¿Por qué querríamos permanecer en esta realidad? En un mundo en el que las cosas pueden salir mal, tan mal que no sabemos cuál será el final de toda nuestra historia. Un mundo impredecible que nos abruma a cada minuto, del que podemos escapar con el llamado de sirena de Caroline Polachek. En Desire, I Want to Turn into You, la artista estadounidense nos lleva a una isla de fantasías donde podemos ser quien queramos ser y no podemos escapar de nosotros mismos.
Desde hace unos años para acá, las artistas femeninas nos han presentado cómo hacer pop de una manera diferente y menos genérica, y una de ellas ha sido Polachek. Pero no es nueva en la escena. A finales de la década de los 2000, estuvo creando música junto a su grupo de indie pop Chairlift, con el cual publicó tres discos y poco después hizo dos álbumes en solitario con nombres artísticos diferentes, Ramona Lisa y CEP. No fue hasta 2019 que se dio a conocer con Pang, el disco que le dio fama como solista y desde ese entonces su nombre no pasa desapercibido en el mundo de la música.
Con su segunda entrega, Desire, I Want to Turn into You, Caroline continúa con una estética mitológica que se siente como si estuviéramos escuchando una épica de la antigua Grecia. El disco inicia con su voz cautivadora que simula los cantos de una sirena que nos atrae hasta su isla en “Welcome to My Island”, donde hace referencia a su padre —quien falleció en el 2020— y nos repite que nada será lo mismo después de la aventura que nos embarcará en estas 12 composiciones producidas principalmente por Danny L. Harle —su principal colaborador y miembro de PC Music— y ella.
Este lugar al que Polachek nos invita es mítico y onírico, como una tierra de The Legend of Zelda, el mismo videojuego del que tomó inspiración para crear el sonido de “Sunset”. En ella, Polachek canta sobre el romance como una aventura, sobre guitarras de flamenco y palmas que se sienten robóticas, que nos dan a entender que nosotros tenemos el poder de crear nuestro propio amorío y darle la forma que queramos. Esta idea se ve en todo el disco, con detalles como ruido blanco para simular el viento, sonidos de pájaros, silbidos y respiraciones artificiales que generan familiaridad en una realidad virtual.
Esta travesía nos guía a intentar encontrar al amor verdadero en “Butterfly Net”, donde sus sintetizadores se vuelven circulares y envolventes para generar esa sensación de mariposas que revolotean. Sus guitarras acústicas recuerdan al sonido del grunge de los noventa de Pearl Jam, continuando con una lluvia falsa que nos envuelve porque intentamos atrapar eso que sentimos que está lejos de nosotros. ¿Quizás ese es el final feliz que estamos buscando?
Sus vocalizaciones y vocablos no léxicos se vuelven otro instrumento más en “Pretty in Possible”, que utiliza una introducción que hace alusión a “Tom’s Diner” de Suzanne Vega y tiene elementos de R&B de los noventa. Sin embargo, esta no es la única canción que nos quiere hacer viajar en el tiempo: “Bunny is a Rider” explora la idea de buscar ser independiente y fuera de lo que puede atarnos a cualquier etiqueta. En “I Believe”, se le referencia con el silbido y vemos un contraste entre los dos temas porque este último habla de querer tener más tiempo con quien amamos. Mientras que en “Smoke” también encontramos otro easter egg en su ritmo que se destaca entre un revoloteo de alas, en alusión a lo mucho que una persona nos puede hacer soñar.
Pero esta isla no es siempre brillante. En la noche, la oscuridad nos abruma con “Crude Drawing of an Angel“, donde explora una relación que se está terminando y que en otras canciones ella describe como “violento”, uno que se esconde en la tristeza y la toxicidad de los dos y del que finalmente podemos escapar en “Fly to You”, la única colaboración de Polachek en este LP. A pesar del contraste de estilos entre Grimes y Dido, el resultado de esta mezcla se siente natural en los sintetizadores, los elementos de drum and bass y las campanas de iglesia.
“Blood and Butter” es lo que viene después, cuando ya no queremos escapar de esa persona a la que amamos. Es alegre y sublime como una tarde en una pradera, gracias a la guitarra acústica y la gaita escocesa que la integra. Pero este amor no es para siempre y se sabe en “Hopedrunk Everasking”. Preguntamos si será posible que esto pueda durar más, en medio del silencio y los sonidos sublimes que nos hacen sentir como si es de madrugada, cuando solo nos acompañan nuestros pensamientos.
Todo cierra sin más en “Billions”. Ya no somos egoístas, no queremos huir, queremos pertenecer a algo más grande, sino buscaremos salir de esta fantasía en forma de playas y océanos inmensos. No necesitamos estar en otro lugar más que con el resto de las personas que están en el mundo, en forma de coros infantiles que cierran el disco. No hace falta pensar para poder vivir nuestros deseos: nuestra realidad puede ser eso que tanto imaginamos si así lo deseamos. Caroline Polachek nos muestra en Desire, I Want to Turn into You que para ser felices solo necesitamos conectar con personas que nos acompañen en el camino a la vida que siempre soñamos.
Escuchá Desire, I Want to Turn into You en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Tidal, Apple Music).