La voz de la cordobesa Camila Callieri es dulce, frágil, con inocencia, suavidad y cierta atemporalidad, como si pudiera pertenecer tanto a una cantante del pop de los sesentas, a un proyecto del sello español Elefant Records de los 2000, o a una banda indie del futuro. Prueba de esto es su faceta como solista a la que denominó Chikorita -bautizada así por un Pokémon-, que en mayo de este año editó su primer registro bajo el joven sello An Der Pop.
En la música de Chikorita se pueden encontrar elementos de dreampop, twee y synth pop lo-fi. Su máxima referencia es el pop yé-yé, ese estilo cándido y grácil que tuvo lugar entre las décadas del sesenta y setenta, liderado por cantantes femeninas como Jeanette, Brigitte Bardot, Jane Birkin, Marguerite Laforet y Rita Pavone, a quienes nombra como sus principales influencias. En un espíritu similar, también menciona a los Beach Boys, Roy Orbison, Al Green y el grupo vocal de los cincuentas The Fleetwoods. “Más contemporáneo se me ocurren Dënver y Girls -comenta Camila en conversación con Indie Hoy-. Y cuando trato de sonar punk, siempre tengo en mente las canciones de amor de los Ramones”.
Las canciones de Chikorita no llegan en su mayoría a los dos minutos de duración, como una fugaz brisa de verano con pop y sonrisas en su cuerpo. Callieri se despega de toda carga y pretensión y cuenta que ya desde su premisa son temas en extremo sencillos, sin otro objetivo que tener una melodía pegadiza y simpática. Y esa simpatía también se traslada a las letras, donde la ternura nos guiña un ojo, y los relatos de amor, desamor y amistad son los protagonistas. “En muchos casos pensaba en personas que me gustaban en ese momento -admite Camila-, en amigas, hechizos caseros, momentos de ansiedad o depresión, pero en definitiva todas las canciones del disco son un intento de hacer más liviana la vida, con música y tonterías. Creo mucho en el poder de las superficies y la ligereza”.
Dentro de esa ligereza pop, se lee una poética dulce de lo cotidiano, con la habilidad de transmitir imágenes claras, sensibles y agridulces. “Muchas veces uso la estrategia de agarrar libros muy variados y sacar más o menos al azar palabras que me gustan cómo suenan para escribir canciones -cuenta la artista-. En particular, el disco de Chikorita lo armé mientras escribía mi tesina de grado sobre las poetas fundadoras de Belleza y Felicidad, Fernanda Laguna y Cecilia Pavón. Amo el desenfado que tienen para escribir sus poemas y cómo la ligereza de esas producciones realiza una especie de suspensión entre los parámetros que separan las esferas de la vida y la literatura entre sí. Creo que poetizar lo cotidiano tiene como consecuencia un embellecimiento de la vida diaria y una forma de estar en el mundo con el mundo a la que aspiro”.
Camila también fue cantante de Frío, un muy interesante proyecto de post punk y synthpop lamentablemente ya disuelto; y tal vez sea más conocida por ser la voz de Mizuki Amapola, grupo de twee pop de culto que, luego de tres años sin novedades, pronto vuelve al ruedo. “Por distintos motivos, se extendió un poco mucho el lanzamiento del material nuevo -reflexiona Camila-. Somos bastante lentines para grabar y mezclar, porque siempre intentamos estar les tres integrantes para todo, y eso a veces es complicado. Y encima la pandemia se nos vino encima y estuvimos un tiempo sin poder juntarnos. Durante los últimos meses, sin embargo, estuvimos trabajando sobre las canciones que dejamos en pausa antes de la pandemia, y con suerte ese material va a salir dentro de no mucho. No sé si somos una banda muy conocida fuera de Córdoba, pero cada tanto nos llegan mensajes muy cálidos, de distintas partes del país, y la gente suele tener experiencias bastante íntimas con las canciones, lo cual siempre me sorprende y me pone contenta”.
En relación a la música independiente en Córdoba hoy, Callieri confiesa que está un poco alejada de la escena, en un momento muy hogareño y tranquilo de su vida, pero sabe que muchos de los lugares en los que ha tocado ya no están. “Hay movimiento, sí, aunque considerablemente menor que antes de la pandemia. Creo que va a tomar un tiempo encontrar nuevos ritmos y espacios, pero la ciudad siempre fue muy activa y de seguro eso seguirá siendo así”. Para escuchar de su ciudad, recomienda que le demos play a Solo por Diversión, “una banda muy linda con la que compartimos escenario algunas veces”, y se declara fan de Lauri Fire, quien además fue la productora de su disco y quien suele acompañarla cuanto toca en vivo. “También me gusta mucho La Amante, un proyecto de Buenos Aires con vínculos con An Der Pop; Las Densas, de Neuquén, me parece que tienen una propuesta súper divertida; y Ninio Ayer, de Bariloche. Desearía que su canción ‘Mi casa‘ fuera un tema mío”.
La tapa del disco homónimo de Chikorita tiene un bordado hecho por la misma Camila, tarea que también había realizado para el EP Pájaros azules de Mizuki Amapola. El bordado es un arte íntimo, pequeño, artesanal, bonito y minucioso, características que también se aplican muy bien a sus canciones. “Bordar es una actividad silenciosa, lenta, delicada, repetitiva. El contacto con la tela y los hilos también le da algo confortador, no sé qué es. La chica del disco de Chikorita es un intento de reproducción de la protagonista del cuadro ‘Autumn Twilight’ de He Jiaying, que es precioso”.
Acerca de sus próximos pasos, Camila comenta que lo más cercano en su horizonte es un nuevo disco de Mizuki, y que si bien no hay planes a la brevedad con Chikorita, no los descarta. “Estuve muy enfocada en mí misma, en mis vínculos, en mi trabajo, y también a punto de comenzar un doctorado en Letras -concluye-. Y hace algunos meses que practico el budismo Nichiren, que me hace muy bien y consiste, justamente, en cantar todos los días. Solo sé que quiero tener un giro alegre y vital en todo lo nuevo que haga”.
Escuchá a Chikorita en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).