“Hoy morí y también renací”, escribía Melanie Williams el día de su cumpleaños número 29 y con esa frase marcaba el advenimiento de un nuevo ciclo en su vida, tanto en el plano artístico como en el personal. Lejos de ser un mensaje alarmante, las palabras de la artista oriunda de Bernal llegaron como una copla de esperanza, pero sobre todo, hablan de un cambio rotundo y necesario en su trayectoria. Porque si la identidad es una construcción en constante desarrollo, es imposible pedirle a un alma inquieta y curiosa como la de Williams que permanezca inmovil ante los estímulos que la incentivan constantemente a probar cosas nuevas, a virar hacia otros lados y a no necesitar de la aprobación de nadie.
Ahora, todo ese proceso de alteración quedó registrado para siempre en el éter bajo el nombre de Tresmo, su nuevo y tercer disco de estudio publicado en mayo a través del sello Indie Folks. “Siento que llegué a un momento de cambio y de cumplir una etapa para dejar ir una parte de mí y pasar a lo que sigue, a la siguiente forma“, cuenta Melanie en conversación con Indie Hoy sobre su presente, mientras deja ver ese cambio exteriorizado también en una actitud entusiasta y arrolladora.
“Creo que en este disco ya te das cuenta de ese cambio desde la primera nota”, agrega sobre su último lanzamiento. “También hace referencia a que la vida es cíclica, y que todo el tiempo estamos muriendo y renaciendo. Si somos conscientes de eso, podemos dejar ir cosas de nosotros para dar lugar a lo que sigue, a lo nuevo“, añade Melanie desde su propia experiencia y de la cual reconoce que todavía sigue aprendiendo un poco todos los días junto a su banda El Cabloide.
Por su parte, Tresmo proyecta un escenario de ciencia ficción ambientado en un futuro cyberpunk, donde lo analógico y lo digital conviven en una armonía disruptiva que se contrapone a lo esperado. En ese contexto donde todo parece posible, Melanie toma el rol de capitán de su propia nave y se adentra sin ningún tipo de límites por las latitudes del surf rock, el synth pop y el retrowave con texturas 8 bits. Ese concepto estético y sonoro se impregna de sensibilidad con letras que decantan en la fibra más honesta de la artista hasta el momento.
Si comparamos Tresmo con tus anteriores discos, Comprensión 1 y Somos 2, parecería que en este álbum decidiste abrirte más con las cosas que te pasan. En canciones como “RS1 (Robot sentimental)” o “Nube rosa” hablás del proceso de transformación que atravesaste y las ansias que tenías por mostrarte tal cual sos. ¿Dirías que el álbum habla esencialmente sobre eso o hay otro concepto detrás?
Si hay algo sobre lo que habla este disco, es sobre la claridad y sinceridad para con uno mismo y con el exterior. También creo que tiene algo de actitud punk esto de decir “voy a hacer lo que yo quiero hacer y no me importa si te gusta o no te gusta”. Si quiero ser un “robot sentimental” o una “nube rosa” lo voy a hacer porque es parte de lo que soy y de todas mis facetas. Yo no soy rock todo el tiempo, o funk o groove o un beat electrónico: soy todas esas cosas juntas. En este disco dije: “soy yo, si te gusta bien y sino también”. Es por eso que siento que Tresmo refleja mi proceso personal de autoaceptación y autoconocimiento, y quiero invitar a quien lo escuche a sincerarse consigo mismo y hacer ese camino que es hermoso: aceptarnos en todos nuestros estados. Paradójicamente, “Robot sentimental” habla sobre salir del “yo”, de ese personaje social que construimos y que lleva nuestro nombre, esa palabra que nos asignaron al nacer y al que respondemos todos los días. Cuando digo “Quiero salirme de mí/ Quiero encontrarte ahí”, hablo de eso y de simplemente ser. De poder salir de esa construcción viviendo el presente en la esencia más pura de su ser.
¿Qué significado esconde el título del disco? ¿Por qué elegiste esa palabra?
Tresmo significa mi tercer movimiento. El número tres representa el portal, el pasaje y la transformación en lo que sigue, la propia evolución. Artísticamente, yo sabía que este álbum iba a ser ese pasaje a eso y también iba asentar una personalidad artística que ya hizo un recorrido y está más definida. Cuando se me ocurrió la palabra, la busqué en Google para ver si tenía algún tipo de significado y encontré que en idioma croata significa “sacudimos” y me pareció que estaba muy bien, porque este disco viene a sacudir todo un poco y a romper un par de reglas. Me di la libertad de pasear por todos los estilos que tuve ganas y de hacer mi expresión como quise.
En los créditos de la producción del disco figuran los nombres de Guli, Chipi Rud, y Caco, quienes ya trabajaron con vos en el pasado y parecen conformar una especia de familia creativa. Aun así, el proceso de producción como el de grabación los hicieron por separado y en distintas partes ¿Qué podés contar sobre esa etapa del álbum?
Reflejando un poco mi manera de ser y de hacer las cosas, la etapa de producción y grabación de este disco fue completamente irregular, debo decir. No fue organizada en lo absoluto, no hubo un cronograma a seguir. Inicié el disco en mi casa y mi estudio produciendo los beats y los teclados que, así como los hice, quedaron sin modificar en la versión final. Por lo que yo tenía en mente, sabía de antemano que iba a ser un disco complejo y que iba a tener que pasar por el estudio y tratar de simbiotizar y ordenar todo el caos que tenía en la cabeza. En esto mis amigos me ayudaron mucho. La primera etapa de producción fue en mi estudio, La Cabaña, después fui al estudio de Guli en Maschwitz para hacer la grabación de percusiones, guitarras y bajos. Mas adelante hablé con Caco y con Chipi, que ya son como mi familia, para que trabajen conmigo en el disco. Caco es el bajista de El Cabloide y Chipi es una guitarrista increíble, que toca con Marilina Bertoldi y con Wos, y que antes tocaba conmigo y después de eso quedó una amistad y una conexión muy familiar. Ambos son amigos que me conocen muy bien como persona y artista, y tienen la confianza necesaria como para marcarme cosas. Así que nos juntamos todos los días, desde enero hasta marzo, a darle forma y vida a este disco y mis locuras. Me bancaron como nadie me bancó en mi vida. Si este disco se pudo hacer fue gracias a toda esta familia energética que me acompaña.
En Tresmo aparecen referencias continuas a los astros: el sol, la luna, el espacio, el cielo. ¿Qué importancia tienen en tu vida?
Mirar el cielo, las estrellas y el sol siempre fue una gran salida de escape para mí. Cuando digo “NT al sol” es eso: entregarse a la luz, a la contemplación. Inevitablemente siempre fueron una guía para mí, justamente para esquivar un poco esta cotidianidad de la vida humana. La naturaleza es anterior a nosotros y nos malacostumbramos a no valorarla. Eso es algo que siempre sentí, y está clara mi inspiración con lo natural y los astros, no tanto desde un lado astrológico, sino más bien por el simple hecho de conectar con el ambiente que habitamos y entender que tiene un mensaje para nosotros.
Si bien tenés tu proyecto solista, siempre estás acompañada por El Cabloide, la banda que formaste y que, al igual que vos, cambia constantemente. ¿Qué es El Cabloide hoy en día?
El Cabloide, como siempre, fue y es el canal abierto por el que pasa la música. Somos un cable y a través de cada uno de nosotros lo que sale suena diferente y único. Hoy en día, es el reflejo más puro de lo que somos y eso me permite tener la libertad de entender los momentos que vamos pasando en la vida cada uno como artista o multiintrumentista. Por eso, el Cabloide siempre fue una banda cambiante, porque entiendo que todos tenemos ciclos que se van cumpliendo, empezando o terminando. A veces aparecen personas que me acompañan durante un momento y después se van y siguen su camino, y al mismo tiempo que aparecen otras. Cuando creé el Cabloide fue porque me di cuenta de ese fluir de las cosas y solté la idea de banda clásica, parecida a ese concepto del matrimonio donde dos personas tienen que estar juntos ininterrumpidamente. En ese sentido, el Cabloide es como una relación abierta donde podés fluir con tu presente y es lo que siempre quise que suceda con la gente que me acompaña. Chipi es un claro ejemplo, si bien antes tocaba conmigo en la banda, después se fue y ahora volvió conmigo para producir mi disco más importante. Creo en la mutación de los vínculos y es por eso que, esencialmente, el Cabloide representa la libertad.
Además de El Cabloide, en este disco también participan Paul Higgs y Choki Giaquinta, dos músicos con los que parece haberse formado una relación artística bastante potente y que fluye de forma natural cada vez que se juntan en un vivo…
Hablando del fluir y las conexiones orgánicas, el trío que se formó junto a ellos fue lo más orgánico que me pasó en la vida. Con Paul y Choki nos juntamos a tocar por primera vez para la presentación de la serie Porno y helado, ya que querían a un grupo que pudiera tocar temas del rock nacional clásicos. Y cuando nos pusimos a tocar, parecíamos una banda que llevaba junta diez años. Acto siguiente, nos propusieron hacer una residencia en el C.C Richards, que es como nuestra segunda casa en CABA, un lugar hermoso donde yo ya había grabado una sesión en vivo con Mario Breuer. Y nos la pasamos tocando todas las semanas ahí, por un mes entero, con un montón de amigos e invitados, y seguramente este año también se repita.
Desde el lanzamiento de Somos 2 hasta ahora, en tu carrera pasaron una infinidad de cosas. Tocaste en diferentes festivales reconocidos, en el Teatro Colón y también estuviste trabajando como sesionista para otros artistas. ¿Qué te llevaste de todas esas experiencias?
Cuando lo pienso no lo puedo creer. Tocar en tantos escenarios y festivales como Cosquín Rock, Quilmes Rock, Primavera Sound y Lollapalooza, fue una locura. Recorrer todo eso junto al Cabloide, nos sirvió para curtirnos como nunca, justamente por esta cuestión de tener que armar todo en 15 minutos y salir a tocar. Fue un entrenamiento muy heavy y concreto que nos hizo sonar al día de hoy como una pared de audio que te pasa por arriba. En mi experiencia individual, como sesionista, me resulta muy nutritivo el hecho de tocar con otros artistas y ser parte de su banda. Significa meterme en el mundo de alguien más, ver cómo trabajaban y cómo viven sus emociones, como cuando toqué “No bombardeen Buenos Aires” de Charly Garcia en el Colón con una orquesta. Tocar con otros músicos me es muy enriquecedor y es algo que me gustaría hacer toda mi vida en paralelo a mi carrera solista. Venir de experiencias así, como tocar percusiones para los shows de Wos en el estadio de Argentinos Juniors o junto a Lupe en el Luna Park para abrirle el show a Marilina Bertoldi, me recarga de energía para hacer mi propia música.
Ya sea que estés tocando con tu banda o en el proyecto de alguien más, resulta llamativo cómo le ponés la misma pasión y la misma energía. ¿Qué es lo que te motiva de la música?
La música es mi motor, así que siempre le voy a poner la misma pasión a todo. Es un lenguaje que todavía estoy aprendiendo a hablar y cada experiencia con artistas diferentes me da una apertura que agradezco y vivo con alegría. Como yo recibo toda la energía de mi banda y de mi equipo para materializar mi arte, siento que tengo que darle a otros algo de mí. Me encanta poner mi capacidad de tocar instrumentos al servicio de quien lo necesite. Lo hago con mucho amor y mucha entrega. La música también es mi guía, es la que me lleva de la mano a vivir las experiencias más fantásticas de mi vida. Como hay gente que cree en Dios, yo podría decir que mi única diosa es la música.
Más allá de tocar varios instrumentos, de cantar y liderar una banda, parecés tener una conexión más que especial con la batería. ¿Cuál es tu relación con el instrumento? ¿De dónde viene?
La batería es mi espacio seguro y mi canal más puro. El ritmo es lo más primitivo de mi ser. De hecho, la primera concepción de la música que tenemos los seres humanos es el ritmo, porque es el latido del corazón de nuestra madre mientras estamos en su vientre. Es por eso que la conexión que tengo con la batería es lo más honesto que tengo en mi vida. Si bien en este disco compuse casi todo desde el teclado, que lo toco desde los 10 años y es un instrumento que me fascina, la relación que tengo con la batería es de canal.
Para la presentación del disco tenés programado un show en Niceto Club este 29 de junio. Entiendo que no querés hacer un show convencional. ¿Qué estás planeando?
Para Niceto estoy planificando que mi show no se resuma solamente en ir a ver una banda tocar y nada más, sino que la presentación del disco pueda ser una experiencia sensorial y visual. Quiero que la gente que vaya se pueda sumergir en este mundo retrofuturista y cyberpunk que planteamos y que sigue el concepto que rodea al disco. Si les da intriga, van a tener que venir.
Melanie Williams & El Cabloide se presentan el jueves 29 de junio a las 20 h en Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510, CABA), entradas disponibles a través de Passline. Escuchá Tresmo en plataformas de streaming (Spotify, Tidal, Apple Music).