abuelo sabía cómo encontrar su musa hasta en los lugares menos esperanzadores. Una prueba de ello es que durante su paso por una prisión de Ibiza se hizo amigo del líder de un grupo de ladrones luego de elogiar sus sandalias. Después de que aquel grupo de delincuentes se fugara de la cárcel, Miguel se dio cuenta de que su amigo le había dejado sus hermosas sandalias en su celda a manera de regalo. Aquello le pareció tan maravilloso que le inspiró a escribir un poema titulado “La fuga”.
Su historia con el SIDA
El compositor tenía apenas 41 años cuando lo internaron en la clínica Bazterrica con una fiebre alta en febrero de 1988. Por entonces ya tenía un cuadro de SIDA bastante avanzado, pero los propios médicos inicialmente no le contaron porque no sabían bien cómo manejar los pacientes con esa enfermedad tan desconcertante para la época. Le pidieron que se quedara haciendo reposo y bajo observación, y a un mes de ingresar al hospital y tras una operación fallida de vesícula que le ocasionó una infección generalizada, Miguel falleció a sus 42 años.