The Killers se impuso como una de las bandas más consolidadas del siglo XXI en un impactante cierre del Lollapalooza Chile 2018. Los músicos de Nevada debieron ponerse a hombro una jornada mucho más liviana que sus predecesoras en cuanto a propuestas musicales. Lana Del Rey y Metronomy fueron dos de los grandes shows de la jornada, aunque no lograron opacar el frustrante desempeño de Liam Gallgher.
El primer gran show del día estuvo a cargo de la banda de cumbia argentina Damas Gratis. Los músicos subieron a escena con sus instrumentos dentro de sus fundas de tela al igual que en un recorrido de bailantas el fin de semana. El único que llegó libre fue el líder Pablo Lescano. El frontman subió a escena con una remera que decía “ATR Perri”, agarró el micrófono y dijo “las manos de los negros bien arriba que esto se llama” para que el público grite al unísono “Damas Gratis”.
El show fue visto por más de 1.000 personas, importante convocatoria teniendo en cuenta que era uno de los primeros del día y había un sol insoportable en el Parque O´Higgins. El cantante enganchó una cumbia tras otra durante 40 minutos hasta que en una pausa dijo riéndose: “Estoy más agitado que ustedes”.
La banda de cumbia supo mantener con su música al público bien arriba. Pese a que el horario que le dieron no fue uno de los centrales, entre los espectadores se pudo ver gente con remeras de la banda y un cartel que decía “menea para mí”, demostrando que era uno de los platos fuertes del día.
Otra de las buenas propuestas tempraneras de la jornada fue la de la australiana Tash Sultana. La rubia de 22 se presentó en formato mujer orquesta rodeada de pedales, elementos de percusión, teclados y otros instrumentos para ir construyendo sus melodías rockeras en base a loops. Por la reprogramación de los horarios, Tash pasó a estar en el escenario principal, pudiendo así mostrar lo que hace ante una mayor cantidad de público.
A las 16:45 fue el turno de otro de los platos fuertes del día: Mac DeMarco. El carismático canadiense había estado arriba del escenario realizando el mismo la prueba de sonido mientras se lavaba los dientes en escena frente a un gran número de personas que se habían acercado para ganar un lugar.
El show de Mac demuestra que los que lo acompañan no son su banda sino su grupo de amigos. Intercambiando chistes entre ellos y brindando con whisky pasó el show en el que realizó un repaso por todos sus dos discos. Arriba del escenario contó con un espectador de lujo: Anderson .Paak y sus Free Nationals. El rapero se sentó con sus músicos en una mesa al costado junto con la novia de DeMarco. Durante su paso por Buenos Aires los músicos habían sido protagonistas de una zarpada en un local junto a Flea de Red Hot Chili Peppers.
Sobre el final anunció que el baterista iba a ser padre. “Joe está muy emocionado aunque no conoce muy bien a la madre de su hijo”, dijo entre chistes antes de intercambiar lugar con él. Con mucho carisma y poca voz, Joe cantó “High and Dry” de Radiohead y “Under the Bridge” de los Red Hot Chili Peppers.
Con poca gente en público, teniendo en cuenta que es escenario principal y el horario, Metronomy dio uno de los mejores shows de la jornada. Con el albúm Summer 08, bajo el brazo los británicos llegaron a Santiago para desplegar su arsenal de melodías funk bailables. Lejos del proyecto de laboratorio de un productor sampleando, la versión 2018 de Metronomy es un producto hecho totalmente a pulso, ningún sonido sale para pista.
La música continuó de la mano del rapero Khalid en el escenario Itau. El show fue efectivo en términos de mantener entretenido a un público que mayormente guardaba un lugar para Lana Del Rey. Porristas y una bandera estadounidense de fondo marcaron el clima excesivamente yankee de un show predecible.
A las 20:15 llegó el turno de una de las grande decepciones de la noche: Liam Gallagher. El cantante comenzó con dos clásicos de Oasis como lo son “Rock and Roll Star” y “Morning Glory”. Se lo veía quejoso por el retorno del escenario pero no se preveía que el cantante fuese a abandonar el escenario en la forma que lo hizo dos canciones después.
A pesar de los pedidos del público, el cantante no retorno al escenario y empezaron los botellazos a los rodies que desarmaban los instrumentos y un grito de “Noel, Noel, Noel”. Más tarde el cantante dio a conocer que arrastraba una dolencia en la garganta que le impedía cantar, algo que no dio por satisfecho a los que se habían acercado para escuchar al británico.
Después de la decepción provocada por el ex Oasis llegó el turno de Lana Del Rey. La joven cantante neoyorquina presentó Lust for Life en un sensual show que prioriza el golpe de efecto visual antes que el musical. Sus movimientos, reverb en las voces y las melodías generaron un clima que pese a ser lento no fue aburrido. La cantante supo mantener a su público entretenido con un show sumamente cuidado, en el que no hubo lugar para la improvisación ni algo que saliese de lo estudiado.
The Killers fue la banda encargada de uno de los mayores honores para los músicos y menos deseado por los fans: el cierre del festival. La banda de Las Vegas subió a un escenario que destilaba casino por donde se lo mire: la vestimenta de lentejuelas de Brandon Flowers, luces por todos lados, un gran signo de “masculino” en el centro y tres más chicos de femenino en donde se ubicaban sus coristas.
La banda sacó chapa de su condición de máquina hitera del siglo XXI enganchando una canción tras otra de las que conviven en el inconsciente colectivo aunque no sepamos su nombre. La banda supo moverse arriba del escenario usando la potencia de sus melodías y el despliegue visual de todos los elementos arriba del escenario.
Uno de los momentos cumbres de la noche fue cuando Flowers quedó solo en el escenario con el guitarrista Mark Stoermer que arrancó a rasgar una canción. “Antes que nada quiero decirles que para mí Liam es el rey”, dijo Flowers para seguir diciendo “Toda noche en la que mucha gente cante ‘Wonderwall‘ es una gran noche”. Así fue como empezaron a cantar el clásico de Oasis, sanando las heridas de todos los fanáticos de los de Manchester.
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Foto principal: The Killers, por Matías Casal.