Con cuatro visitas a nuestro país, ya podríamos afirmar que lo de Franz Ferdinand es un clásico de la agenda de recitales internacionales en Buenos Aires: los escoceses son uno de los pocos grupos que contemplan nuestra región para cada uno de sus tours (y eso es más que bien recibido).
Pero su visita de este año venía un tanto apagada porque venían para presentar su cuarto y más flojo disco Right Thoughts, Right Words, Righ Action (2013, Domino). Para mi sorpresa, el show del pasado viernes en el Estadio Cubierto de Malvinas Argentinas fue una arrolladora muestra de que las cosas en el estudio pueden no estar del todo bien, pero que en vivo siguen siendo una verdadera máquina, realmente lo son.
Esta velada fue inaugurada por los británicos Wild Beasts, quienes llegaron por segunda vez al país luego de su apertura a Happy Mondays en 2012. En Malvinas lucieron su último trabajo Present Tense (2014, Domino Records) pero una vez más dejó la sensación de que no era el momento ni el lugar adecuado para hacerlo. Es una lástima que siempre vengan a modo de soporte porque con un show en un lugar más íntimo seguramente se genere otro clima.
Luego de los Wild Beasts, Kapranos y compañía no tardaron en subir para lo que serían casi dos horas de puros hits, repasando toda su discografía bajo un prolijísimo sonido. “Do You Want To”, “Darts of Pleasure, “The Dark of the Matinée” sonaron en la primera mitad del show, mientras que “Jacqueline” o “This Fire” completaban el set del encore. Y siempre las visuales que caracterizaron a la banda que publicó su primer disco en 2004: ¿quién se olvida de clips como el de “This Fire” o “The Dark of the Matiné”?, al mismo tiempo que la primera generación de indie-rockers deliraba en el pogo.
Con “Goodbye Lovers & Friends” su cuarto show en el país (sin contar los que hicieron de soporte para U2 en River) iba llegando a su fin, ante un público devoto y atento, ansiosos por el próximo hit.