En 2020 se cumplieron veinticinco años desde la edición del disco debut de Foo Fighters. Ese trabajo íntimo y sorprendente que combinaba la furia grunge (se dice, por ejemplo, que la canción “Exhausted” que cierra esa placa estuvo a punto de ser grabada por Nirvana) con varias muestras de melodías pop afiebradas, y con el que Dave Grohl demostró que además de ser un baterista demoledor, podía componer, tocar la guitarra y cantar con destreza. Con ese aniversario en mente, los Foo Fighters decidieron sacar un nuevo disco y salir de gira para presentarlo, pero la llegada de la pandemia suspendió los conciertos y postergó el lanzamiento de un álbum que vio la luz casi un año después.
Con una efeméride de tal magnitud como motor creativo, podía esperarse que Grohl y compañía volvieran al estilo sonoro con el que cimentaron su éxito mundial en discos como The Colour and the Shape y There is Nothing Left to Lose. Es decir, que entregaran otra muestra de ese rock de estadios de furia contenida sobre canciones veloces, estribillos coreables para las masas y baladas acústicas, que tanto resultado les dio en todo este tiempo. O sea, más de lo mismo. Y sin embargo, no. Sin ser un disco completamente rupturista con su carrera, este nuevo disco propone un desvío interesante y una nueva mirada para la banda estadounidense.
Tal como declara Grohl frente a cuanto micrófono le ponen delante, Medicine at Midnight es un trabajo festivo y alegre en el que el groove y elementos del funk son incorporados por primera vez con tanta preponderancia en sus composiciones. Lo cual pone a la batería con tempos entrecortados al frente y al ritmo como el factor principal sobre el que se construyen las canciones. Desafío que un baterista tan hábil y técnico como Taylor Hawkins resuelve con categoría. De hecho, lo primero que se escucha al darle play a la nueva encarnación de los Foo Fighters son sus golpes en primer plano, un riff de guitarra veloz y luminoso, y los alegres coros femeninos de “Making a Fire” con su estribillo radio friendly.
Pero el momento más alto de esta travesía groovera es “Shame, Shame” uno de los pasajes más jugados y logrados del disco. Grohl mencionó también la influencia en las nuevas canciones del David Bowie más bailable y acá es donde realmente se nota. De hecho, cuando pronuncia el título de la canción arrastrando la “a” suena bastante similar a lo que hacía el Duque Blanco en “Fame”. El track que da nombre al álbum invita a bailar: “lluvia en la pista de baile”, repite Grohl como un mantra acompañado de coros femeninos. El resultado es una canción sensual y nocturna en la que los Foo Fighters se meten de lleno en terrenos desconocidos y salen triunfantes.
La incorporación de coros femeninos alcanza su máximo esplendor en la otra gran canción de la placa, “Cloudspotter”, con Grohl canchereando en su registro grave y que deriva en un estribillo que se acerca mucho al hair metal de bandas como Mötley Crüe y Poison, las mismas contra las que Nirvana reaccionó y sacó a guitarrazos de los rankings. Es más que curioso que esta experiencia glam pop le quede tan bien a los Foo Fighters.
Puede esgrimirse como crítica que Medicine at Midnight es un disco que arriesga hasta cierto punto y luego se queda a mitad de camino para volver al terreno conocido para la banda. En efecto, de las canciones no mencionadas, solo “No Son of Mine” se sale (un poco) del molde con ese bombo en negras que remite más a la música tecno que al rock. Después, están las muestras de poderío con estribillos aptos para todo público que la banda hace en piloto automático como “Holding Poison” y “Love Dies Young”, o las baladas acústicas como “Waiting on a War”, que suena demasiado similar a varias canciones del grupo, y la delicada “Chasing Birds”.
Aún así, los Foo Fighters rara vez sacan el pie del acelerador en su camino pavimentado por guitarras distorsionadas y baterías contundentes. Con la presencia del productor estrella y multiinstrumentista Greg Kurstin como copiloto (el mismo que trabajó junto a Adele, Shakira y Lana Del Rey, entre otras mega estrellas del pop), Grohl se anima a conducir su máquina aceitada y con tanto kilometraje acumulado por territorios algo más aventureros. Esa actitud revitalizante siempre es bienvenida.
Foo Fighters – Medicine at Midnight
2021 – RCA / Roswell Records
01. Making A Fire
02. Shame Shame
03. Cloudspotter
04. Waiting On A War
05. Medicine At Midnight
06. No Son Of Mine
07. Holding Poison
08. Chasing Birds
09. Love Dies Young
Escuchalo en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).