El 2020 iba a ser para Feli Colina un año cargado de vivos, y no de Instagram. Tenía por delante su show en el Lollapalooza Argentina, un Gran Rex junto a Conociendo Rusia -proyecto que integra como corista- y la presentación de su segundo disco por distintos puntos del país. Sin embargo, la pandemia obligó a la cantautora a recular en chancletas y a acomodarse sobre la marcha para continuar compartiendo su música con quienes la siguen.
“Serenidad”, su más reciente single, fue en sí mismo un cambio de planes. Según cuenta, Colina no tenía pensado sacar esa canción. “Fue una idea que surgió del encierro. Era un tema que no lograba que tome en mí un significado, no le encontraba un contexto. La volví a escuchar en estos días tan particulares y esta vez me llegó. Se reinterpretó adentro mío”. En 2016, la artista publicó en su Facebook una imagen en la que se la ve sobre un escenario, acompañada por un pie de foto que reza “Ser Serenidad en tu corazón”. “Es una de las más viejas que tengo y de las primeras que compuse. Debió haber sido entre 2010 y 2011, yo vivía en Salta todavía. Después le fui modificando la letra, de hecho encontré una versión grabada con el celular que en su momento le había mandado a un noviecito por mail”, dice. Cuatro años después, la que ese entonces ya era una canción hecha y derecha, tomó un nuevo sentido y fue presentada en sociedad.
Su voz y una guitarra -como cuando cantaba en los vagones del subte- son apenas los elementos de una balada que tiene de simple lo mismo que de hermosa. Acompañado por un video realizado por Bruno Dante e Inti Patrón, el single es una caricia al alma en estos días de encierro. Y si bien pasaron casi diez años de su concepción, la cantora logra identificar puntos de contacto que persisten entre aquella que lo compuso y la que hoy lo resinifica: “Esa Feli era más dulce, creo que se nota en la canción. Igualmente, esa parte siempre está. Estuvo en mí y de hecho una de las cosas que me hizo volver a ‘Serenidad’ fue que reconocí que tenía esa parte mía. Hoy la escucho y no me parece tan distante”.
Desde su origen, la canción fue grabada en cuatro oportunidades. La última y definitiva en el mismo estudio donde los Beatles editaron casi toda su discografía. Tras ganar el concurso Camino a Abbey Road, la salteña viajó a Londres junto al guitarrista Diego Mema, el baterista Manuel Figuerero, el bajista Agustín Colina y el tecladista Baltazar Oliver. Allí le dieron vida a Feroza, el segundo álbum de la cantante de 25 años, al que a su vez considera como debut: “Si bien en 2016 saqué Amores gatos, de alguna forma Feroza es mi primer disco de verdad, mi primer disco real. Lo quiero mucho. Creo que siempre va a ser especial en mi vida”.
A casi un año de ese lanzamiento, la cantautora aprovecha la pausa para cuestionarse algunos aspectos sobre su reinterpretación del material: “Me suele pasar que cuando saco cosas, después no las vuelvo a escuchar nunca más. El otro día puse alguno de los temas de Feroza y estaba muy autocrítica. De repente, me dije ‘si yo hice un álbum entero con un concepto, me tengo que respetar eso y escucharlo de esa manera.’ Lo escuché completo y la verdad es que está bueno. Tiene sentido así como es, la historia se entiende y tiene un lindo recorrido. Estoy orgullosa”.
La artista, que a fines de 2019 publicó “Cicuta” con Vera Frod, no solo aprovecha el tiempo que se le presenta durante el aislamiento preventivo y obligatorio para redescubrir la música que hizo sino también para enfocarse en la que viene. “Estoy pensando en un tercer disco. Ya hay seis canciones, me gustaría que sean nueve. Uno va a ser un cover de un tema que me encanta de la artista plástica Micaela Piñero”, anuncia entusiasmada. Y continúa: “Hay samba, hay carnavalito, hay chacarera. Se viene más acentuado en lo folclórico y en lo lírico. De hecho, es gracioso porque cuando una idea empieza a tomar forma, todo de repente empieza a tener sentido con esa idea”.
Así como Feroza tiene un concepto marcado, cuyo disparador es el desamor y todo lo que eso arrastra, su nuevo trabajo también tendrá el propio. “Ya empiezo a encontrar un cuento. Las canciones hablan de la búsqueda de la inspiración y la voz interna, de los factores que llevan a uno a estar en ese impasse de no poder crear y de la angustia que provoca eso”. No es la elección de la temática a abordar una decisión caprichosa o una mera casualidad. Tiene su razón de ser. Una vez más, Feli habla con conocimiento de causa. “El año pasado estuve casi sin componer, lo que me tenía muy preocupada. Llegué a pensar ‘bueno fue esto, estuvo buenísimo, pero ya está’. Me metí en un drama de que no podía componer más”, confiesa. Pero eso no la detuvo.
Este año logró sortear los bloqueos con la ayuda de un libro que según cuenta, la ayudó a reconectarse creativamente. “Me sirvió para volver a tener ganas de sentarme frente a la guitarra. Me faltaba eso. No estaba teniendo ganas de sentarme a jugar. Como si tuviese miedo de hacer algo que no me gustara, que es básico para componer. Primero hay que tener la valentía de enfrentarte a hacer algo que a uno no le guste”, explica. “Veo por ejemplo a la gente que hace freestyle y es hermoso tener tan dispuesta la palabra que hacer una letra de repente signifique estar una hora tirando free. A mí me cuesta rapear, no tengo flow pero me parece tan terapéutico que últimamente me planteo sino debería hacerlo en mi casa, así como hago dibujitos. Descubriría cosas de mi mente que no vería de otra forma”. Aunque las rimas no sean improvisadas, se la puede escuchar en un primer acercamiento a la disciplina tirando barras en “Gracias x nada”. La canción forma parte de Reset, el flamante disco de Celli, en el que también participó como productora.
Como si no hubiese aportado ya demasiadas novedades en materia artística durante la cuarentena, Feli se la rebusca para seguir compartiendo su obra. Ya pisó los streams de 921 Casa Cultural, Quilmes Rock y ConectaSKYY, entre otros escenarios virtuales. “Lo único que tiene en común tocar en vivo y así es que después mirás las historias de cómo salió. Era muy gracioso ver una filmación de otra filmación. Es bastante raro. No tiene punto de comparación con un show pero está bueno también. Es una forma ingeniosa de que sigan pasando cosas nuevas”, concluye. Y si bien sentarse en el sillón a tomar una copa de vino y escuchar las canciones de Feroza online puede llegar a ser un buen plan, otro motivo para querer que todo esto pase cuanto antes es la posibilidad de volver a ver a Feli Colina con su banda en un vivo, de la vida real.
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