Haedo fue hogar del indie por una noche. El Auditorio Oeste se exprimió todo lo que pudo para recibir a más de diez bandas y djs que llenaron de música la noche del feriado. Había gente de muchas partes de Buenos Aires que se juntaron a ver a algunas de las bandas más importantes de la escena. Mientras tanto, en el hall de la entrada se expusieron fanzines y obras de algunos artistas.
La fiesta arrancó con el triplete Fat Dojo – Juanito el Cantor – La ola que quería ser Chau; uno en cada escenario. Luego, en la plataforma inicial apareció Defórmica para sacudir al público que estaba llegando. Todavía había mucha gente afuera del lugar, la mayoría esperando conseguir algún ticket y algunos otros comiendo antes de entrar. Un gran grupo de personas que se movía de escenario en escenario para no perderse ningún show. De repente, el patio se empezó a llenar. Aparece en escena Francisca y los Exploradores y, con total naturalidad, dieron un show de una hora que hizo saltar y bailar a todos los que estaban ahí. Había varios fans que pedían a gritos alguno de los tracks de su último EP, Ra.
En el salón de al lado ya había arrancado Maxi Prietto, acompañado por un contrabajo y una batería. Dispuestos en círculo entre ellos, sin ver de frente al público dieron un show cargadísimo de emoción, mostrando toda su destreza musical. Prietto hizo delirar a todo el público mostrando todo su talento con la guitarra. Para el final de su show, Fantasmagoria ya estaba haciendo de las suyas en el escenario principal.
Luego, el patio se volvió a copar, pero esta vez, de la mano de Diosque, haciendo bailar a todos con su pop electrónico cargado de beats pegadizos. Adentro sonaba Barco, quienes no necesitaron más de media hora para mostrar su talento y su merecido ascenso dentro del ambiente. Con el sonido del bajo y los sintetizadores al taco, la banda logró captar la atención de muchos que no los conocían. Entre cada canción, el cantante Alejandro Álvarez pedía que subieran el volumen porque quería que “estalle la fiesta”. Además estrenaron tema y adelantaron su próximo disco.
Cuando el reloj marcó un nuevo día llegó uno de los platos fuertes de la noche: Juana Molina. Acompañada de su banda dio un show de 11 tracks en los que, con la usual distancia que mantiene con el público, bailó e hizo bailar a todo el público. La mayoría de los temas fueron de su último disco Wed 21. A pesar de tener algunos problemas con el sonido a la mitad del show, logró esquivar bien las incomodidades para continuar como si no hubiese pasado nada.
El final fugaz del show marcó un éxodo hacia el escenario interior, donde Bestia Bebé dio uno de los mejores shows de la noche. Entraron, saludaron y se largaron a tocar. Con dos discos, aún aparecen en escena como si siguieran siendo nuevos, pero en realidad muestran todo lo contrario: se ven como una banda afianzada que logró hacer de varias de sus canciones himnos de barrio, odas a la amistad y al amor. En el patio, sonaba Nairobi aportando la cuota de dub de la noche haciendo que el patio se llenara nuevamente.
Al finalizar ambos shows, quedó un hueco de media hora en la que Él Mató a un Policía Motorizado no aparecía. Los plomos no lograban arreglar el sonido y la banda no salía. El público esperó paciente, sin precipitarse. Hasta que la banda empezó a salir de a uno y los gritos estallaron en todo el lugar. Fieles a su estilo, entraron serenos y comenzaron su set que va de menor a mayor con “El nuevo magnetismo”, seguido de “Nuevos discos”. Y desde allí sostuvieron la línea durante 16 tracks, de los cuales varios ya se convirtieron en clásicos de la música.
“Chica rutera” puso el fin de la noche. El Mató es, tal vez, uno de los principales exponentes de la música indie nacional que logró hacer trascender el estilo y favorecer a la promoción de bandas como las que antecedieron a ese show. El Yolanda Festival cayó luego del Súper Festín DIY y el Festilaptra, una seguidilla de festivales encabezados por bandas del indie, originadas desde la autogestión. Y esta seguidilla pone en evidencia el crecimiento de una escena que, sin proponérselo, está ganando reconocimiento dentro de la escena musical nacional.