La ciencia y el cine de ciencia ficción no siempre van de la mano. Si bien existen películas que se volvieron predictoras de avances tecnológicos y hechos sociales -como Poltergeist o The Truman Show-, también hay otras que divagan con futuros inciertos, alejados de lo posible. Christopher Nolan, por ejemplo, elige subvertir las nociones de tiempo y espacio, aunque siempre cuenta con asesoramiento de especialistas para sus películas. Michael Bay, por otro lado, fue acusado de violar “más leyes de la física por minuto que cualquier otra película”.
Sin embargo, existe otra figura de Hollywood que parece haber decidido desoír cualquier postulado científico en pos de entregar cine catástrofe y entretenimiento, priorizando el efectismo. Hablamos del director alemán Roland Emmerich, responsable de películas como El día de la independencia, Godzilla, El día después de mañana y 2012, entre otras.
Sobre el planteo de la película Moonfall (2022), el astrofísico Neil DeGrasse Tyson se mostró espantado por los giros de la trama y no pudo siquiera analizarlos: “¿La Luna era hueca, y hay una criatura lunar? Lo siento, no puedo hablar de eso”. Emmerich es el director más impreciso en lo que respecta a la inclusión de la ciencia en el cine. Sobre su película de 2008, 10.000 A.C., el Dr. Dennis Stanford, curador de arqueología del Museo Smithsonian, declaró: “No vi ninguna escena que se acercara a la realidad”.
La vez que Christopher Nolan tuvo que sucumbir a la ciencia
Nolan desafió muchos postulados científicos en Interestelar, producción para la que contó con el físico Kip Thorne dentro del equipo. Thorne fue incluido en la pre-producción por la intención del realizador de atenerse lo más posible a las leyes de la física, a pesar de que se trata de una historia de ciencia ficción. Como Nolan quería tomar decisiones que a nivel científico no tenían sentido, Thorne le puso límites a sus ideas.
"Chris consideró viajar a través del espacio más rápido que la velocidad de la luz como algo no negociable, pero eso fue algo que se cambió y no está en el corte final. Usó esa frase en nuestros encuentros creativos, pero al final, luego de discusiones profundas, cambió de opinión. Siempre encontramos la manera de hacer funcionar las cosas, pero en esta única instancia de 'más rápido que la velocidad de la luz', le di una serie de razones por las que las leyes de la física lo prohibían".