No quedan dudas de que uno de los álbumes bisagra de la década de los noventa y de la historia del rock fue Nevermind de Nirvana, lanzado a finales de 1991. El aclamado disco reconfiguró el rock and roll y le devolvió al género la simplicidad basal en la que se había fundado con acordes potentes y composiciones memorables.
En una ocasión, el mismo Dave Grohl mencionó que esa simplicidad radicaba en algo consciente que se habían propuesto antes de grabar. “Queríamos que fueran casi como canciones infantiles. Recuerdo que siempre hacíamos esa analogía. No metí muchos rellenos de batería. Tenían que ser lo más sencillas posible y recuerdo que era una especie de regla tácita“, dijo el músico en el documental Classic Albums: Nirvana – Nevermind (vía Far Out).
Un error que funcionó
Parte de esas sesiones de grabación fueron una proyección directa y casi réplica de sus caóticas presentaciones en vivo. Estos shows se caracterizaban por su energía, rabia y salvajismo, y no precisamente por meticulosidad en cuanto a la ejecución y el cuidado del sonido. En parte, eso también quedó impreso en Nevermind.
El ejemplo más claro es “Polly“, la canción con más historia del LP. A lo largo de ella, Kurt Cobain asume el papel de agresor, mientras toca la guitarra acústica acompañado por unos platillos. Sin embargo, cuando se grabó la versión final de la canción, Butch Vig -quien fue productor del disco- recordó que la frase “Polly said” (que aparece en el minuto 1:55) fue un error. “En esa parte, Kurt entró demasiado antes pero decidimos dejarla así”, explicó Vig, y el resultado puede escucharse en la versión original.