Sara Habe nació en Trelew, misma ciudad en la que una década antes las fuerzas armadas del Estado fusilaron a 16 jóvenes peronistas y de izquierda. Con una verborragia punzante, un corazón blindado y una conciencia social inexorable, Hebe se arraigó a la injusticia de su tierra natal, extirpó la bronca procedente de ese escenario pesadillesco y puso de manifiesto un arsenal de protesta con canciones que, como bombas, retumban, explotan y se expanden en múltiples direcciones.
Cuando dio a conocer La hija del loco (2009), su álbum debut, la rapera tuvo que quemar una visión a largo plazo mediante denuncias híbridas para que su resistencia no se confunda con resiliencia. No obstante, su más reciente trabajo discográfico renueva su evocación contestaria para ampliar su poética a situaciones cotidianas. Hebe reconoce que el amor, el sexo y la diversión también se ven interrumpidos por la mentira, el sectarismo y la corrupción. “Antes escribía letras más largas, más explicitas, más panfletarias, pero la ética es la misma -asegura en conversación con Indie Hoy-. Si quisiera podría volver a hacer un tema como los de antes, pero ahora está dicho de otra manera, está renovado”.
Sucia estrella (2022) demuestra una versión más fresca de Hebe, sin perder gracia, potencia, ni estilo. De todos modos, su búsqueda parece infinita: desde trap, pop y punk hasta house, techno, hyperpop y dancehall, la rapera patagónica hace de la experimentación sonora el estandarte de su propuesta estética. Su quinto álbum es una feroz muestra de exigencia, en la que su destreza y tesón narran la compostura de un eterno despertar pluripolítico y contracultural. Sobre esto y mucho más, hablamos con la icónica rapera argentina antes de su show el sábado 28 de mayo en el Teatro Flores.
A esta altura de tu carrera, ¿sos de ponerte nerviosa antes de presentar un disco en vivo?
Re, porque está la presión de que es nuevo y me tengo que acordar las letras. Y si bien estos temas nuevos no tienen tanta letra como solían tener mis discos anteriores, nervios hay siempre. Tiene que ver con estar viva, la emoción, la adrenalina. Aparte, estamos preparando un show distinto. El material para estas visuales son los videolyrics que están en mi canal de YouTube y los amo. El show va a ser más pensado y guionado, algo que es muy usual en las bandas de ahora del género urbano. No es como el punk de antes que nunca tuvo guion. Siempre fue todo más terrorífico, de ahí vengo y me identifico totalmente. Me parece que es algo fresquísimo cuando se ve que las cosas pasan porque surgen y no porque se piense que tienen que pasar. También se aprecia muchísimo cuando te das cuenta que en un show hay cosas pensadas, imaginadas y diseñadas desde antes. Aunque voy a guionar todo porque no tiene nada que ver conmigo, me gusta salirme del guion.
En este disco hay varios géneros musicales que conviven y se complementan entre sí como un collage, pero en ningún momento se siente que dejás de ser vos. ¿Cuál fue la premisa?
Nada de lo que hago es tan pensado. Nunca me propuse armar conceptos. Una vez que está el disco hecho, lo pienso y lo leo. También se lo doy a gente para que me diga algo, porque me escucho poco y escucho poca música. En casa pongo a veces, sino estoy todo el día en silencio. Este disco es el resultado y la pintura de estos últimos tres años, de lo que fui escuchando, la gente con la me fui juntando, amigues y lugares nuevos. Otra Historia es un centro cultural hermoso, antes no había algo parecido en donde confluyan tantos géneros musicales sin ningún bondi. Ahora tiene un sonido increíble, la otra vez fui a la [fiesta] Kenny Bell, a la que también le hice un tema. Desde que saqué Politicalpari, hice canciones sueltas que fueron saliendo y empezó a gestarse Sucia estrella. Una vez que saco el disco puedo ver lo que tiene de conceptual, o puedo empezar a armar el concepto hablando del disco.
Vos siempre fuiste muy punk. En este disco, la canción “La bronca” es clave para ratificar esa faceta tuya. ¿Cómo fue el diálogo con los distintos productores que trabajan en el álbum?
“La bronca” es el punk del disco, como antes fue “Por favor” en Colectivo vacío. Y creo que “Bby Voom” es el nuevo “Vagaboom”, de hecho a Rio del Pari, productor de “ATP” y “La bronca”, le dije que quería un beat más o menos así, clubero, que vaya con un jaija para delante y de ahí surge la melodía. A Manu Calmet, que produjo “Cheto mal”, le pedí un techno bien duro como lo que suele pasar cuando pincha como DJ, y me mandó el beat de “Babyboom”. Ahí se me ocurrió que se quiebre en un momento para volverse un reggaetón, que terminó un poco como raggamuffin. Siento que tiene que ver conmigo después de haber escuchado Fun People o Todos Tus Muertos. “Cheto mal” es un tema que me conmueve, por suerte pude hacer temas que me gustaran, creí que no iba a poder. “Puras wachas” también me encanta y surgió por el beat de Ramiro [Jota], que es un beat de hip hop; me alegra que haya rap y hip hop en el disco.
Rompiste todo tipo de barreras a nivel sonoro…
Sí. Y me gusta que no repito cosas que ya hice. No hubiese hecho una cumbia ahora, ya fue el momento mío para hacer una cumbia. O para hablar explícitamente de tales temas. Ya lo hice, no quiero repetirme. Los temas viejos siguen vivos cada vez que los tocamos, o cada vez que se quieren escuchar.
Durante la pandemia publicaste varios remixes que muestran tu lado más techno. ¿Cómo surgió ese paso a la electrónica?
De haber conocido a Manuel Matarasso, de conocer lo que hacen los pibes de Intendente… Otra Historia tuvo mucho que ver en este disco. El paso al techno venía anticipándose en Politicalpari, que es un disco raro porque fue un momento raro de la historia, salió en 2019 y no pudimos tocarlo mucho porque después pasó lo que pasó. La pandemia está impresa en Sucia estrella. La industria musical creció y se perfeccionó durante el encierro. La producción se aceleró, se hizo más masiva. Sí paramos, tuvimos que parar, no se podía salir, no se podía viajar. Pero no paramos de producir. Porque el sistema capitalista es como un monstruo que se perfecciona siempre así mismo, absorbiendo todo. Y ahora la industria está en su mejor momento. Las producciones son buenísimas, las bandas suenan bárbaro. Esa contradicción de encierro y de parar un poco, con la inercia a la que nos impuso la pandemia, donde todos seguimos trabajando, todo eso está en el disco.
Aparte de todo este perfeccionamiento que mencionás, en tu disco hay un crítica a la industria musical…
Más que una crítica es un testimonio. Estoy hablando de lo que me pasa a mí, de lo que pasa. Eso es totalmente real. Es un testimonio y es un chiste, por eso creo que está bueno. No es una queja ni una protesta, aunque la queja y la protesta son necesarias, salir a la calle por supuesto, escribir explícitamente sobre la injusticia; pero a veces es efectivo buscarle una vuelta y reír. Sobre todo si ya lo hice, no podía seguir en esa etapa del león quejándome. Eso sigue.
¿Y cómo fue la recepción de tu público más antiguo y “conservador”?
Hay público que me sigue desde el principio al que no le gusta. Dicen que me vendí. Creo que no aceptan la propuesta estética, es aceptable totalmente, si no les gusta no les gusta. Pero he leído comentarios acerca de que antes me vestía de tal manera, y ahora hablan como si yo respondiera a un estándar de belleza. Son diferentes momentos de las personas. Las mujeres al final siempre somos criticadas por qué nos ponemos, o qué no. A mí lo que me importa es que sí hubo un cambio estético, en lo sonoro, en lo visual, en cómo me visto, en todo mi show, pero éticamente sigo siendo la misma. Y creo que lo importante es dar una mano tocando en los territorios y espacios de lucha, acompañando momentos sociales como siempre intenté hacerlo en la medida de lo posible. Más allá de lo que diga en una canción. Spinetta dijo algo así creo, si no me equivoco, que lo importante no es lo que se diga, el discurso, sino poner el cuerpo, acompañar las causas, pronunciarse cuando está pasando algo.
En “Almacén de datos” está esa cuota de sarcasmo hacia la industria…
“Almacén de datos” está bueno porque es un chiste, habla de lo que sentimos. Surgió de conversaciones con Ana [Tijoux], una genia total, una referenta para mí, del mismo palo, siempre acompañando los movimientos. Cuando empezó el estallido social en Chile, ella fue la primera en hacer una canción al respecto, se llama “Cacerolazo”. Antes creo que la había pasado otro beat que hablaba de cualquier mierda, pero después empezamos a tener conversaciones y sentíamos lo mismo, compartíamos la frustración de sostener una carrera en este momento de la industria porque es carísimo. Al ser independiente y pagar todo sola, poner más la cara para comunicar, hay que trabajar más. También surgió de la exposición en las redes, de estar en las playlists. Hay una contradicción, porque está el deseo de querer tocar, el deseo de querer que a tu canción la escuchen, pero que la escuchen pasa por lo que dicta el mercado y lo marca Spotify. Es difícil cuando la existencia está marcada por el mercado.
Puentera, tu segundo disco, cumple 10 años. ¿Qué te pasa cuando escuchás esas canciones que marcaron los inicios de tu carrera?
No lo escucho, pero ahora lo voy a tener que escuchar un poco porque me gustaría hacer un tema de Puentera que hace mucho no tocamos, por ejemplo “Normal” o “No puedo”, que me gustan mucho. Seguramente cuando lo escuche me va a dar risa, y tal vez algún tema no me guste cómo lo dije, lo que dije, las palabras, cómo lo canté. Las producciones son geniales, yo solo hago una autocrítica sobre lo mío. Si bien ahora estoy más metida en el beat, tiro ideas cuando estoy produciendo. No es que no digo nada ni que me inventan las melodías, ni ahí.
Además de colaborar con artistas consagradas como Ana Tijoux y Juliana Gattas, en Sucia estrella le diste lugar a gente nueva en la escena como Sassyggirl, Rattlesnakke y The Colorated. ¿Cómo conociste a The Colorated?
Ella es muy singular, en estos tiempo en donde es tan difícil encontrar algo singular. La conozco del mismo ambiente, tenemos amigos en común. Me invitó a un video que hizo, el de “Miseria”, que era como una fiesta. “Con gilada yo no compro”, es genial la melodía de ese tema. Es muy buena The Colorated, sus letras. En “Dharma” que es el tema que hice con ella, la verdad que es un poco el combo de la propuesta, porque con Punga, su productor de siempre, son maravillosos. La invité porque le pedí al Punga un beat y quería que me produjera un tema sí o sí, y quedó tan hardcore que quise sumarla. Ella amorosamente aceptó y para mí es tan importante, valoro tanto que gente que está empezando quiera hacer temas conmigo. Me parece lo máximo.
Si bien dijiste que no pensás en el concepto de antemano, ¿por qué decidiste llamarlo Sucia estrella?
El nombre del disco lo propuso mi prima Roja Rex, una gran artista que hizo el arte de varios videos míos y hace unos bordados increíbles. Lo digo en “Refix” que fue el primer corte del disco, “Sucia estrella haciéndome ghosting”, inconscientemente sabía que era algo rolinga, o algo que estaba en un tema de los Ratones Paranoicos, pero me di cuenta después de decirlo. Tuve otro en mente durante mucho tiempo, y cuando le pregunté a Telzen, un artista de Trelew que sacó un discazo, eligió el primero porque, según él, Sucia estrella era la Sara de antes. Yo era rolinga total, seguía a bandas todo el tiempo, La Renga, Intoxicados. En cambio el disco es muy de ahora, las canciones suenan del futuro, tienen algo re moderno. Sucia estrella es también lo que un poco somos todas las estrellas, en esto de la música, cómo el público nos idealiza. Así como lo hago yo misma a las y los artistas que me gustan con esto de idealizar. Al final, nada es tan reluciente como lo que muestra el brillo del oro.
¿A vos te agarra esta disociación de “la Sara de antes y la de ahora”, o es algo más del público?
Puedo hacer esa lectura gracias a hablar y leer a la gente que pide que vuelva la Sara de antes. La gente a veces quiere que seas una borracha con menos dinero, y quizás es porque ahí arman una identificación. Cuando empecé tocaba re en pedo, a veces me peleaba con el público que era más punk. La época era más punk. Imaginate si siguiera así… primero estaría hecha mierda, segundo no me gusta y no ganaría nada de plata, ahora la doy todo al proyecto. Entonces, como ven que hay más dinero, porque ven los videos, la ropa o el show, ahora puedo pagar una iluminadora, una guitarrista, una escenógrafa… ¿qué quieren ahora? ¿qué siga todo mal? Hay cosas que es mejor ir cambiando, me hace bien que sea así.
La gente que cuestiona parece no querer ver que ampliaste tu forma de expresarte. El remix de “Pikete cultural” que publicaste el año pasado demuestra esto, y también te diste la oportunidad de desarrollar tu faceta actoral en la película Expansivas de Ramiro García Bogliano. ¿Cómo te sentiste delante de cámara?
Yo había actuado en algún corto, hice un tiempo teatro que participé en obras y muestras. La experiencia de actuar la tenía, pero no de hacer una peli re pro como es Expansivas. Fue muy difícil porque es difícil actuar, hacer que parezca natural. Aparte fue un rodaje intenso, empezábamos temprano y terminábamos tarde. Ramiro hizo la película con Cata Oliva, la directora de arte, ellos iban a verme a los recitales, y me escribió para preguntarme si quería el papel. Yo los quiero mucho a ambos. Y hace poco me invitaron de Chile a actuar en una película que se llama Los afectos y creo que va a salir este año. No me di cuenta y fui la protagonista. Es un musical sobre el estallido social, y actúa Gianluca, un trapero chileno, él hizo un tema para la peli, y usan mi tema “A.C.A.B.”, el que canto con Sasha Sathya, y sonó mucho en un momento del estallido estudiantil. Las chicas en la marcha la cantaban y la tocaban.
¿Cómo te afecta que las canciones estén presentes en momentos históricos como ese?
Me emociona hasta las lágrimas. Me conmueve mucho. Ahí me olvido de todo lo que es la playlist, las views, y digo “qué importante esto”. Ahí está el ida y vuelta total, porque yo estoy cantando algo que está en la calle. El video de “A.C.A.B.” lo fuimos a filmar en la marcha por el 24 de marzo. En la canción estamos hablando de situaciones que vivimos tanto Sasha Sathya, como trabajadora sexual, y como a mí me pasó una vuelta que fui a tocar a Galicia y por ser latinoamericana un guardia civil español que era uno de estos nazis que “Viva España”, por ver una latina que llegaba me la hizo re difícil para pasar. Todo lo que digo es un poco el relato de lo que viví en ese momento. Eso está escrito, entonces está escrito en la calle, está escrito en las vivencias de cada migrante, de cada trabajadora sexual, por eso después vuelve y es tomado en la movilización.
¿Y qué sentís al estar por emprender otra gira por Europa?
Siempre hago las cosas con miedo. Soy valiente, no quiere decir que no tenga miedo. Son giras largas, nos vamos por dos meses y medio. Es la manera de hacer la diferencia económica. Tocamos en todo tipo de escenarios, okupas, centros sociales, plazas, salas de concierto para nuestro público únicamente, algunos festivales más comerciales, festis alternativos, de todo. Me agarra miedo antes de ir porque es bastante tiempo. Igual tengo amigas que se han ido a vivir a otro lado, y la verdad que admiro mucho a esa gente. Me gusta estar cerca de mi familia, ya bastante lejos la tengo. Trelew queda a 1.500 kilómetros. Después de la pandemia nos quedó la falta de certeza de nada, no sabemos qué puede llegar a pasar. Sabemos muy poco. “¿Qué es esto?”, dijo la ciencia, y el arte dijo “¿qué es esto?”. En este disco yo la verdad tanto no voy a opinar, si no sé nada, quiero pensar un poco más y tratar lo que me pasa a mí, y no tanto de lo que sé, de lo que hay que hacer. Mi postura política y opiniones están firmes, pero creo que la pandemia nos dejó muchas dudas, quedé muda.
Sara Hebe se presenta este sábado 28 de mayo a las 19 h en el Teatro Flores (Av. Rivadavia 7800, CABA), entradas disponibles a través de Passline. Escuchá Sucia estrella en plataformas de streaming (Bandcamp, Spotify, Apple Music).