Margot Robbie es actualmente una de las actrices más importantes de Hollywood. Con un talante que recuerda a las estrellas del cine estadounidense en su época clásica, la actriz vivió un ascenso acelerado en su carrera luego de haber co protagonizado El lobo de Wall Street de Martin Scorsese con Leonardo DiCaprio. Esta fue su cuarta película y se convirtió en un éxito rotundo, mientras el mundo posó los ojos en la blonda desconocida hasta el momento.
Sin embargo, más allá de haber ganado visibilidad, desde su punto de vista el verdadero momento clave para su carrera actoral llegó con la película Yo, Tonya, dirigida por Craig Gillespie. Así lo relató en una reciente entrevista en BAFTA: A Life In Pictures: “Con Yo, Tonya fue la primera vez que vi una película y dije ‘vale, soy una buena actriz’”. Robbie consiguió ser nominada a Mejor actriz en los premios Oscar 2017 por este rol en la biopic sobre la patinadora Tonya Harding.
Luego de aquella experiencia, en la que no solo tuvo un desafío actoral sino también físico, la actriz confesó que se sentía lista para trabajar junto a sus ídolos, entre ellos Quentin Tarantino. Así fue que llegaría a encarnar a Sharon Tate en Érase una vez en Hollywood, donde protagoniza una escena en la que su personaje asiste al cine a ver una película en la que ella misma actúa.
En torno a esto, la intérprete de Harley Quinn confesó que también hizo esto en la vida real cuando asistió al cine a ver Érase una vez en Hollywood: “Fui allí, la vi un martes por la tarde al azar y me senté más o menos en el mismo asiento. Tuve más o menos la misma experiencia, incluso hasta el hecho de que la persona a la que le compré la entrada me dijo ‘pero tú estás en la película’ y yo dije: ‘lo sé’”.