¿Qué tienen en común Diego Arbit, Maxo Garrone y Sabri Haimovich? En principio, son personas. Y los tres forman parte de un mismo grupo artístico: Melón. Se trata de un colectivo de artistas que pone en suspenso la significación, y hacen del escenario un lugar lúdico donde las palabras cobran vida en su performatividad.
A final de cuentas, los tres son personas que construyen su identidad a través de hechos artísticos colectivos; a través de simultaneidades de lo cotidiano. Se reafirman en los acontecimientos y se semiotizan en la fuerza de la performance. La palabra, para ellos, adquiere una significación alegórica que trasciende su literalidad en cuanto se la pronuncia. Resonancias, dicciones que hacen diferencia, sentidos que vacilan cuando se produce el encuentro con el cuerpo; con el propio y con el ajeno.
Los tres, junto con un amplio elenco, están presentando BusCarla, aparece en todas partes. Desde Indie Hoy les hicimos algunas preguntas sobre el proceso creativo, y sobre la construcción de su identidad tanto individual como colectiva. Luego del diálogo, compartimos una reseña de la obra a cargo de la misma Haimovich.
Maxo:
¿De qué textos te nutriste para escribir la obra?
De ninguno en particular. Es una mezcla de reflexiones, anécdotas, mucho juego, mucha fantasía. Me nutro más de la experiencia en diferentes disciplinas. Se puede encontrar tanto slam como stand up en la obra. En principio era pensado como un unipersonal stand up sobre el amor, pero terminó siendo una obra con un gran elenco.
¿La poesía que circula en los ciclos de lectura de Melón, forman parte de la obra?
Hay algunos fragmentos de la obra que fueron mostrados y trabajados en el ciclo, pero no eran destinados a él. Si bien la idea nació ahí, se fue desarrollando por otro lado con la intención de mostrar algo distinto. Más personal, pero en otra faceta.
¿Escribís poesía pensando en su oralidad o más bien en su performatividad?
En principio no defino lo que escribo como poesía. Siempre cuando me presento en algún ciclo digo que “hago cosas”, le da un toque más de amplitud al laburo de uno. Pienso mucho en la escena, intento escribir para el vivo y no tanto para que se lea en un libro. En ello no podría descartar ni su oralidad ni su performance. Van de la mano.
¿Cómo articulaste la palabra poética con la performatividad de la palabra?
Pensando siempre en el vivo, el texto es flexible. Se deja manipular. Se va cambiando por medio del juego. Si bien establezco una base, se permite experimentar, sumar, suprimir, sin perder el hilo ni la esencia de cada momento.
¿BusCarla es también una búsqueda personal?
Más allá de la historia, es todo el proceso de mi primera obra. Parte del sueño de niño, desarrollándose. El poder seguir creciendo y expandiéndome en lo que siempre quise para la vida.
Diego:
Como coordinador del grupo Melón, ¿qué función cumplís en los encuentros de teatro, poesía oral, performance y música? ¿Qué pensás que cambia cuando en vez de ser coordinador pasás a ser director de un grupo de personas?
En Melón además de coordinador soy director. La diferencia entre dirigir Melón y dirigir BusCarla, es que Melón es una fecha multidisciplinaria (que incluye microteatro, performance, poesía oral y música). BusCarla es una obra de teatro, Melón es una compañía teatral que tiene casi dos años de existencia, abarca una veintena de artistxs. Este año estrenamos BusCarla, y hace poco estrenamos la obra escrita y protagonizada por Sabrina Haimovich, Mamá me voy a matar, en serio, en serio. Ambas obras de teatro fueron procesos largos, de un año de trabajo, con un seguimiento muy cercano a ambxs tanto de guion como de actuación.
¿Cómo fue trabajar en BusCarla con gente con la que ya venís produciendo distintos eventos culturales hace tiempo?
Nos conocemos hace años, tanto con Maxo como con Sabri. Nos divertimos muchísimo, ambas comedias reflejan en el resultado todo lo que nos divertimos en el proceso previo. En Melón el trabajo es más urgente, pero no menos intenso. Si bien hasta ahora yo soy el director, hoy el grupo está creciendo y aparecen nuevas necesidades de parte del elenco, miembrxs que se fueron estableciendo y que quieren ocupar otros roles, estamos en una nueva etapa que me entusiasma mucho.
Hay un modo de hacer colectivo en tu recorrido artístico, que te resulta más productivo y enriquecedor que un trabajo en solitario. ¿Cuáles son los motivos por los que te enfocas en ese tipo de trabajo?
Lo que más me inspiró a trabajar colectivamente fue la FLIA (Feria del Libro Independiente y Alternativo). Hace casi veinte años empecé a autogestionarme los libros que escribí, como escritor independiente ya reconocido me encontré con la FLIA cuando recién comenzaba, un colectivo enorme y diversx que se extendió a todo el país y el continente a partir de la experiencia que vivimos en Buenos Aires. Descubrí en ese colectivo que las posibilidades de crecimiento eran mucho más grandes si trabajaba en grupo y en redes. Y bueh, no paré.
Sabri
¿Qué supone en tu actividad cotidiana –teñida tanto por la escritura poética como por la periodística, y la actuación, entre otras cosas– ser parte de una compañía que explora los límites y los alcances de la palabra?
En mis tareas cotidianas como escritora, periodista, e incluso como psicoanalista, trabajo con los alcances y los usos de la palabra. Por eso, ser parte de esta compañía me nutre muchísimo, incluso retroalimenta mis otras actividades. Por ejemplo, en mi trabajo de psicoanalista la herramienta que tengo es la palabra. Muchas veces, el trabajo con los pacientes consiste en abordar los personajes que los rodean, al igual que lo que hacemos en teatro, deconstruyendo imágenes, mostrando su complejidad. Explorar los alcances de la palabra es trastocar el imperio del lenguaje dominante. Esto mismo puede verse en un análisis al deconstruir sentidos, que muchas veces son considerados verdades muy angustiantes. Si uno cree en la palabra como algo dado, está muerto, es un zombi que cree en lo que le prometen o en lo que lo condenan. Por eso, trabajar activamente con la palabra, en cualquier ámbito, libera y empodera.
¿Qué sentís que cambia al trabajar como actriz de manera colectiva?
Me encanta trabajar de manera colectiva. Sumamos fuerzas, aprendemos un montón unos de otros y creamos en forma conjunta, que es mucho más lindo y divertido que crear solo. El arte que hacemos tiene el poder de ser social y colectivo, esta es su condición de gestación. Como actriz crecí y sigo creciendo muchísimo al trabajar de esta forma. Si hubiera estado en un ámbito donde prevalecieran valores individualistas, supongo que esto no hubiera pasado.
¿En qué espacios y en qué momentos ensayaste el personaje que encarnas en BusCarla?
En BusCarla encarno dos personajes. Los ensayos los realizamos en nuestras casas o en las salas de los espacios donde actuamos. Además, la compañía tiene un ciclo de microteatro, poesía, música y performance (Melón), donde presentamos algunas escenas de la obra antes de su estreno. Esto nos lleva a tener un entrenamiento con público enorme. Vamos viendo lo que funciona y cómo nos sentimos con lo que hacemos.
Los tres “melones”:
En “Buscarla” hay una fuerza que mueve a la obra, basada en la contradicción inherente a todo ser humano, y una búsqueda por exponer esas contradicciones que brotan en el plano amoroso y que hoy cobran relevancia por un intento de deconstrucción de la constitución de la pareja. ¿Creen que es una manera de exponer de modo desprejuiciado el imaginario social en torno al amor, o que tiene que ver más bien con una clave de lectura respecto a las relaciones amorosas en la actualidad?
MG: Creo que estamos todos aprendiendo constantemente. El cuestionamiento sobre los vínculos y sobre ideas que nos fueron instaladas, sobre cómo nos configuraron, está presente. No sé si en una totalidad como para hablar del imaginario social, pero que muchos pueden encontrar identificación respecto a la idea de la idealización del amor, seguro.
DA: Creo que BusCarla habla sobre las relaciones de poder, por eso hay muchísima política en la obra, la realidad social envuelve a las relaciones amorosas del protagonista, la crisis económica, el racismo, la falta de conciencia de clase, todas esas cosas recubren las relaciones patriarcales en las que vive el protagonista. Es un viaje mental, una pesadilla horrible, que se llama vida moderna. Es también re graciosa, porque la vida y la existencia no tiene sentido. Eso es para mí BusCarla.
SH: Coincido. BusCarla es un viaje mental horrible que se traduce en una existencia patética y miserable. Hay una lectura claramente política y crítica respecto de los vínculos amorosxs. Todo esto, nosotros lo abordamos desde el humor. Nos reímos de lo patéticos que somos como humanos y en ese mismo acto nos liberamos, o al menos abrimos una puerta.
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Reseña por Sabrina Haimovich:
Terminar un vínculo y querer empezar otro igual al anterior, fracasar y querer buscar otro similar. ¿Y así hasta cuándo? ¿A quién buscamos cuándo buscamos? O mejor dicho, ¿qué buscamos? ¿Por qué fallamos en el amor?
BusCarla, aparece en todas partes, ópera prima del poeta y actor Maxo Garrone, es un viaje en tono de comedia a la complejidad de las relaciones humanas. Una obra sobre el dolor y el desamor, sobre las miserias de un ser obsesionado con encontrar a Carla.
¿Amor, obsesión o maldición? Tal vez Carla sea todo eso junto. Carla, su deseo, Carla su perdición, Carla trascendiendo personas, tiempos, relaciones. Carla ¿es acaso un ser superior? ¿Quién es Carla? Una hora y media de humor descostillante para descubrirlo.
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BusCarla, aparece en todas partes, con dramaturgia de Maxo Garrone y dirección de Diego Arbit, se presenta este sábado 8 de septiembre en Panda Rojo Espacio Cultural (Sarmiento 3096, CABA), a las 20hs. Será su séptima función.