2024 fue un año que nos empujó a convivir con lo impredecible y lo desafiante. En el mundo de la música, esto no fue diferente. Los artistas y discos que más resonaron este último año propusieron una visión del mundo y tomaron partida en ella. Muchos de ellos se sintieron como declaraciones de principios o diarios personales de un proceso de transformación interior y universal. Algunos ofrecieron refugio en medio del caos, otros nos desnudaron ante la cruda realidad y muchos más simplemente nos empujaron a cuestionar todo.
Como es costumbre cada vez que nos acercamos al final de un nuevo año, el equipo de Indie Hoy se tomó un momento para revisitar la música que estuvo con nosotros durante los últimos doce meses. Sintetizar en 50 discos un año lleno de tanta música nueva como lo fue el 2024 no es una tarea sencilla. Mucho más que un ranking, esto es un reconocimiento a 50 álbumes que capturaron la esencia de un año que, en su incertidumbre, nos mostró que la música sigue siendo una de las formas más poderosas de conectar y emocionar.
50. Ca7riel y Paco Amoroso – Baño maría
5020 Records
El primer disco de Ca7riel y Paco Amoroso como dupla continúa la línea de los singles que los hicieron reconocidos en la escena local por su combinación pareja de trap, dembow y toques de pop bajo un filtro prominentemente electrónico. Las canciones de Baño maría no se alejan mucho de los rasgos característicos del dúo: el olfato para las melodías pegadizas y letras que van desde la humorada hasta la ostentación. Justamente, las sesiones de grabación con productores de primera línea de la industria tuvieron lugar en la ciudad de Miami, cuna de la música mainstream de nuestro tiempo, marcando una notoria diferenciación tanto con las otras producciones nacionales del año como con el propio pasado del dúo. – Juan Pérgola
49. Geordie Greep – The New Sound
Rough Trade
El ex líder y guitarrista de Black Midi se despacha con un álbum inspirado en personajes perdidos de bares y noches largas, grabado en un proceso de casi un año, primero en la ciudad de Londres y terminado este año en la ciudad brasileña de San Pablo. Hay una intención narrativa en The New Sound que busca describir lo agridulce de la vida, inspirado en crooners clásicos como Frank Sinatra y Jarvis Cocker. Parte del atractivo del disco se basa en cómo Geordie Greep demuestra ser un experto en la manera de combinar el caos sonoro con el lirismo melódico a través de su voz, cuestión que se ve reflejada en la manera de trabajar la base de los temas, especialmente la batería. En ese sentido, se destacan canciones como “Bongo Season”, “Terra”, “Motorbike” y la canción que da el título al disco. – Bernardo Dimán Menéndez
48. Tyler, the Creator – Chromakopia
Columbia
En lo que representa uno de los trabajos más ambiciosos en la discografía de Tyler, the Creator, Chromakopia es asimismo una búsqueda desesperada de autoaceptación verdadera para el artista estadounidense. El productor, cantautor y rapero arremete frontal y honestamente contra su propia hipocresía en una incisiva deconstrucción de su figura como hijo, amante y celebridad. El neosoul y el hip-hop que han servido como las bases musicales de su ecléctica carrera se combinan a lo largo del disco en una experiencia auditiva llena de dinamismo. Por momentos lacrimógeno, otras veces eufórico y rabioso, e incluso desvergonzadamente feminista, Chromakopia consolida la discografía de Tyler entre las más consistentes y subversivas del siglo XXI. – Lucas Chillerón Narváez
47. Jessica Pratt – Here in the Pitch
Mexican Summer
Hay discos que se sienten como refugios, como un safe place fuera de la rapidez y la intensidad con la que el mundo avanza. Así como en el pasado lo fueron Titanic Rising (2019) y And in the Darkness… (2022) de Weyes Blood, 2024 fue el año para Here in the Pitch de Jessica Pratt, un disco de una delicadeza y sencillez conmovedoras. La cantautora californiana llevó su folk hauntológico a nuevas escalas sumando arreglos orquestales y una producción audaz que recuerda a la experimentación de Brian Wilson y la grandiosidad de Scott Walker, aunque sin perder la dulzura y fragilidad que caracterizan las composiciones más despojadas de su discografía pasada. De eso se trata la versión más reconfortante de la nostalgia: imaginar un lugar fuera de tiempo al que siempre podemos volver. – Eric Olsen
46. No Me Toques – Matate amor
Arkonte Records
En una época en la que hacer canciones sobre la ira femenina parece un pretexto para volverse viral en TikTok o terminar en una playlist de Spotify, la banda de mujeres No Me Toques está reivindicando el término con su furioso punk rock. Matate amor, el disco debut del grupo, se inscribe en una tradición iniciada por bandas como Bikini Kill y Hole de himnos para chicas salvajes que toman agencia y empiezan a devolver la misma agresión que mamaron de los varones y el mundo. “Ya no trago como me enseñaron”, gruñen en “Tacones”, delante de una guitarra distorsionada con toques de shoegaze y una batería implacable. “Celoso” es el momento más perfecto del álbum, una diatriba humorística con groove, gritos y guitarras ensordecedoras en contra de todos los hombres posesivos del mundo. – Chiara Pizzichini
45. 107 Faunos – Vandalismo comparado
Discos Laptra / Primavera Labels
En su séptimo disco, la banda platense nos brinda un trabajo sin escrúpulos que le esquiva a lo exprés y corrompe lo efímero del contexto en que vivimos. En Vandalismo comparado, y fieles a su clásica esencia, los 107 Faunos apelan a prosas sensibles y honestas que reflexionan sobre el paso del tiempo y las adversidades cotidianas que nos atraviesan día a día, dando lugar al existencialismo y la introspección. El álbum más compacto de su reciente discografía cuenta además con las colaboraciones de J, de la banda española Los Planetas, y Niño Elefante, guitarrista de El Mató a un Policía Motorizado –una de las bandas hermanas de los Faunos-, que suman a la sensación de camaradería y amistad que la banda siempre campeonó. – Juan Alonso
44. Rebe – Es que acaso no me oyes??
Independiente
“Escucho una canción hermosa que me da rabia que no sea mía y entonces empiezo una canción”, dijo Rebe en una entrevista sobre su proceso creativo. Con el drama como motor, las canciones de la artista española funcionan como un embrujo que nos transportan a su mundo de fantasía con paredes de peluche. Es que acaso no me oyes?? es el súmum de lo que Rebe viene explorando desde ya algunos años, con la canción española de los 70 como principal influencia, y en particular la notable fascinación por la figura de Jeanette. Entre plegarias de amor infinito y sonidos de juguete pasados por un filtro de bedroom pop, canciones como “Lejos del mundo y el dolor”, “Os odio” y “Marisol” son tan confusas como brillantes. – Rodrigo Piedra
43. Juan Lopez – Culiado
Independiente
Culiado oscila constantemente entre la ternura y la oscuridad, las nuevas tendencias y la retromanía, entre la casa y el mundo, entre la reivindicación personal y el abrazo entre pares. En varias entrevistas, Juan Lopez explicó que quería que este sea su trabajo bisagra y lo logró. El joven talento cordobés nos presenta un disco que reivindica su tierra con letras costumbristas montadas sobre melodías para todos los gustos. Lejos de querer hacer una obra con un estilo cerrado, Juanlo hace que su vida y sus gustos heterogéneos sean el hilo conductor, paseándonos por la cabeza de un oyente curioso e inquieto. – Luciano Billone
42. Lichi – ¡Cocoliche!
Independiente
Espirales, misterio, trance, portales y destellos de luz que atraviesan el inconsciente de forma sutil pero implacable, como un sueño lúcido en el que las fronteras entre lo real y lo imaginario se desdibujan. Todo eso es ¡Cocoliche!, el esperado primer LP de Lichi. El álbum producido por Melanie Williams es una obra luminosa, psicodélica y por momentos reflexiva, en la que el artista santafesino invita a leer el mundo de nuevas maneras valiéndose de herramientas y temáticas que a todos son comunes: la imaginación, la ficción, el aburrimiento, la ciudad, el tiempo, los amigos y los enemigos. – Lucas Santomero
41. Mi Amigo Invencible – Arco y flecha
Geiser Discos
Agridulce, pegajoso y lleno de melodías que provocan sonrisas tristes, en Arco y flecha Mi Amigo Invencible atraviesa una odisea pop por las contradicciones de la vida. Desde el galope inicial de “Caballos” hasta la introspección de “Llamada perdida“, el noveno álbum de la banda mendocina es un testimonio de su persistencia y crecimiento artístico. Las letras de Mariano Di Césare, cargadas de imágenes vívidas y emotividad, se entrelazan con sonidos que oscilan entre lo clásico y lo contemporáneo. Con la participación de Juan Saieg de Usted Señalemelo y Juliana Gattas, Mi Amigo Invencible no teme aventurarse en nuevos horizontes, mientras nos recuerda el poder transformador de la música en tiempos turbulentos. – Juampa Barbero
40. Revistas – Días de guerra
Independiente
Días de guerra, el segundo disco de estudio del conjunto oriundo de Avellaneda, es una obra ambivalente que retrata la dualidad de estos tiempos actuales. Por un lado, las canciones de Revistas refleja la hostilidad y la violencia del frenesí del día a día, que desmoraliza el ser y lo condena a plena luz del día. Por el otro, aparecen el resguardo y la tranquilidad que brindan los vínculos afectivos en la noche, en un ámbito de confianza y compañerismo. El resultado es una oda a la amistad y también al barrio porteño de San Telmo. – Lucas Santomero
39. Mujercitas Terror – Nubes de alcohol
Independiente
Podemos pensar a Mujercitas Terror como una gran mansión embrujada, esas casonas abandonadas que tienen fábulas y mitos propios, como con la que se topan los niños de Nuestra parte de noche. Nubes de alcohol, el quinto disco de la banda porteña, sería algo así como una nueva habitación a la que tenemos acceso de este universo pesadillesco, de personajes propios, fantasmas, espejos y vidrios rotos, sonidos que se escuchan a lo lejos. Bien es sabido que no cualquiera puede entrar a una mansión embrujada, pero así y todo, Shaman Herrera se aventuró como productor del álbum, con resultados que suenan novedosos para los seguidores de largo aliento de la banda. Con un nuevo brillo en las guitarras, y a 20 años del inicio de Mujercitas Terror, todavía quedan puertas por abrir en esta mansión. – Rodrigo Piedra
38. St. Vincent – All Born Screaming
Total Pleasure
St. Vincent lleva años coqueteando con hacer música pesada. En 2012 publicó “Grot”, un lado B de Strange Mercy construido sobre guitarras de sludge metal. En su disco homónimo de 2014 incluyó una canción, “Bring Me Your Loves”, con ecos de “Cowboys from Hell” de Pantera. Y en 2021, manifestó al programa radial New Arrivals su deseo explícito de hacer un disco en clave Tool. La promesa se consumó con All Born Screaming, un álbum mucho más accesible y cromático, en donde Annie Clark asume, por primera vez, la producción en solitario. El LP recorre una gran gama de referencias: Reznor (“Reckless”), Bono (“Big Time Nothing”), Bowie (“So Many Planets”). Pero sobre todas estas referencias, es la singularidad de Annie lo que siempre se sobrepone. – Bartolomé Armentano
37. Rosa Profunda – Tensión de siglo
Independiente
Rosas, edificios, pantallas, rutas y personas atraviesan las imágenes de la portada del disco de Rosa Profunda. La banda cordobesa propone muchos sonidos al mismo tiempo, incluso desde el gesto autoconciente de comenzar el álbum con el sonido de la púa de sobre un vinilo. Su intención es proponer un viaje en el que los bajos llevan las canciones a través de beats de hip-hop, electrónica downtempo, dub y sintetizadores que se sienten parte de una banda sonora de película. La delicadeza en la construcción de “¿Es un crimen?” o “Sibila” aumenta su intensidad y caos en “Beskar”, donde la guitarra es un estallido de ruido en el oído. El final techno industrial de “Brrp…Brrp… ¡arriba cielo!” se mueve entre voces espectrales y bailes en lo profundo de la noche, para terminar abruptamente con la explícita tensión de siglo, nuestro siglo, la época de los estímulos constantes. – Gerónimo Kener
36. Laura Marling – Patterns in Repeat
Chrysalis / Partisan
Luego de dar a luz a su primera hija, Laura Marling confesó que temía que la maternidad le quitara su habilidad para componer. Patterns in Repeat, álbum inspirado –en gran parte- en esta nueva etapa de su vida, es la prueba de que eso no sucedió. Grabado en su propia casa, este trabajo íntimo, tierno y emotivo tiene guitarras, cuerdas y piano, pero no batería. En él, la música se funde con los balbuceos de su hija, las risas de su pareja, los pájaros que cantan en un día común y corriente de una vida extraordinariamente ordinaria. A lo largo de estas once canciones, Marling reflexiona sobre el amor, la maternidad, lo que se hereda y lo que se pasa de generación en generación. Mira hacia el pasado, vive el presente e imagina el futuro con una sensibilidad que golpea. Es uno de sus trabajos más honestos y una prueba más de que su talento está intacto. – Josefina Chalde
35. Roberto Aleandri – Bresí
Nuevo Signo
“Bresí“, como una palabra nueva en medio del caos, como un sonido desconocido que concentra el poder liberador de la creación. En su debut solista, el cantante y guitarrista de Atrás Hay Truenos consigue construir y afianzar una identidad propia basada en los tratamientos sonoros y en la experimentación del momento. Con destreza lírica, Roberto Aleandri superpone las siluetas del desamor y del apocalipsis en un conjunto de canciones plagadas de atmósferas, texturas y pulsiones rítmicas. Un pop electrónico e introvertido que roza lo ambiental tanto como la pista de baile. Publicado por su propio sello editorial, Nuevo Signo, y con la producción detallista de Leandro Isaguirre, el disco se presenta como un proyecto tan honesto como ambicioso. – Gabriel Illieff
34. Alex Anwandter – Dime precioso
5AM
Los personajes de Dime precioso son como vampiros solitarios que recorren la ciudad afligidos por la luz del sol, presas de un anhelo inagotable y de una dependencia carnal que no terminan de satisfacer. En lugar de la pista de baile –aquel espacio simbólico del placer y del libre ejercicio de la identidad que fue el telón de fondo de El diablo en el cuerpo, la entrega anterior del músico, productor y escritor chileno– esta vez Alex Anwandter nos conduce por avenidas sombrías, bares sórdidos y las recurrentes orillas de un río que el narrador de estas canciones visita en un intento de ordenar sus emociones y pensamientos. Si El diablo en el cuerpo nos situaba en el frenesí de la fiesta, Dime precioso lidia con el bajón del día siguiente. Esto no quiere decir que se trate de un disco deprimente o aburrido. Por el contrario, sus canciones están profundamente comprometidas con sus personajes y encuentran destellos de luz, amistad y empatía en las vidas disolutas que describen. – Francisco Melgar Wong
33. Saramalacara – Heráldica
Bohemian Groove
Zigzagueando entre pesimismo y fe, futurismo y nostalgia, internet y Dios, Saramalacara capturó el sonido de una época que entremezcla euforia y sensación de vacío. En Heráldica, este tobogán emocional es potenciado por su equipo de productores compuesto por Evar y Dayvan, que combinan electropop, trap, emo y hard techno. Tomando elementos de la estética Y2K y del esoterismo, la integrante de la Rip Gang le antepone a la falta de fe un culto a lo que más valora: sus lugares de pertenencia, recuerdos, fantasías y todo lo que la ha constituido como artista a lo largo de su vida. A sus 23 años, Sara Azul Froján logró consolidar una identidad sonora audaz, distintiva e innovadora, demostrando su disposición a ir siempre más allá y dejar a más de uno expectante por sus futuros trabajos. – Valentina Gigena
32. Lucy Patané – Hija de ruta
Independiente
Aunque a Lucy Patané nadie le habia contado de qué se trataba hacer un segundo disco, el resultado de Hija de ruta quema todos los papeles. La apertura a lo que pueden aportar los caprichos del azar creativo fue el combustible que le permitió a la cantautora y productora argentina desbloquearse como hija de un camino omnímodo, sucio y desprolijo para apretar el acelerador. Una píldora concentrada de adrenalina, velocidad y ruidos de motores carburando. – Francisco Ocampo
31. The Marías – Submarine
Atlantic / Nice Life
En Submarine, The Marías explora las heridas de un corazón roto y el reencuentro con la soledad. Entre loops electrónicos y pasajes de su característico dreampop, María Zardoya susurra confesiones bilingües que oscilan entre la vulnerabilidad y la introspección. El álbum, cocreado con Josh Conway tras el fin de su relación, flota entre texturas de neopsicodelia y el garage, diseñadas tanto para relajar como para emocionar. Las canciones en español como “Ay no puedo” juegan con la esencia dream pop para coquetear con ritmos de balada latina, mientras que el desgarrador “No One Noticed” retrata la desesperación de un amor a punto de extinción. El resultado es un océano sonoro que invita a sumergirse en las profundidades de la autoconsciencia emocional. – Ariadna Sofía Jara
30. Billie Eilish – Hit Me Hard and Soft
Darkroom / Interscope
En Hit Me Hard and Soft, la introspección y la experimentación son protagonistas. Con una producción que abarca pop, soft rock, R&B y folk con arreglos orquestales, Billie Eilish oscila entre momentos de cohesión y cambios abruptos. La estrella pop reflexiona sobre preguntas existenciales y aborda su sexualidad con líneas provocadoras, mientras que piezas como “Chihiro” y “Birds of a Feather” se destacan por su progresión sonora inmersiva y atmósferas cinematográficas. Aunque algunas piezas son erráticas, el cierre con “Blue” reúne todo el recorrido en un collage armónico, mezclando nostalgia y promesa. Este trabajo captura la metamorfosis de Eilish, sus dudas y sus intentos de coalición sonora, dejando en el aire la pregunta sobre cuántos giros puede dar una misma historia. – Julia Perata
29. Luciana Tagliapietra – Sean felices
Independiente
Luego de Nueva forma (2021), una obra de transición en medio de la implosión del sueño indie, en Sean felices Luciana Tagliapietra depura los puertos de aquel universo con paisajismos musicales de género: el dominio de la canción pop, que ya parecía haber alcanzado su ápice en Kawaii (2017), extrae metales inagotables de sus amores de melancolía suave en canciones como “Es hora”, “Fuente”, “Tu calor” o “Lagartijas”, junto a pinceladas más experimentales y folclóricas en otras como “Árbol”. Así, sin ánimos de hipérboles fantasmas, la cantautora tucumana renueva su contrato como una de las socias fundadoras de la escena independiente de pop argentino, y nos demuestra que la felicidad y la nostalgia no son opuestas. – Pablo Toblli
28. Diiv – Frog in Boiling Water
Fantasy
En Frog in Boiling Water, Diiv volvió a honrar a la banda que le dio su nombre con el trabajo más político de su discografía hasta el momento. Las velocidades del grunge, los movimientos brillantes de su historial guitarrero y la ineludible comprensión de que estamos al borde del colapso –esta vez colectivo– se confabulan para dar con un disco tan atractivo como devastador. ¿Qué importa el estilo, la corriente o las etiquetas musicales? Ahogando la desilusión con reverb, Diiv logró hilar el desamparo individual con el social, lo teórico y lo íntimo. – Delfina Montagna
27. Winona Riders – No hagas que me arrepienta
Indie Folks
El Conurbano Oeste tiene bandera y en su centro está el logo de Winona Riders. La alzan un séquito de jóvenes devotos que corren para verlos y patean las vallas que se lo quieran impedir. El olor es el mismo del pasado, remite a lo transgresor, lo opuesto, lo que molesta. La ira es síntoma de nuestra época y No hagas que me arrepienta lo retrata con fidelidad absoluta. La banda de Morón lo logró prendiéndose como un rottweiler a la carne con una bronca que busca incomodar y no soltar. En su tercer disco, narran con arrogancia absoluta una crónica de la descomposición a través de sonidos espiralados y electrónicos que parecen poder extenderse una eternidad. Los Winona nunca le quisieron cantar al sol, y este disco llega para afirmarlo, materializando así una identidad cada vez más propia y auténtica con declaraciones políticas que no dan lugar a dubitaciones. Una bandera contracultural, disruptiva y necesaria. – Fiore Gonzalo
26. Amyl and the Sniffers – Cartoon Darkness
B2B
Cartoon Darkness capitaliza todo lo que Amyl and The Sniffers venía sembrando en sus shows en vivo. Treinta y tres minutos de una declaración vigorosa de principios y liberación femenina entran con toda la fuerza por parte del cuarteto australiano. En la figura de Amy Taylor conviven diosas y dioses del proto punk como Joan Jett, Iggy Pop y Debbie Harry, aunque su actitud y vivencias propias son lo que cementan su virtuosismo al micrófono y la rabia incontrolable sobre el escenario. El divertimento no se escapa jamás del camino, como lo demuestra “Tiny Bikini”, pero también hay profundidad en canciones como “Big Dreams”. En “It’s Mine”, el punk más visceral y frontal da la nota en pocos minutos, sustentado por la incesante bolsa de riffs del guitarrista Declan Mehrtens. Estamos a la merced de Amyl and The Sniffers, la banda que el mundo necesita. – Marcos Gabarain
25. Sunlid – No mires atrás
¼ Compañía Discográfica
La nueva escena independiente de Buenos Aires inicialmente inspirada en el post punk trajo una lista de nombres nuevos con una energía fresca: apareció la vida después de la pandemia, los recitales explotaron. ¿Pero cómo se puede superar esa etapa y encauzar la efervescencia en una grabación? No mires atrás de Sunlid puede ser una respuesta. Hay una delicadeza en la música que muestra un trabajo artesano detrás de las canciones. La voz pasa de la potencia a la suavidad, buscando recovecos, mientras los instrumentos no compiten por ver quién suena más fuerte sino que se mantienen en armonía al servicio de la canción. Como cuando en “Ya nada es igual” pasa de guitarras eléctricas distorsionadas a un rasgueo rítmico con silencios, o cuando en “Solo un momento” la batería pulsante baja un cambio para traer un ritmo relajado en el que flota una voz de repente etérea. Capaz, lo mejor de No mires atrás es que, lejos de sentirse exhaustivo, es un disco debut que deja la puerta abierta a nuevas posibilidades. – Juana Giaimo
24. Nick Cave & the Bad Seeds – Wild God
PIAS
Para muchos, la tragedia viene con sabor a estancamiento y represión. En la vereda opuesta, Nick Cave esquiva la corriente y viste de esperanza al dolor, usando la pérdida como combustible compositivo para publicar uno de los mejores discos del año. En Wild God, los iconos del art rock prescinden del beat clásico (algo que vienen forjando hace tiempo) para darle color a sus canciones con orquestaciones bellamente épicas y sombrías. En menos de una década, Cave perdió dos hijos y a su ex compañera musical y de vida, Anita Lane. Estas ausencias le sirvieron para buscar una resignificación de la vida y crear un álbum con melancolía gospel y destellos de ilusión. – Hernán Etcheverria
23. Kim Gordon – The Collective
Matador
En su segundo disco solista, Kim Gordon crea un collage de texturas y sonidos abrasivos e industriales sin abandonar el espíritu punk que la caracteriza desde sus años en Sonic Youth. En The Collective, la estadounidense bebe de las fuentes del post punk, el noise, el hip hop y el trap para lanzarse a experimentar con apilar capas de sonido, como la artista plástica que nunca dejó de ser. Gordon demuestra que puede explorar la perspectiva tóxica masculina (“I’m A Man”) o leer una lista de pendientes (“Bye Bye”) y aún así convertirlo en poesía. Bajos saturados, guitarras disonantes de su colaborador y productor Justin Raisen, voces deformadas, distorsión y beats aplastantes son el paisaje sobre el cual se erige la voz sensual y fría de esta visionaria que sigue abriendo caminos. Anti patriarcal y subversivo, este disco rechaza sonidos cómodos y rompe con el estereotipo de lo que una artista mayor de 70 años debería estar creando. En vez de hacer un disco nostálgico que mire el pasado, Gordon elige reforzar la idea de que no todo está dicho, y seguir en la búsqueda. – Patricia Turnes
22. Vampire Weekend – Only God Was Above Us
Columbia
En Only God Was Above Us, Vampire Weekend integra elementos provenientes del jazz, el pop, el rock y la música clásica para crear un modelo flexible de pop barroco que presenta al mundo como una vasta tierra baldía. Sus canciones traen imágenes lúgubres y catastróficas: embajadas abandonadas al final de la guerra, fisicoculturistas aplastados por sus propias pesas, adivinos aterrados por el futuro que acaban de predecir. Pero existe luz al final del túnel. Al repasar la historia de la música para remezclarla y obtener su propia versión de los hechos –“filtrar los siglos en busca de algo que te pertenezca”, reza una canción del álbum– la banda neoyorquina le rinde homenaje a nuestra capacidad de engendrar belleza en medio del caos. Esta capacidad –en pocas palabras, el arte– es algo que, cuando todo se derrumba, aún puede sostenernos. Es a eso a lo que se refieren cuando cantan: “El templo ha desaparecido, pero hay una columna que todavía sigue en pie”. – Francisco Melgar Wong
21. Mora y Los Metegoles – Mundo moderno
Toto Records
Fruto de una serie de retiros creativos, el nuevo trabajo de la banda platense se despoja de cierta ingenuidad indie de trabajos anteriores y apuesta por una narrativa más cruda y oscura. El departamento de Mora Palvi se convierte en una atalaya por la que circulan las caras internas y externas de una realidad vertiginosa. En ese espacio, las canciones del disco semejan los estadios vulnerables de una conversación mordaz y honesta que ella tiene consigo misma, primero al atardecer, y luego en una extensa noche de insomnio. Mundo moderno es una gira de vaivenes anímicos, en el que la búsqueda de sentido está fraguada de inventarios sensibles, distracciones, consumos virtuales, críticas sociales y alusiones políticas tan explícitas como solapadas. El atrincheramiento, la ideología y la ironía en un hibridaje sonoro que se apropia, entre luces y sombras, de recursos de varios géneros como el jangle, el garage rock e incluso el blues. – Gabriel Ileff
20. Los Campesinos! – All Hell
Heart Swells
Según ellos, la primera y única banda emo del Reino Unido. Después de un silencio de siete años, Los Campesinos! publicaron su mejor disco en mucho tiempo, con canciones que tienen la fuerza de los que editaron hacia fines de la década pasada y que cimentaron una comunidad alrededor del grupo. En All Hell, su séptimo álbum, la banda de Gales pasa de cantar sobre lo incómodo de la juventud a lo incómodo de estar cercano a los 40 años y todavía tener asuntos por resolver. Las resacas infernales, el acné, el fútbol y el antifascismo continúan siendo temas que abordan en sus canciones: “A Psychic Wound”, “Feast of Tongues” y “Kms” son algunos de los momentos más altos del disco, que como siempre se mueve entre el pop punk, el emo y el twee. Quizás así deban ser los discos “maduros” de toda banda: las obsesiones de siempre con una perspectiva diferente. – Rodrigo Piedra
19. Odd Mami – Donde van los perros
Bohemian Groove
A lo largo de su carrera, Odd Mami demostró una sed implacable de reinventarse. Donde van los perros, su segundo disco, es una prueba fehaciente de cómo fue desarrollando sus inquietudes musicales, desde sus inicios vinculados al trap hasta su más reciente desembarco en el shoegaze y el rock alternativo. Este álbum se escucha como una película coming of age con un filtro sepia, en donde su joven protagonista experimenta los dolores de crecer y la pérdida de inocencia al entrar en contacto con los golpes circunstanciales de la vida. “Me quema el suelo” es una de las canciones más preciosas del disco, en la que las armonías de la integrante de la Rip Gang son elevadas por la distorsión fantasmagórica de las guitarras con tintes a Loveless y la nostalgia evocada es igual de agridulce que la fruta justo antes de que empiece a pudrirse. – Chiara Pizzichini
18. Buenos Vampiros – Entre sombras
Casa del Puente Discos
En pleno invierno de este año, el tan esperado tercer disco de Buenos Vampiros vio la luz. A través de las once canciones que conforman el álbum, los marplatenses exploran un paisaje onírico que converge en un constante y tenaz vaivén lumínico. Bases sonoras densas y de carácter sombrío conviven con líneas de guitarras tétricas y pegadizas, que, junto con letras de carácter existencialista, forjan la espesa trama del disco. Con la producción de Estanislao López y la participación de la icónica Ana Curra, Entre sombras es el fiel reflejo de un interrogante melancólico y nebuloso que azota, día tras día, a gran parte de una generación que se encuentra inmersa y completamente atravesada por una cotidianidad rebalsada de incertidumbre, descontento y emocionalidad. – Juan Alonso
17. Marttein – Marttein
Independiente
Con la argentinidad al palo, Marttein encarna un delirio punk donde cruza escenarios de mala muerte y termina colgado del mástil frente a la Casa de Gobierno en una noche alucinógena. Su cuarto disco, que él mismo define como su verdadero debut, es una oda al fracaso que no solo abraza las caídas, sino que las envenena con ritmos tan mutantes como su destreza performática: rock, pop, tango, industrial y hasta una cumbiancha en clave Frankenstein. Nada de esto es lo que parece; Marttein tampoco canta, sino interpreta con las entrañas cada verso como si le fueran a arrancar el alma. Su voz lleva el peso de un Buenos Aires que no se apaga ni aunque se ahogue en humo de escape. Un antihéroe de lunfardo afilado y sonrisa engreída, que parece haber escapado de una película en blanco y negro o un antro secreto. – Juampa Barbero
16. The Smile – Wall of Eyes / Cutouts
XL
En los dos discos que publicaron este mismo año, el trio conformado por Thom Yorke y Jonny Greenwood de Radiohead, y el baterista Tom Skinner de Sons of Kemet convierte el art rock en una narrativa atmosférica. Sin Nigel Godrich, pero con Sam Petts-Davies en la producción, The Smile construye paisajes sonoros que fluyen entre neopsicodelia y krautrock. Temas de Wall of Eyes como “Under Our Pillows” resaltan por su complejidad rítmica, mientras que “Read the Room” y “Bending Hectic” revelan su habilidad para entrelazar melodía y caos con arreglos de cuerdas a cargo de la London Contemporary Orchestra. Por su parte, Cutouts estila el costado más espontáneo de la banda. A través de pistas más desenfadadas como “Zero Sum“, este álbum encuentra en la simplicidad funky y las texturas libres un eco distante del rigor melódico de su predecesor. El resultado es una discografía que no pide permiso para transformar lo instrumental en un manifiesto emocional. – Fernando Alayo Orbegozo
15. Peces Raros – Artificial
Gonna Go! Records
Disco a disco, Peces Raros se reinventa, como un caleidoscopio que nunca repite el patrón. Ninguno de sus trabajos suena igual al anterior. Después de una década construyendo puentes entre lo analógico y lo digital, Marco Viera y Lucio Consolo abren las puertas a Artificial, un paisaje distorsionado que brilla como neón en medio de la penumbra. Este nuevo álbum está tejido con los hilos de un mundo saturado por la tecnología, donde lo humano y lo maquinal se entrelazan sin fronteras claras. Peces Raros se aferra a la ficción como quien se sumerge en un sueño lúcido, construyendo un universo de pulsos techno con ligereza pop. Las diez canciones que lo componen son fantasmagorías entre el vértigo eléctrico del baile y la calma hipnótica de una noche estrellada vista desde una pantalla. Con un sonido vigoroso, una narrativa distópica y su estética ciberpunk, Peces Raros se funde en un espejo del presente que deja entrever el futuro. – Juampa Barbero
14. Agusfortnite2008 y Stiffy – Murió la música
Dale Play Records / Swaggerboyz
¿Acaso pensaron que por haber firmado con Dale Play Records -el sello que aloja a Duki y las Bzrp Sessions, entre otros-, los Swaggerboyz iban a entregarnos una versión más domesticada de su “música anti nabos”? Al contario, Murió la música encuentra a Agusfortnite2008 y Stiffy redoblando su apuesta por donde se lo quiera ver, con quince de sus canciones más desfachatadas y llenas de tags, algunos colaboradores estrella y potentes producciones de bajos saturados en manos del local Stridah, el estadounidense DJ Smokey y el mismo AgusFortnite2008. Este es también el disco que recibe al dúo ya no como una curiosidad para los amantes del shitposting, sino como una fuerza imparable dentro de la escena nacional, en un contexto en que la misma idea de “niños terribles” parece haberse vuelto una etiqueta sinsentido. – Eric Olsen
13. Idles – Tangk
Partisan
Después del desagote emocional que significó Crawler, el excelente disco que la banda británica publicó en 2021, Joe Talbot necesitó rearmarse en un lugar de contención y escribir sobre otras cosas un tanto más frágiles y profundas. Para esto, volcó sus ansias en un papel y las convirtió en una plegaria urgente para servirse de lo que tanto precisaba. Tangk, el quinto álbum de estudio de Idles, desentraña la parte más visceral del amor para resignificar su acepción en algo mucho más crudo y honesto, partiendo de la experiencia propia como inspiración. – Lucas Santomero
12. Magdalena Bay – Imaginal Disk
Mom + Pop
Imaginal Disk representa otra prueba de que lo experimental y lo masivo ya no son mundos tan distantes en esta era del pop. En el universo de Magdalena Bay, dúo conformado por los argentino-estadounidenses Mica Tenembaum y Matt Lewin, las letras más introspectivas pueden convivir con melodías eclécticas sin desentonar. La ciencia ficción funciona como una aliada psicodélica que, además de llenar de colores sus videoclips, da lugar a una ambigüedad e intriga. Imaginal Disk se siente como una fiesta íntima entre sintetizadores, guitarras eléctricas y voces angeladas. – Valentina Gigena
11. Fin del Mundo – Hicimos crecer un bosque
Independiente
Luego de un año lleno de hitos, el cuarteto porteño-patagónico Fin del Mundo cerró la temporada con la publicación de su esperado segundo LP, aunque el primero concebido como tal. Hicimos crecer un bosque explora con cierta circularidad una historia de altibajos y contrastes (atención al quiebre entre “Cuando todo termine” y “Devenir paisaje”, el momento en donde el disco se desdobla), matizados de principio a fin por la continua referencia a entornos y climas contra los que la voz protagónica de Lucía Masnatta se delimita y a los que, por momentos, se integra. La banda despliega su amplio abanico de influencias y teje amablemente una trama a este grupo de canciones que describen relaciones tensas y recuerdos propios, aunque sus referencias sean tan nublosas como los efectos de sus guitarras. – Agustín Antenor Vallejo
10. Dum Chica – Súper premium ultra
Independiente
Dum Chica no es para los débiles de corazón. Con una actitud rebelde sin causa y un sonido que golpea en el pecho, la dupla porteña se convirtió en una de las más provocadoras de la escena independiente local. Su irreverencia, su histrionismo y su carácter volcánico son algunas de las características que catapultaron al proyecto en poco tiempo. Pero en Súper premium ultra, su segundo disco, Lucila Storino y Juana Gallardo redoblaron la apuesta, entregando un disco capaz de erizar la piel y obligar a mover el cuerpo. Con un espectro más denso y letras cargadas de erotismo, Dum Chica se revela como una banda capaz de corroer hasta los huesos y despertar nuestros instintos más primitivos. – Juampa Barbero
9. Fontaines D.C. – Romance
XL Recordings
¿Qué pasa cuando mezclás a un cantante carismático con un grupo de estudiantes sobresalientes de la mejor tradición del dark pop de los 80, el britpop de los 90 y cierta fascinación por Lana Del Rey? Romance está muy cerca de ser la respuesta. De hecho, el cuarto álbum de la banda irlandesa destila melodías con un clasicismo indie que no deja de sorprender. Allí están como prueba la pegadiza y eufórica “Here’s the Thing“, la irresistible balada “In the Modern World” con la voz de Grian Chatten bien al frente, esa joya de post punk con guitarras acústicas llamada “Bug” o la hipnótica “Sundowner” que los acerca al dream pop. Con esas cuatro maravillas le alcanza a Fontaines D.C. para trascender a su época. – Diego Valente
8. Clairo – Charm
Independiente
Claire Cottrill comenzó su carrera desde su dormitorio, utilizando internet para aprender música y publicar sus primeros trabajos, pero en Charm marca un distanciamiento consciente de su estética inicial. Grabado en cinta analógica y acompañado por músicos de The Arcs, el álbum evoca los años 70 con arreglos ricos en instrumentos como el wurlitzer y el mellotron, alejándose de las computadoras y los coros pegadizos que definieron su estilo. Charm es una obra cálida y madura que, aunque no busca hits inmediatos, invita a una experiencia introspectiva y atenta. Clairo demuestra su capacidad de evolucionar y explorar nuevas raíces sonoras, consolidando su transformación artística con un talento único para conectar desde la sutileza y la sensibilidad. – Fiore Gonzalo
7. Juliana Gattas – Maquillada en la cama
Sony Music Entertainment
Maquillada en la cama, el primer álbum solista de Juliana Gattas, nos adentra en un universo de glamour y excentricidad. La cantante de Miranda! recorre una amplia gama de géneros, desde el electrodance, el synth pop y algunos guiños al jazz, para develar su versatilidad y carisma camaleónico. A través de cada canción, Gattas da vida a diversos personajes y estados de ánimo, canalizando sus experiencias personales con un toque de humor e ironía, combinando la euforia del baile con la melancolía del corazón roto. La ícono pop argentina se luce en tracks como “Borracha en un baño ajeno” y “Maquillada en la cama” -los primeros adelantos del disco-, donde su habilidad interpretativa brilla al encarnar a una diva que vive en el filo entre lo absurdo y lo sublime. La producción en manos del chileno Alex Anwandter evoca una estética retro y moderna a la vez en un puñado de canciones llenas de elegantes arreglos de cuerdas, sintetizadores vibrantes y emociones a flor de piel. – Juampa Barbero
6. Six Sex – Satisfire
Dale Play Records
Si uno googlea “satisfire six sex”, lo primero que aparece es un enlace directo para comprar un Satisfyer, aparato estimulador femenino destinado a dar placer y conducir al éxtasis. Satisfire, el tercer EP de Six Sex, es eso: un tránsito de 15 minutos curvando la espalda de placer con sonidos agresivos, adrenalínicos y eufóricos. Con un equipo soñado de productores -Bruno Donato, King Doudou, Merca Bae, Tayhana y la misma Six Sex, entre otros-, la artista argentina nos entregó en febrero de este año un disco que, ante todo, demuestra que supo apropiarse de sus influencias más electrónicas. Sus seis canciones funcionan tanto como música para el gym, para la previa de makeup y tragos con tus amigues, para el after o para vibrar bien arriba cada vez que lo necesites. ¿La premisa? Contenido no apto para menores de 18 años, se recomienda discreción. – Fiore Gonzalo
5. Cindy Lee – Diamond Jubilee
Realistik Studios
Diamond Jubilee de Cindy Lee es un ejercicio de nostalgia hacia nuestros pasados más lejanos y cercanos. Por un lado, la forma esquiva con la que Patrick Flegel, excantante y guitarrista de la banda canadiense Women, publicó el séptimo disco de su alter ego drag se siente como un gesto romántico y una forma de resistencia en un presente monopolizado por plataformas como Spotify. Una carta de amor al arte independiente y la autogestión (en su sentido más literal, “indie” todavía describe una manera de mantener un proyecto artístico, y no tanto una escena o época particular).
Pero la nostalgia traspasa a Diamond Jubilee más allá de las formalidades de su lanzamiento. Sus
canciones parecen venir de otro tiempo, inspiradas en las baladas melodramáticas que se creaban
en el famoso Brill Building de Nueva York en los 50, y en la tensión entre ruido y canción que The
Velvet Underground perfeccionó en los 60. Todo el disco parece cubierto de un halo fantasmal,
desde sus arreglos de orquesta lo-fi hasta la voz cargada de reverb de Flegel, quien performea
como si encarnara el espíritu de una cuarta Ronette. El pasado aparece no como una influencia ni un tormento, sino como un recuerdo persistente. – Eric Olsen
4. The Cure – Songs of a Lost World
Fiction / Capitol
The Cure retoma su esencia melancólica y sombría en Songs of a Lost World, su decimocuarto álbum, una obra que refleja los ideales perdidos de juventud desde la perspectiva madura de Robert Smith. Lejos del pop colorido de los 90 y 2000, este disco evoca la melancolía de sus cumbres como Disintegration y Faith, con introducciones extensas, atmósferas opresivas y guitarras oscuras. El álbum explora la “otra muerte“, la del tiempo y el envejecimiento, con una poesía introspectiva y desgarradora que se apoya en la inconfundible voz de Smith, intacta en color y expresividad. Canciones como “And Nothing is Forever” y “Endsong” consolidan esta reflexión sobre el final de un mundo perdido, mientras la expectante “Warsong” remite a su obra previa Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me. Desde esa desolación mágica y profunda, The Cure ofrece un cierre melancólico y épico, invitando a sus seguidores a abrazar, una vez más, la oscuridad que los une. – Pablo Tobli
3. Charli XCX – Brat
Atlantic
Charli XCX vuelve a romper esquemas con Brat, su sexto álbum, que, según sus palabras, es el disco que siempre quiso hacer. Con un trabajo con raíces en las raves clandestinas inglesas, la estrella pop retoma sus inicios mientras explora las ambiciones de su presente y reflexiona sobre la envidia, el amor, los vínculos y la fama. Sus 15 tracks y muchísimos remixes referencian al filter house, a los hits radiales de los 2000 y a la intensidad del hyperpop, alcanzando un nuevo equilibrio entre lo considerado alternativo y lo que suena en el mainstream.
Con más de diez años de carrera, Charli demuestra que está interesada en tomar riesgos y liderazgos en lugar de sentarse a ver como todo pasa. Brat nos hace asumir lo difícil que es pensar en otra artista con una visión y búsqueda constante tan expansiva y genuina como ella. Más que un simple álbum, es un manifiesto que desafía las expectativas de la cultura pop, mientras Charli demuestra que sigue siendo un ícono de innovación y autenticidad en la música actual. – Fiore Gonzalo
2. Dillom – Por cesárea
Bohemian Groove
En Por cesárea, Dillom empuja la experimentación como estandarte. El cabecilla de la Rip Gang logra mimetizar distintas corrientes musicales para hacer de los contrastes los estados anímicos de su doppelgänger, mientras cava la fosa del trapstar que alguna vez fue para configurar una descarnada obra de terror psicodélico.
¿Es este disco la crónica de un descenso a la locura del propio artista o una sátira retorcida de la sociedad actual? La respuesta se esconde entre las sombras, esperando ser descubierta por aquellos que se atrevan a adentrarse en un juego de espejos en el que toda reflexión nos devuelve una imagen distorsionada de nosotros mismos. Advertencia: escuchar Por cesárea puede provocar insomnio, paranoia y taquicardia, pero sobre todo, una fascinación desmedida que no nos dejará escapar del purgatorio de Dillom. – Juampa Barbero
1. Isla Mujeres – Barato ideal
Independiente
En su disco más rockero, contundente y sensible hasta la fecha, la banda platense Isla Mujeres se libera una vez más de las ataduras identitarias con audacia e intuición. Barato ideal encarna cotidianidad y crudeza. Es un disco argentino hasta la médula en su descaro comprador y en la calma con la que aborda el vivir al límite. En un panorama incierto y sofocante, la respuesta nunca es la apatía, sino la viveza, el regateo y el estar siempre dos pasos más adelante.
Los vestigios de la faceta electrónica de su disco anterior, Correr adentro (2022), sirven como la trama secreta del sonido de guitarras al frente de Barato ideal, junto con esas voces que suenan indiferentes ante el rugido de posibles catástrofes. El resultado es un disco sereno y exacto, desde la inerrable energía de “Pagando de más” hasta la aturdidora sensibilidad de “Cuida tu rareza”.
Sin hacer concesiones, el grupo integrado por Amparo Torres, Elena Radiciott, Faustina Sagasti y Aziz Asse se reconcilia con sus facetas pasadas y se depura hasta llegar a su expresión mínima. No se trata de un punto de quiebre, sino de un crecimiento orgánico. Con Barato ideal, Isla Mujeres ha demostrado que puede ser lo que sus integrantes quieran sin perder su esencia. – Delfina Montagna