Hoy, y después de una ansiada espera, finalmente llegó Wild God, el nuevo álbum de estudio de Nick Cave & The Bad Seeds que le sucede al aclamado Ghosteen (2019). Según explica el propio Cave, comenzó a gestarse en vísperas de Año Nuevo, mientras se sentaba en su escritorio personal y se enfrentaba a la hoja en blanco de su cuaderno.
No había letras, ni melodías, ni ideas previas; lo único que el músico tenía claro era que los Bad Seeds tenían que volver al estudio, pero no de cualquier forma: tenían que hacer su regreso con un disco contundente, que reflejara de manera fidedigna el pulso del grupo, con un sonido y un título que lo demostraran.
Cave agarró su cuaderno y comenzó a escribir las primeras palabras que se le venían a la cabeza y que luego formarían parte de alguna de las 10 canciones del disco. Sorteando la incomodidad de dar el primer trazo en la hoja, el músico mencionó que encontró el proceso de composición como algo muy “gratificante”.
Las primeras líneas que Cave escribió fueron evocadoras y propulsivas, sirviendo de punto de partida para el concepto y los temas que abordaría el disco: la preocupación/ reflexión de Cave por la idea de la fe.
¿Cómo se grabó el disco?
Después de tres meses de escribir canciones junto a su mano derecha y eterno colaborador Warren Ellis, el dúo reservó tres días en el estudio Soundtree de Shoreditch (Londres) para materializar y profundizar lo que habían compuesto.
Sin embargo, no fueron solos: Cave invitó al bajista Colin Greenwood de Radiohead (quien había acompañado a Nick en sus giras solistas) para que tocara con ellos y los ayudara desde las cuatro cuerdas. Con el tiempo, se les uniría el bajista oficial de los Bad Seeds, Martyn Casey, quien grabó sus partes en Australia.
Más tarde volvieron a Soundtree para una nueva sesión, esta vez de cuatro días, la cual resultó en ideas frescas para el disco. De esta vuelta surgieron algunas canciones completas como “Joy”, a la vez que otras, como la que le da nombre al disco, fueron mutando y transformándose en algo completamente diferente. Finalmente, Wild God comenzó a tener forma y sonido.
A partir de allí, el trabajo fue avanzando rápido y de forma fluida. El dúo Cave/Ellis programó sesiones adicionales en los estudios Miraval, ubicados en un viñedo al sur de Francia, para ver si en el sugerente paisaje afloraba la creatividad. Lamentablemente, no fue así. Esta experiencia confirmó que el disco ya se había hecho en Londres. No necesitaba más.
Una vez finalizado el disco, Cave y Ellis le llevaron las canciones a David Fridmann en Nueva York. Éste les impuso una metodología de trabajo estricta: un mix por día, y ni Cave ni Ellis podían entrar al estudio mientras él trabajaba. Después de 10 días, el álbum quedó completo.
¿Cómo suena Wild God?
“Es un disco alegre“, resumió Cave de manera elocuente sobre el sonido de su más reciente disco. “Musicalmente, está lleno de vida, de vigor, con una especie de éxtasis“. Desde su apertura con “Song of the Lake” hasta el track final “As The Waters Cover The Sea”, Wild God es una obra avasallante, poderosa, pero sobre todo luminosa e intensa. En ella hay esperanza, asombro y emoción en cada verso que el músico entona.
“Tiene el efecto de arrojar sus brazos alrededor del oyente”, dijo Cave y tiene razón. El álbum es exuberante en cada uno de sus momentos; aparecen coros góspel, orquestas desgarradoras, y la voz punzante y profunda de Cave que funciona como un anclaje ante tanta estimulación volátil.
Si bien el LP orbita sobre las reflexiones del artista acerca de la fe, también hay momentos más personales donde Cave se muestra vulnerable y cataliza algunos recuerdos que queman. Uno de ellos, y tal vez el más emotivo, está en “O Wow O Wow (How Wonderful She Is)”. Esta canción está dedicada a Anita Lane, ex Bad Seeds y novia de Cave durante mucho tiempo, quien falleció en 2021.
Sin duda alguna, Wild God marca un hito en la carrera de los Bad Seeds. Un disco que, según sintetiza a la perfección el propio Cave, “no se anda con rodeos” y “cuando golpea, golpea…Te eleva. Te conmueve“.