Los Beatles son una de las bandas más influyentes y queridas de la historia, pero a pesar del gran legado musical y la incontable base de fans que lograron en su corta carrera, también se ganaron algunos detractores. Entre aquellos que manifestaron su desagrado y bronca por el cuarteto de Liverpool se encontraba Ginger Baker, el baterista inglés cuyo trabajo entre las décadas de 1960 y 1970 le valió el título del “primer baterista superestrella del rock”.
Conocido por su estilo que fusionó el jazz y los ritmos africanos, el miembro fundador de Cream junto a Jack Bruce y Eric Clapton declaró a Forbes que la marca de un buen músico es su capacidad para leer y escribir música y dijo: “Incluso Paul McCartney necesita que alguien se lo escriba. Él piensa que eso es bueno. Había un artículo en el que decía que si aprendía a leer música, tal vez no pudiera escribir tan bien”, continuó. “Solíamos decir sobre los Beatles en 1963: ‘No distinguen un hacha de una negra’. Una negra es lo que llamamos un cuarto”.
En otra oportunidad, el batero le comentó a Classic Rock (vía Far Out) que “George Martin era The Beatles. Sin él, no habrían llegado a ninguna parte”. A pesar de los tiros que disparó contra sus colegas, Baker aceptó trabajar con George Harrison en las sesiones del disco That’s The Way God Planned It, de Billy Preston, en las que el violero actuó de productor. “Harrison era como Mick Jagger, no sabía de qué carajo estaba hablando. Su forma de explicar una idea era moviendo los brazos. Él decía: ‘Ya sabes, Ginger, toca así’, agitando los brazos. ¿¡De qué diablos estás hablando!? Escríbelo para que pueda ver lo que intentas decir. No pudo”, sentenció.