El 24 de septiembre de 1991, los Red Hot Chili Peppers presentaron Blood Sugar Sex Magik, su quinto disco de estudio que dentro de su tracklist incluía la canción “I Could Have Lied”, tema que según el propio cantante de la banda, Anthony Kiedis, estuvo inspirado en la ruptura de su “relación breve y curiosa con Sinéad O’Connor“.
En Scar Tissue, su libro de memorias publicado en 2004 junto al escritor Larry Sloman, el músico aseguró: “Conocí a Sinéad en un festival en el que tocamos en Europa, en agosto de 1989. Flea y yo éramos unos fans enormes de su [álbum debut] The Lion and The Cobra y, de entrada, a mí me gustaban las calvas, porque sabía que si una se afeitaba la cabeza debía ser dura, auténtica y pasar de todo como de la mierda”.
Kiedis, quien afirmó que su colega tiene “una voz mágica, unas letras geniales y una presencia tremenda”, también recordó:
“Nosotros tocamos primero, y durante nuestra actuación fui lo bastante imbécil como para dedicarle ‘Party on your pussy’ a esa luchadora por los derechos de los indefensos, moralmente ética y políticamente correcta”.
Cuando el conjunto californiano dio por finalizado su show, la dupla bajista-frontman se ubicó al costado del escenario esperando la presentación de la irlandesa. “Subió con un vestido y unas botas militares, y tocó su primera nota. (…) Viéndola actuar, sentí un deseo mil veces mortal, y entonces soltó un comentario positivo sobre la mención que yo le había hecho. Okay, sabía de mi existencia”.
Luego del concierto, Kiedis y O’Connor conversaron tras bambalinas: “Era tímida y modesta. Estuvimos hablando hasta que su road manager irrumpió y se la llevó para salir camino a su siguiente presentación”.
Según Anthony, “por miedo a no volver a verla nunca más, regresé corriendo al camerino y le escribí una carta bastante significativa, haciéndole saber que sentía algo por ella”. Sinéad la aceptó y se despidió por la ventana del autobús, pero Kiedis relató en Scar Tissue que “nunca pasó nada. Ni una palabra de respuesta. Desapareció en la nube gigante de un mundo distinto. Nosotros seguimos nuestro camino y ahí acabó todo, adiós”.
Transcurrieron varios meses hasta que el compositor Bob Forrest le contó al líder de RHCP que su platónica decidió mudarse a Los Ángeles y había sido vista en Victor’s Deli, uno de los lugares que frecuentaba la banda para desayunar.
“Fue verla y derretirme”, escribió para resumir el encuentro. “Me habría casado con ella en el momento. Entablamos una conversación. Le recordé que ya nos habíamos conocido en el festival y que le había dado una nota”.
Siempre acorde al mencionado libro, las palabras del músico llevaron a un intercambio que derivó en una invitación a cenar por parte de O’Connor, aunque sus posteriores salidas no fueron solos, sino en compañía del hijo de la cantante.
“No puedo decir que fuese el escenario típico para una cita, porque Sinéad estaba pasando por una época extraña, pero empezamos a ir al cine y a museos, y le di clases de conducir. (…) Salíamos a conducir y a escuchar música, nos besábamos y todo eso, pero no es que Sinéad me dejase exactamente entrar hasta la cocina, por así decirlo. Y no hablo solo vaginalmente. Aquello continuó durante semanas y se convirtió en la relación no sexual más maravillosa que yo había tenido. La adoraba. Todos los días al despertar le escribía un poemita y se lo enviaba por fax”.
Pero luego de tantos buenos momentos, surgió un “impasse inexplicable”: “Me puse un poco cabreado cuando me contó que iba a ir a los premios de la Academia. Le sugerí que fuésemos juntos y al principio aceptó, pero luego me llamó para decirme que iba con su amigo, Daniel Day-Lewis. Me sentí menospreciado, no tanto porque saliera por ahí con otra persona, sino por el hecho de que no fuese yo, porque en ese momento quería estar con ella a toda costa”.
Según la mente detrás de “Californication”, ni siquiera después de ese incidente Sinéad mostró algún indicio de que el tiempo que pasaban juntos era importante para ella. “Siempre que llegaba a su fin uno de nuestros encuentros, la miraba a los ojos y la veía feliz como un capullo en flor. La cosa iba bien y estábamos encontrando un equilibrio”, aseguró Anthony Kiedis, quien ese momento no anticipaba que se acercaba el final.
“Un día la llamé, le dejé un mensaje en el contestador y luego salí. Al volver, tenía una respuesta. ‘Oye, Anthony, soy Sinéad. Me marcho mañana de Los Ángeles y no quiero que me llames ni vengas antes de que me vaya. Adiós’. Me quedé destrozado. De la noche a la mañana, habíamos pasado de ‘estoy ansiosa por volver a verte’ a ‘no me llames ni vengas’. No sabía a quién acudir, así que llamé a John (Frusciante)”, rememoró.
Este episodio se dio en medio de las grabaciones del mencionado y exitoso disco de RHCP producido por Rick Rubin, por lo que su amigo guitarrista y responsable de gran parte de las composiciones del grupo le “sugirió que escribiera”.
“Me quedé hasta más tarde, esa noche, para hacer una canción. Llevaba dos días seguidos lloviendo cuando me senté a la mesa del comedor, puse la versión de Jimi Hendrix de ‘All Along the Watchtower’ una y otra vez para inspirarme, y empecé a transcribir una letra sobre lo que acababa de pasarme”.
Según el creador de “By The Way”, cuando llegó esa medianoche a casa de John Frusciante, éste estaba “como un científico loco”. Lo había poseído por completo la idea de terminar esa canción.
“Nos pusimos a trabajar y trabajar. Nos quedamos despiertos toda la noche, escuchando aquella lluvia torrencial. Al final, terminamos la canción a las cinco de la mañana”, escribió Kiedis, quien luego llevó el cassette donde habían inmortalizado la creación hasta la casa de Sinéad, donde la dejó en el buzón sin llamar a la puerta.
“Los años pasaron, nuestro disco salió y la vida siguió. Hubo tragedias y triunfos, éxitos y fracasos, y gente que murió y gente que tuvo hijos, y yo siempre me pregunté cómo sería volver a encontrarla”, confesó.
En el epílogo de su libro, el miembro del Salón de la Fama del Rock & Roll contó otro de sus encuentros con O’Connor: “Años y años después, estaba en alguna gala estúpida de los premios MTV, porque Flea y yo presentábamos un premio con Tony Bennett, ni más ni menos. Después de la ceremonia, mientras pasaba el rato codeándome con la gente en el estacionamiento de atrás, una limusina se detuvo ahí mismo. Miré al interior, y vi a Sinéad y a Peter Gabriel. Me acerqué, ella asomó la cabeza por la ventanilla y los dos nos dijimos: ‘Hola’. A mí no me salió nada más y ella me dedicó una sonrisa totalmente falsa. No había nada que decir. Ni siquiera logro recordar si le pregunté si había recibido la cinta. En general, el encuentro fue el intercambio más terrible, incómodo y tóxico del mundo, cero comunicativo. Quizá al final Sinéad me hiciera un favor. ¿Quién necesita ese tipo de problemas?”.
Sin embargo, en una entrevista de mayo del 2009 con Q Magazine (vía LaTercera), Sinéad O’Connor negó haber tenido una relación con Anthony Kiedis: “Salí con él un par de veces y la pelea que tuvimos fue porque me sugirió que podríamos involucrarnos”.
La cantante irlandesa también evitó referirse a la canción “I Could Have Lied” y se sinceró: “No soy fan de los Red Hot Chili Peppers. No puedo soportarlos, no los entiendo”.