Madrid amaneció fría el pasado jueves, algo inesperado luego de las altas temperaturas que se venían sintiendo; sin embargo a nadie ni a nada le faltaba temperatura dentro del recinto del Mad Cool.
La Caja Mágica de la capital española se vistió de fiesta para recibir a las casi 35000 personas que se presentaron para disfrutar de la primera jornada del –por ahora- novicio festival madrileño. Todo olía a estreno dentro del terreno, por cierto muy pintoresco, elegido por los organizadores para presentar un line up digno de igualar a sus colegas más experimentados. Aunque todo se veía muy bien, la organización hizo agua en algunos puntos. Caos en las barras, pésima atención de sus camareros, fallas en el servicio de cobro por pulseras y trabas en los accesos a algunos de los principales escenarios. Probablemente errores de un osado principiante, pero que sin lugar a dudas opacaron las buenas vibras con las que arrancaba el festival.
Pero vamos a lo nuestro, vamos a los artistas que recorrieron los 6 escenarios perfectamente distribuidos dentro del recinto. Las puertas abrieron alrededor de las 6 de la tarde para comenzar a disfrutar del set list de nuevos artistas como el caso de la dulce Alondra Bentley y el desenfrenado -aún niño- Rat Boy. Defendieron dignamente su lugar dentro del festival, pero sus horarios dentro del line up en la aún jornada laboral madrileña no les permitieron atraer el caudal de gente del que ya son merecedores. La cosa comenzó a cambiar más cerca de las 20. Un Milky Chance que se despedía del escenario principal y un Lori Meyers que jugaba de local y se notaba, muy cerquita en el Matusalem Stage. Los granadinos fueron los encargados de musicalizar la previa de la que sería una gran noche. Mientras el sol se ponía, tocaron sus mejores hits (un tanto desgastados ya) al compás de un público que agradecía coreando. Mucho carisma y buen rollo como dicen por aquí.
Sin embargo elegimos dejarlos y mudarnos a la oscuridad del escenario Caja Mágica, que lamentablemente tenía más de caja que de magia. Un escenario difícil de acceder, con muy mala señalización, escaleras y la odiosa figura del guardia que no deja entrar. Muchos fans enojados, con cerveza en mano, intentando escabullirse dentro de este espacio techado capaz de cobijar a muchísima gente pero que sin sentido alguno pecaba de vacío. La espera valía la pena porque dentro comenzaba uno de los shows más esperados por los amantes del clásico punk-rock-garage: el dúo britamericano The Kills soltaba sus primeros acordes. Una vez dentro de la caja y dejando atrás la odisea de entrar, la mística del grupo atrapaba. Un sonido auténtico, contundente y bien rockero. La sensual Alison Mosshart se roba todas las miradas no sólo mientras hace maravillas con la guitarra sino también con el contorneo de su cuerpo en la que parece una atracción fatal por el micrófono. Recorrieron gran parte de su discografía y se tomaron el tiempo para defender su último LP Ash & Ice con temazos como “Doing it to Death“. El aún iluminado cielo primaveral de Madrid se escondía por encima de un cielorraso grisáceo que teñía toda la escena acompañado por dos pantallas que reproducían en blanco y negro todo lo que sucedía en el escenario comandado por este elegante y talentoso dúo.
Había llegado el momento de cambiar de escenario, volver al descampado, cerca de la atractiva noria y acomodarnos para escuchar a uno de los platos fuertes de la noche, The Who. La icónica banda inglesa se hizo presente en el escenario Mad Cool a las 21:35 y en el aire ya se respiraba rock, entre otras cosas. Podíamos percibir que sería un show para disfrutar y la banda comandada por Roger Daltrey y Pete Townshend no nos defraudó. Con la misma vitalidad, un tanto más controloda, con la que comenzaron a escalar la escena del brit rock allá por los sesenta-setenta éstos septuagenarios recorrieron toda su historia con clásicos como “The Kids Are Alright“, “Who Are You“, “My Generation” y “Behind Blue Eyes“. ¿El público? De todas las edades, había fanáticos pero también muchos curiosos, intrusos de otra generación que sólo queríamos ser parte de la historia. La conexión fue indiscutible, la gente estaba ahí para verlos a ellos.
Era el momento nostálgico de la noche, el momento retro de una banda que sigue viviendo de sus clásicos pero que no importa porque justamente ahí reside la magia de sus momentos. Momentos que acompañaron con imágenes vintage del ya fallecido y legendario baterista Keith Moon, con escenas de una juventud resumen de la época dorada del rock and roll británico. Townshend es un guitarrista superlativo y la noche del jueves dio cátedra; con un sonido auténtico, pulido y eufórico. Sin lugar a dudas el atardecer perfecto para signar la primera noche de éste intrépido festival.
Había que moverse de nuevo para disfrutar de otro de los pesos pesados de la noche: Garbage. La banda alternativa y noventera se presentaba en el escenario Matusalem para defender todos sus hits y comenzar a ponerle ritmo a la ya consumada noche madrileña. Con un punky look más propio de teenager que de señora, la escocesa Shirley Manson se lució frente a un público al que todavía le quedaban ganas de corear y saltar sus ultra estudiadas melodías. La emoción se hizo presente cuando dedicaron su actuación a las víctimas del lamentable atentado de Orlando. Desterrar el sencillo más importante de su carrera, “Stupid Girl“, fue el broche de oro necesario. Había lugar también para los menos retro con las actuaciones en simultáneo de los irlandeses The Strypes o los británicos Django Django y su art rock.
Mientras la madrugada nos cobijaba, era el turno ahora de Editors y su post-punk revival. Con la puntualidad a la que nos acostumbró toda la jornada y cierto halo de misterio bajo un encapuchado Tom Smith, la banda de Stafford buscó lucirse durante su hora de actuación, pero la sensación fue más de aburriemiento que de lucidez. Entre temas de su último trabajo In Dream y los ya clásicos Munich y Sugar, su hora en cartelera la pasamos esperando por una cerveza en la barra, sí la hora entera.
La primer jornada terminaría con la esperada actuación de los locales Vetusta Morla pero también hubo foro para el sonido de Digitalism y Hercules & Love Affair y su cuota de baile musical. El escenario Mad Cool, el principal dentro de la Caja Mágica, recibió al sexteto de Tres Cantos a las 2.05 de la mañana; era el cierre y como tal debía impactar. El público aún estaba vivo y se dedicó a corear todos los éxitos de la banda española que conquistó sus corazones allá por 2008 con su primer disco Un día en el mundo. Hubo fuerza, hubo rock, hubo romanticismo y mucha calidez por parte del grupo que no escatimó en energía e hizo vibrar a un público sediento. “Maldita Dulzura” y “Copenhague” fueron los momentos chapeau de la noche; una noche que podría haber sido aún más memorable si el sonido los hubiera acompañado. Guitarras bajas y el conjunto algo saturado.
Así dimos fin al primer día del Mad Cool, así arrancaba la nueva propuesta festivalera en Madrid, con muchos aspectos a mejorar, pero que por lo menos soportamos impecablemente musicalizados. El descubrimiento de la noche: la inolvidable actuación de Morgan en el pequeño pero más que pintoresco escenario Mondosonoro.