Tuvo que llegar una pandemia para que a Nick Cave y su indiscutible mano derecha, el compositor y multiinstrumentista Warren Ellis, se les ocurriera firmar juntos un disco de canciones. Claro que en el medio están los que editaron con los Bad Seeds, más un buen puñado de bandas sonoras para películas. Pero los ocho tracks que componen Carnage, grabado en pleno confinamiento y publicado sin previo aviso a fines de febrero, no responden a ningún otro capricho creativo más que al de sus propios artífices. Y el resultado es bastante más que una respuesta lógica ante el hastío del encierro o la imposibilidad de salir de gira: es una forma de narrar la distopía.
Familiarizado con la mecánica del duelo tras la muerte de su hijo Arthur en 2015 (tragedia que impregnó su arte desde entonces, y que exorcizó de manera sublime en Ghosteen), y fiel a sus mañas de ex adicto a la heroína, Cave encontró en el autoaislamiento un sentimiento conocido. Algo a lo que definió como “una versión ordenada por el estado de más de lo mismo”. Así le confesó a un fan en Red Hand Files, web epistolar donde mantiene un fluido intercambio con sus seguidores, y en la conferencia de prensa que dio durante su última visita a la Argentina fue incluso más lejos: “es tan rutinario como lo de un oficinista”, aseguró, en relación a su proceso creativo. Así y todo, lo suyo es inagotable. A esta altura de su carrera y con 63 años, ahí donde otros luchan por no convertirse en un cliché, Nick Cave sigue entregando discos sobresalientes.
“La clave es tener grandes colaboradores”, confesó también aquella vez cuando le preguntaron cuál era el secreto para mantenerse tanto tiempo vigente. Y en sintonía con Ghosteen, Carnage es otro ejemplo de lo fructífera que esta alianza resulta. Aunque el arranque con “Hand of God” coquetee con un sonido más crudo, no son esas las verdaderas intenciones de la dupla. Tampoco esta vez. O sí, pero en forma dosificada; como elementos de tensión dentro de una obra cimentada sobre la improvisación y el minimalismo. Mientras un Cave rumiante se adentra en la parte más profunda del río y añora el “reino en los cielos” (imagen que aparecerá varias veces a lo largo del disco), Ellis completa el trance bíblico con incisivos arreglos de cuerdas y una base de cadencia opresiva a lo Suicide.
La atmósfera inquietante y electrónica aumenta en “Old Time”, en contraste con la prosa evocativa de Cave, a medio camino entre la sutileza melódica y el spoken word. Ya en plan baladístico, el track homónimo encuentra a vampiro australiano entregado a su faceta más directa y romántica, devota de Leonard Cohen, al tiempo que funciona como postal del confinamiento: “Estoy sentado en el balcón/ Leyendo a Flannery O’Connor/Con un lápiz y un plan”. La imagen de loop hogareño se repetirá en la apaciguada “Balcony Man”, canción que cierra el disco, aunque con una visión bastante más excéntrica de la intimidad: “Soy el hombre del balcón, soy Fred Astaire/Creés que tenés un plan hasta que llego a las escaleras/Soy una bolsa de doscientas libras de sangre y huesos/Goteando en tu silla favorita”.
Sin embargo, quizás la lírica más representativa de este extraño 2020 sea la de “Albuquerque“, otra balada minimalista, pero no por eso menos conmovedora. Flotando sobre una base hipnótica de piano y cuerdas, Cave pareciera quitarse por un rato la etiqueta de semidiós para revelar que, en algún punto, esto de ser un nuevo ermitaño también lo ha afectado: “Y no llegaremos a Ámsterdam/Ni a ese lago en África, cariño/No llegaremos a ninguna parte este año/A no ser que te sueñe allí”.
“White Elephant” es la oveja negra del disco, y a su vez, la que mejor lo sintetiza conceptualmente. Aparece el Cave verborrágico e intimidante, el que evoca George Floyd y escupe insultos contra el supremacismo blanco mientras los manifestantes lanzan estatuas al mar y el presidente llama a los federales. Caos generalizado. De pronto, comunión y esperanza. Un coro góspel irrumpe pidiendo un regreso al “reino en el cielo” en un final apoteósico. Este es también el Cave taciturno y críptico que le rehúye a la furia en “Lavender Fields“, y el mismo que, desgarrado, suplica amor en “Shattered Ground“. Es así cómo ha logrado mantenerse vigente con el paso del tiempo: abrazando los extremos y enfrentando a cada uno de sus demonios. Pero sobre todo, aprendiendo a exprimir la angustia hasta encontrar belleza.
Nick Cave & Warren Ellis – Carnage
2021 – Goliath
01. Hand of God
02. Old Time
03. Carnage
04. White Elephant
05. Albuquerque
06. Lavender Fields
07. Shattered Ground
08. Balcony Man
Disponible en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).