Lo primero que hay que decir al respecto de la primera presentación de Drake en nuestro país es que dejó sabor a muy poco. Del canadiense sabemos muchas cosas que son una máxima dentro del universo del hip hop: es un top absoluto en términos líricos, performáticos, vocales y sonoros; logró construir un sonido que sigue marcando época junto a Noah “40” Shebib; puede moverse a la perfección como un crooner dentro del soul y del R&B; sabe sumergirse en las profundidades del rap clásico de la Costa Este; y entendió a la perfección como amalgamarse con el trap surgido en las cocinas de Atlanta.
Todo esto es cierto, pero no alcanza para explicar una irregular presentación que estuvo apenas plagada de pequeños momentos –algunos muy buenos, otros de tinte más bien normal–, que careció de bordes afilados en términos estructurales y que, por alguna razón que desconocemos, se terminó prácticamente media hora antes de lo previsto por la organización del Lollapalooza Argentina 2023.
Después de cancelar de forma insólita la transmisión via streaming, Drake saltó al escenario principal con altas dosis de fuego y humo con una versión casi completa de “Sicko Mode”, ese hitazo mutante que tiene junto a Travis Scott. Un amago absoluto, porque de allí en adelante el canadiense repartió el setlist en casi 50 minutos, cortando casi todas las canciones después de los primeros estribillos, sin permitir que se generase un clima al menos razonable en un público que mostraba ganas de enloquecer al ritmo de sus canciones.
Tampoco ayudó el repaso por su material más antiguo: con lógica, no tuvo tanto eco y esto pareció molestar un poco al oriundo de Toronto. Más allá de esto, se puede rescatar que –aún en muy pequeñas dosis– la gente fue testigo de su habilidad para rapear a toda velocidad sobre bases pesadas y oscuras (“Legend”, “Headlines”, “Rich Flex”, “Knife Talk”), de su capacidad para convertirse en un crooner más cercano al R&B originario (“Hotline Bling”, “Laugh Now, Cry Later”) y de su faceta más cercana y radial (“Mia”, “Work”, “God’s Plan”).
Pero después de la constante repetición de que estaba ante una multitud que pocas veces había visto, de pedir que se cante “Muchachos” y de poner a la copa del mundo en las pantallas, fue extraño que Drake haya decidido retirarse de las tablas sin siquiera saludar, apenas esbozando un tibio “esta fue mi primera vez en la Argentina, pero no será la última”. Las caras atónitas de todos los presentes cuando las luces se encendieron tal vez sean la imagen que mejor represente algo que podría haber sido histórico y que terminó siendo apenas anecdótico.
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