La escena del indie local se definió como un espacio más inclusivo que otros circuitos musicales, quizás porque muchas mujeres habían ocupado un rol central en las bandas que influenciaron a sus protagonistas. Por esta razón, las discusiones sobre el cupo femenino no surgieron hasta los últimos dos o tres años, cuando la desigualdad se hizo evidente del lado del mainstream, en la programación de festivales y medios de rock. A pesar de la insistencia y la repetición (porque muchas artistas están cansadas de que les pidan su opinión “como mujeres” sobre cualquier tema, acentuando las diferencias en lugar de mitigarlas), es importante abrir los espacios de difusión para que ellas mismas se expresen a través de su música.
“Todas las chicas al frente, no estoy jodiendo”, proclamó Kathleen Hanna hace casi tres décadas, y no solo las llamaba al frente del escenario sino a tomar los medios de producción para crear y registrar su propia revolución cultural. Por eso, por más que en nuestros espacios culturales tengamos el privilegio de movernos sin demasiados obstáculos, queda mucho por recorrer y la clave está en el trabajo colaborativo. Proyectos como Chicas Amplificadas, un campamento de rock para niñas y disidencias; Regodeo, un newsletter semanal que difunde artistas locales e internacionales; o las radios alternativas y los ciclos en vivo que trascienden el “Mes de la Mujer” para instalarse a lo largo de todo el calendario. Como dijo Rosario Bléfari, “somos el presente, el futuro y en el pasado también estábamos, solo hace falta que nos vean.”
Las Ligas Menores, una banda que creció y ganó su lugar en la escena, sigue convocando a artistas emergentes en recitales que superan el 50% de participación femenina, aunque no sea una intención explícita. El viernes 22 de marzo, a sala llena, muchas personas descubrieron o escucharon por primera vez en vivo a Penny Peligro, una banda que se formó en 2017 y grabó Selfies desde el patrullero el año pasado a través de BPM Discos. Penny y compañía se desenvolvieron con naturalidad y con el mejor sonido posible para apreciar sus composiciones en detalle, la voz suave, su versatilidad de ritmos y letras que reflejan muchas de las contradicciones que vivimos. El desamor, el desempleo y las consignas políticas se mezclan en una misma estrofa con liviandad e ironía millennial. En vivo todo se transforma y una canción como “Segundo Semestre”, de su último EP titulado Amor en tiempos de Macrisis, pasó de un bedroom-pop minimalista a una versión animada y ruidosa en manos de la banda completa.
Después fue el turno de Las Bermudas, la banda de Priscila Rauto con Javi Punga, Willy (también baterista de El Mató a un Policía Motorizado) y Fermín, el nuevo bajista que completa la formación. Este proyecto de pop soñador formado en La Plata explora una fase mística con la presentación en etapas de su primer disco de larga duración: todos los meses publican una canción en sincronía con la luna nueva, hasta llegar a las 13 canciones del álbum en noviembre. El arte de tapa que acompaña cada lanzamiento, así como las letras e imágenes que construyen, van a tono con el concepto de ceremonias sonoras como piezas de un rompecabezas, en especial las tres últimas canciones que publicaron en 2019: “Costillas”, “Proyección astral” y “Sangrar”, nuevas dosis de melodías estáticas con sintetizadores y bases de batería que las mantienen del lado indie rock.
Las Ligas Menores comenzaron otro año de giras por todo el mundo Después de su primera visita a España en diciembre de 2018, volverán a tocar a Madrid en mayo y a Bilbao en julio para participar en del festival BBK Live. Mientras tanto, Las Ligas siguen presentando su último LP Fuego Artificial con salas llenas en Buenos Aires y alrededores.
El viernes en Niceto también repasaron los temas favoritos de sus dos discos, con la transición de voces entre Anabella, María y Pablo, las bases enérgicas de Micaela que retumbaban en el fondo de la sala, y los teclados y coros de Nina que contraponen su armonía. El ritmo ternario de “En invierno” y la intensidad de “Peces en el mar” se incorporaron a la lista de canciones imprescindibles de cada show. Al final recibieron a una invitada en el escenario: Mora de 107 Faunos tocó la guitarra en “Ni una canción” y Anabella terminó haciendo mosh para completar el sentido de este nuevo clásico.
*
Foto principal: Giuli Mastrangelo.