La banda mendocina liderada por Alejo Llanes y Valentín Castro eclipsó cualquier rasgo de inocencia de sus comienzos con un disco rockero salvaje, metafísico y psicodélico. Publicado en agosto del año pasado, En el palacio de las almas es una obra colorida y multiforme al máximo por un dúo en estado de ebullición artística, emocional e intelectual. Un trip sinuoso y surrealista que nos pasea por las maravillas de su geografía natal distorsionada por la pasión y honestidad de concebir al rock nacional como un juego lisérgico del libre albedrío espiritual.
Entre las siete canciones que conforman al sucesor de Peculiares, ambos autores coinciden en cuál es la más significativa: “Decime algo”, la poderosa última parada del viaje sideral. “Es un tema que tiene todo. Hablando del último disco, como del primero. Está el rock and roll en power trío sin más nada, súper hostil”, dice Valentín Castro en conversación con Indie Hoy, a lo que su colega enseguida agrega: “Crecimos un montón porque también está lo social, habla de la pandemia y está el mundo de Alicia a través de los bosques. Y está lo que para mí es el mensaje del disco: ‘No es soltar, es saltar’”. Alejo suspira, mira a su amigo y sonríe.
En abril pasado, la dupla estrenó un EP con tres remixes de su más reciente álbum titulado simplemente En el palacio. En este breve pero intenso repertorio hacen eco de la pulsión creativa que los motiva día a día a perseguir la transformación. En la búsqueda del oro al final del arcoíris, Alejo y Valentín mezclan tonalidades y texturas sin quedarse con las ganas de absorber lo divino del trayecto sonoro para destapar nuevos horizontes ensoñadores.
¿En qué consistió la aventura de deformar tres canciones del disco en remixes con sonoridades diversas y exóticas?
Valentín Castro: A fines del año pasado empezamos a armar nuestro propio solo set, teniendo la idea de hacer algo más digital -por así decirlo- que nos permita reversionar los temas. Resulta que no fue por buen camino eso, pero empezamos a descubrir que podíamos agarrar las canciones, hacerlas cagar y grabarlas como quisiéramos, algo que nos gusta. “En la torre” surgió primero pensando en armar un house. Nos encantó y de esa manija empezaron a llegar todos los demás.
Alejo Llanes: Algo que siempre nos caracterizó fue ser bastante inquietos. Nos gusta agarrar las canciones que ya están hechas y volver a jugar. Medio plastilina el flash, como generar una nueva canción sobre otra canción. Nos gusta darle una nueva identidad a esa lírica y a esa melodía, como también mostrar que en realidad siempre se puede tomar el camino que quieras. ¡Siempre hacé lo que quieras!
Teniendo en mente la evolución de su proyecto y de ustedes como artistas, ¿cómo se resignifican en ustedes las canciones de Peculiares, su álbum debut?
AL: Era otra vida. Esas canciones las compusimos a los 16 años, fueron nuestras primeras letras y melodías en algún punto. Siento que hay una materia prima hermosa. Las escucho y noto cierta inocencia por momentos, pero el disco también curte un mensaje muy especial. Siento que se re defiende el chabón y me sorprendo, digo: “Bien, bien los pibes de chiquitos”. Tiene vida propia.
VC: Además está muy bueno tocarlas ahora siendo otros chabones y lograr agarrar ese mensaje o energía y transmitirla deformándola un poquito. Eso es lo más divertido. Creo que “Al observarme” y “Peculiares” son mis favoritas. Es increíble ver cómo uno va cambiando al ver esas producciones porque ahora haría otra cosa, pero son eso y las amamos. Fuimos conociendo un montón de música que a los 15 era otro mundo. Después, al ir creciendo aparecen otros géneros que te pinchan y te proponen otras cosas e ir por otros lugares. Así vamos cambiando y así es que nos reversionamos para probarnos en un trap o en un house, viniendo de sacar un disco de rock hace seis meses.
¿Qué fue apareciendo en el camino para llegar a En el palacio de las almas?
AL: Fue una vida porque pasaron bocha de cosas. El disco medio que se creó en pandemia, entonces ya es muy particular desde el vamos, con el contexto y los sentimientos de ese momento tan confuso. Y a la vez, fue una experiencia que tuvo sus lados luminosos entre tanta mierda. La composición del disco fue uno de esos lugares, esos destellos de luz y diversión. Nosotros contábamos con la suerte de que éramos vecinos -ya no-, entonces nos juntábamos porque estábamos al lado y así empezó a salir el disco. Es muy existencial en algún punto, introspectivo, y tiene la locura de ese momento tan jodido. Además, estábamos entrando a la psicodelia y al porro también. Nos comimos ese viaje de, básicamente, hacerlo re locos. No sé si lo volvería a hacer, realmente creo que no. Pero estuvo divertido.
En plena cuarentena publicaron “Superstar/Para renacer”, un single doble que tiene autonomía propia con un video cinematográfico y quedó fuera del álbum. ¿Qué nos pueden decir sobre este lanzamiento?
AL: Cuando salió “Superstar/Para renacer” ya estábamos componiendo el disco. Siento algo muy especial por ese momento, esas canciones y ese video. Nos comimos el re enrosque de la historia, desarrollar los personajes en un guion, salir a filmar en pandemia con restricciones, fue toda una aventura muy zarpada. La decisión de sacarla del disco fue rara y muy debatible, pero estamos convencidos de que fue lo mejor. Esa película le da su lugar en el tiempo y en la historia.
¿Y cuál fue la historia que pensaron para un disco tan cargado de imágenes y sentidos?
VC: A nivel lírico siento que es muy emocional, creo que hay ciertas cosas que nos pasaron o que le pasaron al Ale, y componiéndolo siento que lo hace bastante serio, pero que baja una data profundísima. Musicalmente, profundizamos y experimentamos entre la psicodelia y el rock. Estuvieron muy presentes The Beatles, hay mucho de eso.
AL: Es como un flechazo. Siento que el universo que sucede alrededor de ese mensaje es bastante caótico. Es un mensaje que va fluyendo desde abajo, desde lo profundo, que atraviesa el caos de un huracán. El mensaje va atravesando todo ese rock and roll también. Está buenísimo tocarlo porque lo grabamos así, con todo ese poder.
¿Cómo fue el proceso de producción?
VC: La producción empezó siendo más de compu. Mucho midi, guitarras y voces. Después cuando empezamos a hablar con Mario [Breuer] para que lo coproduzca y su decisión clave fue decirnos que lo íbamos a tocar. Estuvimos un mes ensayándolo en una sala para grabarlo juntos. Es literalmente una mixtura entre eso, tocamos bajo, bata, viola y rhodes, todo junto, todo el disco. Y de ahí lo mixeamos con la data que traíamos de la pandemia que era más midi y texturas.
¿Qué significó para ustedes la experiencia de grabar con una eminencia nacional de la talla de Mario Breuer? ¿Cómo surgió la conexión?
VC: Se dio de una manera ultra natural. Nosotros cuando sacamos “Yendo de la cama al living” en pandemia nos habló para decirnos que le encantó y quería hacer una mezcla.
AL: Me acuerdo que nos conocimos y el chabón nos dijo: “¡Ay! Ustedes, Alejo y Valentín me hacen acordar a Sui Generis”. Él estaba muy copado con Peculiares, y cuando hicimos esa versión de Charly García dijo: “¿Les puedo hacer una mezclita?”. Después surgió “Superstar/Para renacer” y estuvo buenísimo con la distancia. El paso siguiente fue el disco, que fue una experiencia re grosa porque compartimos mucho con él. Vino y se quedó en nuestra casa. También nos ayudó a filtrar, hubo un montón de canciones que tuvimos que dejar afuera del disco. Compusimos mucho en la pandemia, canciones que ojalá vean la luz alguna vez. Además nosotros ya estábamos muy nerds, buscándole un audio interesante a las maquetas. Después de eso fuimos a grabarlo a Córdoba, que es lo que contó Valen, donde fuimos a ensayar y grabamos en vivo el disco. Nos quedamos en su casa y lo conocimos mejor. Es un gran artista, es una fuente de historias, inspiraciones, risas y delicias. Cocina muy bien, hace un guiso de porotos negros increíble. El mejor.
Desde el título ya se manifiesta un imaginario onírico en el cual lo geográfico permanece latente a través de canciones como “Montaña”, por ejemplo. ¿Qué elementos inspiraron el relato en esta exploración de identidad musical?
VC: Hay una analogía a La Tierra. El Palacio es este mundo y nosotros las almas. Las canciones hablan mucho de la sociedad está condimentado metafóricamente con ciertos símbolos y por eso parece medio ficción, pero en realidad es esto, la vida.
AL: Está rondando un mundo onírico, tiene su lado de fantasía. Son canciones que salen del desierto y la montaña. Es muy loco pensar los distintos tipos de canciones que salen según la zona del país. Creo que Córdoba curte una muy particular, Salta curte una muy suya, Mendoza y Buenos Aires también tienen la propia. Cada una tiene lo suyo, Mendoza tiene su parte nostálgica, un tanto salvaje, un tanto natural y muy del rock.
Hoy siendo uno de sus referentes, ¿cómo notan la escena mendocina?
VC: Están pasando un montón de cosas. Es un punto lindo en el sentido de los proyectos y el arte que surge. Lo que pasa es que acá está muy difícil tocar. No hay casi lugares. No hay un Niceto, ni una Tangente, ni un Richards. No existe. Quedás medio a medias, me hace enojar.
AL: Son centros culturales o sino algo más formal como auditorios y teatros. No hay una sala de shows con gente parada agitando.
En sus primeras entrevistas, siendo muy jóvenes, ya mencionaban a Fito Páez como una de sus máximas influencias. En la actualidad ya pueden gozar de haber compartido escenario con él al invitarlos tanto en su ciudad como en el Estadio de Vélez. ¿Cómo les pegó eso?
VC: Fue increíble, épico, fino y muy rápido también. Porque fue ir a probar y después son cinco minutos en el escenario que hay que disfrutar.
AL: También muy lindo el vínculo con él. La posibilidad de conocerlo, de compartir tiempo, de haber cenado con él tomado unas copas. En algún punto pienso que es un sueño conocerlo. Cuando nos invitó a tocar “Es solo una cuestión de actitud” acá en Mendoza nosotros ya estábamos flipando en colores y fue de esas experiencias que te inspiran para el resto del viaje. Hoy en día estamos en la Fitomanía, pero nosotros somos fitomaníacos desde el principio. Desde que somos muy chiquitos, Fito ha sido el faro, nuestro sensei. Fue un sueño re mil cumplido y después se me volaron todos los parámetros cuando nos invitó a tocar en Vélez, una fecha histórica para el rock nacional, por los 30 años de El amor después del amor, resurgiendo todo ese mensaje que es tan importante en este momento. Volver a apostar por el amor en un momento de tanta rabia es muy necesario.
Alejo y Valentín se presentan el viernes 5 de mayo a las 20 h en Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510, CABA) junto a La Skandalosa Tripulación, entradas disponibles a través de Passline. Escuchá En el palacio de las almas en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).