La potencia del sonido grunge psicodélico de Las Cosas Que Pasan fue el encargado de calentar desde temprano el escenario de Niceto previo a la presentación de DIIV. La agrupación representante de esta flamante camada de músicos mendocinos interpretó temas de su bien conocido disco debut, entre ellos “Qué Egoísta Soy” y “La Montaña”, los más coreados por parte del público.
Más tarde, los telones se abrirían de nuevo al ritmo de una balada romántica de los años ’60 que estaba de fondo mientras Zachary Cole Smith y compañía saludaban con efusividad a los asistentes.
“Under The Sun”, track que hace parte de su más reciente álbum Is The Is Are uno de los elegidos para dar comienzo a su performance. Se formó entre algunos de los presentes un pogo amistoso acompañado de cánticos futboleros desde los primeros acordes de aquel tema. Lo mismo sucedería a lo largo de la noche con otras canciones que ya son casi himnos para los seguidores de la escena del noise pop y el shoegaze, como es el caso de “Doused”, “Dopamine” y “Out Of Mind”.
Las bromas pesimistas y auto indulgentes de Zach también se llevaron parte del protagonismo de la noche, sobre todo al anunciar acerca de qué trataba cada canción: “Esta es acerca de cuando realmente te sientes triste en tu corazón”, mencionaba. Luego de que algunos seguidores le gritaban que lo amaban, él respondió: “Gracias, ya no tengo ganas de suicidarme”. Después, todos lo veíamos retorcer su cabeza hacia los lados mientras cantaba y empuñar su guitarra con una actitud nihilista que recordaba por instantes a Kurt Cobain.
Los juegos de luces durante esa noche fueron por momentos encandilantes, aunque durante temas más delicados como “Bent (Roi’s Song)”, la iluminación fue más bien tenue y decorada con los destellos de la bola de disco que cuelga en el techo al medio del salón, ayudando a generar un clima de intimidad y emoción durante la interpretación.
Más adelante, una remera de un equipo de fútbol local fue arrojada desde el público. Los chicos de la banda la recibieron con beneplácito, así como también les fue lanzado un corpiño que Andrew Bailey intentó probarse con ayuda de Zach y que con posterioridad usó sobre su cabeza mientras tocaban la siguiente canción.
Más adelante, el tecladista y guitarrista Colin Caulfield tomaría el micrófono para saludar y agradecer a todos por su simpatía y para comentar que habían perdido su vuelo desde Brasil la noche anterior y que no había dormido durante muchas horas, por lo cual ahora estaban un poco zombis, aunque felices de estar de nuevo en Argentina con una audiencia que siempre es tan generosa.
Tras más de una hora de setlist, la banda neoyorkina se despidió para volver a los pocos minutos a tocar un encore en el que estaba la infaltable “How Long Have You Known”, de su aclamado primer álbum Oshin. El ambiente que se podía respirar al cierra era el de satisfacción y afecto por una banda que traduce a la perfección el espíritu pesimista de una generación que ha crecido en medio de crisis e incertidumbre, pero que ha encontrado en la música y las artes un acogedor alivio.
Foto principal: Catalina Calvo