Luego de haber sobrevivido al incierto escenario pandémico adoptando un formato híbrido, el festival Mutek retornó a la presencialidad. En su cuarta edición porteña, que tuvo lugar del 7 al 10 de septiembre, la iniciativa de alcance global nacida hace más de dos décadas en Montreal continuó firme en su objetivo: proponer una aproximación diferente a la música electrónica, poniendo en diálogo a los distintos actores que conforman la escena.
Siguiendo esa línea, y esta vez con especial foco en el talento emergente local, el grueso de las actividades tuvo lugar en el flamante centro cultural Artlab ubicado en el barrio de Chacarita, espacio que además funciona como principal articulador de actividades y residencias durante el resto del año.
Las dos primeras jornadas estuvieron enteramente dedicadas al fortalecimiento de Amplify D.A.I., programa de desarrollo profesional impulsado en 2018 junto a British Council para mujeres y disidencias que trabajan con las artes electrónicas. Pero el clima de laboratorio creativo también se extendió al público en general, que tuvo a su alcance una nutrida oferta de workshops y conversatorios orientados a promover el intercambio y hacer crecer la comunidad.
Entre los cruces artísticos exhibidos durante estas jornadas, destacaron la muestra colectiva de arte NFT, la instalación inmersiva “Echoes of Reality gestada por la rosarina Sofía Lecuona Pugno alias Nait Saves y la artista new media Estela Oliva alias CLON, la apuesta al minimalismo lúdico de Aylu y Magdalena Molinari, y el deep techno con destellos folklóricos de Laura González en colaboración con la artista visual Mariela Bond. A modo de cierre de ese primer bloque, la emblemática Patti Schmidt, curadora de MUTEK Montreal durante 10 ediciones, realizó un DJ set orientado a la pista de baile acompañada del dúo Prifma.
Fiel a su compromiso de generar espacios alternativos y propuestas accesibles, Mutek volvió a ofrecer obras en formato full dome en el Planetario de Buenos Aires, con entrada gratuita. Allí, el cruce entre el reconocido DJ y diseñador de sonido argentino Jonas Kopp y el artista digital español Efrén Mur derivó en un hipnótico viaje al corazón del ambient guiado por envolventes patrones geométricos, en diálogo con la distopía submarina propuesta por las argentinas Joaquina Salgado y Qoa, en su obra “Nivel V-Oscilación líquida (Crisis de las coordenadas)”.
Aunque el viernes fue el turno de dos proyectos gestados durante el programa de residencias artísticas con UNTREF, ambos de corte experimental, también hubo espacio para reivindicar una vez más el baile, de la mano de Vincent Lemieux y el dúo canadiense Flabbergast. Pasada la madrugada, Sebastián Verea y Carola Zelaschi sacudieron las instalaciones con su live set industrial, otra muestra del amplio abanico sonoro que promueve el festival.
Otro tanto sucedió el sábado en la maratónica jornada de cierre en Palacio Alsina, donde destacaron propuestas inmersivas como la de Santiago Bartolomé, Kren Orgánico, o el caos controlado del Delforus, particular ensamble performático que experimenta con instrumentos hechos con chatarra reciclada y materiales de descarte, concebidos como esculturas sonoras.
Hacia el final, la pista volvió a tomar protagonismo en plan dub y drum and bass de la mano de Nitta, la artista española residente del club Tresor de Berlín, para bajar finalmente el telón tras un épico DJ set de Jonas Kopp. Una vez más el festival Mutek le hizo honor a su nombre, intrínsecamente ligado al concepto de mutación, al tiempo que renovó, igual que en cada edición, sus credenciales como usina de vanguardia y referente indiscutido en materia de música electrónica y creatividad digital.