En Envoltorio, su segundo álbum de estudio, Miranda Johansen evoca una atmósfera introspectiva y misteriosa. Por juego de contrastes, esta nebulosa melancólica permite de a poco sacar el resplandor de su luminiscencia subyacente. Sus siete canciones nos guían hacia un abismo reflexivo, no una caída en picada al vacío, sino con el logro de mantenernos levitando en un paisaje surrealista que pone a flote nuestras emociones e incentiva nuestra sensibilidad contemplativa.
Luego de Fata morgana, su disco debut de 2019, la artista argentina abrió un portal hacia su imaginario personal con melodías que oscilan entre el bedroom pop y una latencia hipnótica capaz de apaciguar la oscuridad del presente con la catarsis de su poética diluyente. Envoltorio surge como reflejo del contexto actual que impulsó a encerrarnos de manera metafórica y literal, conceptualizando la delgada línea entre la realidad empírea y corporal a través de una fantasmagoría apocalíptica que socava en un estado de profunda serenidad y liberación.
¿Cómo fue el proceso de producción del disco?
El disco surge de esta introspección medio obligatoria que sucedió con la cuarentena, que no estaba para nada en mis planes. Las canciones aparecieron como una salida de emergencia a este estado de las emociones muy a flor de piel con todo y replanteándome un montón de cosas. Estuvo bueno porque no me permití revisar tanto lo que me salía, las vomitaba y las mandaba directo a producir. Eso fue interesante porque yo cajoneo un montón las cosas por diferentes motivos. Estar mucho tiempo en mi casa me permitió laburar y tener el tiempo de darles una forma. Fue así que todas las canciones que salieron de adentro hacia fuera son las que están ahí en el disco. La composición fue en tres meses y siento que están empapadas de una emoción o unos pensamientos que se contagian de canción a canción.
¿Esta urgencia creativa fue distinta a la creación de Fata morgana?
Cien por ciento. En Fata morgana hubo mucho más tiempo de trabajo y también había un escudo emocional para mí que era mi abuela. Era la primera vez que me encontraba haciendo canciones propias o queriendo compartirlas, y tener de escudo el libro de poemas de mi abuela era un lugar donde yo me apoyaba y descansaba. Y en Envoltorio todo es un poco más yo solita, por lo menos en mi cabeza fue diferente.
Igualmente en “Radioactiva” también aparece un poema de tu abuela, Koala Calvet. ¿Qué significó para vos cuando descubriste este poema?
Fue increíble porque también la cuarentena me hizo reconectar de vuelta con Koala que siempre está ahí dando vueltas en mí y es una fuente de inspiración, tanto Koala como mi otra abuela. Son como esas heroínas que tengo ahí arriba. También porque a las dos las conocí muy poco tiempo en vida y está esa idealización que una se hace. Con Koala me encontré con ese video porque mi tía me lo mandó, ella estaba dando una clase en Nueva Orleans de distintas poetas latinoamericanas y cierra la clase con un poema de ella que es este, “Hombrecillos”. Cuando lo vi estaba justo haciendo “Radioactiva” y había como una parte instrumental que me daba muchas ganas de que haya una voz hablando. Y se lo mandé a Percii [productor del track] y me dijo que era impresionante lo bien que quedaba, no tuvo ni que tocarlo, fluía con la canción, fue muy loco.
En otra canción, “Desastre natural”, también aparece la palabra “radioactiva”. ¿Cómo la describirías?
Creo que pasó algo con el proceso del disco en donde todo se fue laburando a la par. Y en ese laburo apareció Chiara Girimonti, que desde que nos hicimos amigas siempre hubo mucha admiración de un lado y del otro. Es precioso cuando laburás con alguien que admirás y que te admira. Con ella empecé a pensar el concepto del disco y la idea que tenía con esos personajes que hace ella, tenía ganas de construir un alterego o un personaje que no se entienda si soy o no. Y apareció esa chica medio androide futurista que es un poco robot y un poco humana. También tiene muchas influencias de Ghost in the Shell. Me acuerdo que después tuve que googlear bien qué significaba “radioactiva”, porque fue algo que me apareció como si fuera algo que va a explotar, algo que está ahí muy luminoso, me daba esa sensación por lo menos fonéticamente. Me daba esa sensación de estallido, un estallido positivo, como cosas que por ahí ya no podés llevar contigo y las tenés que exteriorizar.
En el disco colaboran Lupe, Vanessa Zamora y Anyi. ¿Por qué elegiste trabajar con ellas?
Yo no era tanto del palo de hacer feats, y también entiendo que no es tan fácil en el momento que te convocan para una canción que no es tuya sentirte identificada como artista, o pensar en qué se puede aportar mío a esto. Pero fue re loco porque con las tres la música se transformó en una amistad, ni bien les pasé el tema demostraron mucho entusiasmo. Con Vanessa a la distancia nos generó muchas ganas de conocernos ya mismo. En “Rayo violeta” arranca cantando Vanessa y me gustaba esa idea. Me pasa que yo soy muy disquera, me encanta escuchar un disco desde que empieza hasta que termina, entonces te sorprende cuando me venís escuchando a mí y después arranca otra voz, le da otro color. Siento que con las tres me pasó eso, me dieron otro color a la canción. Y ahora soy fanática de cantar con otras personas porque es como otra perspectiva. Fue muy hermoso lo que se dio.
Este año también colaboraste con Weste en la canción “Chica mutante” que quedó afuera del disco. ¿Cómo fue esa experiencia?
Hay algo que da vueltas en mí constantemente y también es parte de Envoltorio, de sacar esas cosas que tenemos adentro, que son esas emociones, pensamientos y todo lo infinito que sucede adentro y poder exteriorizar de la forma que podamos para crecer y mutar. “Chica mutante” es eso, el constante cambio y también entender que puedo ser un montón de Mirandas y que es válido en mí. En un momento casi la incluyo en el disco, pero me pasa un poco con los singles que me gusta que tengan su universo propio. Además la compuse con mucha distancia de los otros temas y como soy una freak que me pongo muy conceptual la dejé afuera. Pero ahora que la mencionás también tiene algo con estas ideas que pasan por mi cabeza.
El concepto de Envoltorio estuvo influenciado por la lectura de 58 indicios sobre el cuerpo de Jean-Luc Nancy. ¿En qué sentido impactó este libro en tu música?
Hago danza y mi profesora, Margarita Molfino, además de ser mi maestra del cuerpo siempre la tengo presente en todos los videos que hago. Laburamos juntas un montón y es muy amiga mía. En una de sus clases me mencionó a este autor y me puse a leerlo y me quedó mucho tiempo resonando esa idea de la envoltura de la piel finita, la envoltura de lo infinito, y decía todo eso que pasa adentro. Por ahí es como un cosmos que tenemos adentro entre todos esos cables y líquidos, esas emociones, pensamientos, todo, el inconsciente. Es muy loco todo eso que por ahí pasa adentro que está contenido por algo que tiene sus límites definidos, que es la piel, el cuerpo. Esa idea me quedó fija y hubo algo de esa introspección, que también fue una locura pensar en esas cosas que por ahí me salen sin tanta conciencia. O sin entender muy bien a dónde voy con todas esas ideas, pero como que van decantando y con el tiempo voy entendiendo a las canciones y a su vez me voy entendiendo a mí. Otra cosa muy importante que me di cuenta este año es que el receptor también me ayuda a entender lo que hago y me da otra perspectiva, otro color. Me pasa también con canciones de otras personas, las llevo al plano de mi vida y ya tiene otro significado completamente. Y cuando me llega eso de personas que se sintieron identificadas con mi música y lo llevaron a algo suyo, para mí es increíble, porque es darme cuenta que mi canción ya no es mía y es algo muy hermoso.
El disco tiene un inicio electrónico y explosivo, medio Björk, con “Sueño nómade”. Y todo lo que pasa hasta el final con “Lo que se disuelve”, una de las canciones más fuertes del disco, se vuelve muy fugaz y orgánico.
Obviamente que Björk está ahí siempre. Qué bueno, porque te juro que por momentos no sabía qué iba a pasar con “Lo que se disuelve”. Con esa canción me di cuenta de esas cosas que me hacían falta al subirme a un escenario. Aparecieron esas ganas de que en medio de una canción yo me pueda poner a bailar y hacer una performance y ser una deforme por un par de segundos. Fue componer a partir de una idea de algo que quería que sucediera en un momento muy power del show y que me pueda liberar por completo.
¿Cómo fue la relación con Percii, Lupe e Iván Cetkovich que se encargaron de la producción del disco? ¿Se juntaron o trabajaron a distancia?
Fue a distancia, eso fue re raro. Ahí me di cuenta de la necesidad no solo de una persona que me de otro punto de vista de lo que hago, sino también de estar con otro cuerpo ahí. Es otra comunicación cuando estás físicamente, el diálogo es más fluido inevitablemente. Entonces fue costoso, fue raro, aprendí un montón y fue re interesante elegir qué canción laburar con cada uno. Porque además de ser productores, son artistas que re admiro, por eso fue importante entender para quién me parecía mejor cada cosa. Después la mezcla, que para mí es una etapa increíble, la hizo Matía Cella, que es como un tío para mí y siempre es un placer trabajar con él. Tuve un equipo de mucha contención y también tengo muchos seres queridos a mi alrededor que siempre me apoyan. Así es mucho más fácil, porque sola no podría.
Vas a dar un show por streaming el martes 24. ¿Qué nos podés adelantar de esto?
Estoy muy entusiasmada porque ya lo filmamos y quedó increíble, superó mis expectativas. Estuvo bueno también porque creo que por primera vez no lo dirijo yo. Es hermoso delegar, confiar. Lo dirigen Bruno Adamovsky y Malu Boruchowicz, y también pensamos la idea con Peto Adamovsky que es el director de fotografía. Los cuatro coincidimos en que quedó mejor de lo que esperábamos. No aguanto las ganas de compartirlo.
Aparte de tu carrera musical formás parte de la productora audiovisual La casa de al lado, responsable de videos para artistas como Julieta Venegas y Barbi Recanati. ¿Cómo funciona el trabajo en equipo en este punto?
La casa de al lado nace de la amistad de hace muchos años de un grupo con un área audiovisual muy marcada. Tal vez yo soy la que más va y vuelve por la música, pero que igual está todo muy entrecruzado inevitablemente. Mi proyecto está muy empapado de todo lo visual. Pero es muy hermoso porque nos queremos muchos y nació de las ganas de trabajar juntos. Estamos muy felices porque están surgiendo cosas increíbles.
¿Qué cineastas te gustan?
Este año tuve mucho tiempo para ver películas y me encontré con directoras increíbles. Miranda July es mi favorita del momento, la amo. Su última película Kajillionaire (2020) es hermosa y Me and You and Everyone We Know (2005) también me vuelve loca. Otra directora que me encanta es Andrea Arnold, Fish Tank (2009) es muy buena y además Xavier Dolan que su cine me parece muy inspirador. Tengo muchas influencias del cine que por ahí inevitablemente ni siquiera soy consciente. Pero ver pelis es una cosa que siento que tengo que hacer porque después es pura inspiración, o cosas que yo robo para mi proyecto. Lo mismo me pasa con leer, ir a una obra de teatro, escuchar un disco, ir a un recital, es necesario porque son todas cosas que me activan a la hora de encarar mis creaciones.
¿Qué artistas musicales sentís que influenciaron esta etapa de Envoltorio?
Estuve escuchando mucho a una artista que se llama Aldous Harding, tiene dos discos que me encantan, Party (2017) y el último es Designer (2019) que lo escuché mucho, mucho en este momento de encierro. Es re lindo cuando encontrás un disco que desde que empieza hasta que termina está todo bien. También me reencontré con una banda que escuchaba mucho de adolescente que es Little Joy, con Rodrigo Amarante y el batero de The Strokes. Estuve escuchando muchos esos disquitos que me hacían bien al alma. Muy tranquilos, por ahí no estuve tan arriba de mucha música electrónica, sino que me encontré con esa simpleza compleja.
Cantaste junto a tu viejo en distintos momentos de tu vida, empezando desde tan chica como en “Everything Is (Falling Into Place)”, hasta la última sesión que hicieron juntos para Sessiones en Red. Por más que haya diferencias en sus propuestas, ¿cuánto sentís que hay de su arte en el tuyo?
Un montón. Es re loco porque somos re parecidos de personalidad en un montón de cosas, pero me pasa que siento que mi viejo por ahí es mucho más improvisado que yo en los shows. Él no se sube con una lista a cantar y eso es hermoso. A mí me pasa que soy mucho más controladora y soy más obsesiva, me pongo más estética. Mi viejo es más relajado con eso y yo no. Pero claramente hay una influencia, tanto de mi papá como de mi mamá, que son las personas que me criaron y toda la música que escuché en mi infancia fue gracias a ellos. Siempre veo cosas que aparecen todo el tiempo.
Miranda Johansen presentará su show por streaming el martes 24 de noviembre a las 22:00 h por YouTube. Escuchá Radioactiva en plataformas de streaming (Spotify, Apple Music).