Se aproxima el fin de año y cada uno hará su propio balance de los últimos doce meses, que a escala global tuvo tópicos que atravesaron fronteras. En un año de movimientos políticos y sociales, en este mundo peligroso la música acompañó y acompaña. Los discos de protesta, que ya vienen protagonizando un resurgir desde el año pasado, no dejan de proliferarse a la vez que se suman nuevas voces. La escena nacional atraviesa una etapa de producción más que rica, entre consagrados, regresos y debuts.
Como en cada diciembre, el staff de Indie Hoy elige los 50 discos que definieron el año: durante toda esta semana publicaremos el listado, liberando 10 posiciones cada día. Estos 50 títulos, como siempre generarán comentarios y polémicas, pero es solo un ejercicio democrático entre los colaboradores del sitio. Un dato a tener en cuenta es que fueron 197 discos los que sumaron votos, por lo que esta lista es apenas una muestra de lo fructífero que fue este 2017.
Si hacen clic en las portadas, pueden ir a la plataforma digital que ofrece el disco en streaming. Algunos títulos también tienen una reseña completa, previamente publicada, que pueden leer siguiendo el link que aparece al lado de la firma del autor.
50. Kelela – Take Me Apart
Warp
Kelela sabe lo que hace. Su disco debut, después de los exitosos preludios que fueron su mixtape y EP, lo confirma. Para editar su primer álbum, pasó por una etapa de prueba y error hasta llegar a la fórmula que estaba buscando, una en la que ella toma por completo las riendas de su creación. En esta, la sensualidad que irradia su persona se mezcla con la experiencia que deja el desamor y, principalmente, la posibilidad de uno nuevo. Con una producción de lo más variada, que en primera instancia la incluye a ella, así como a figuras de la talla de Arca o Han City, aunque bastante alejada de nombres que están en la boca de todos, Take Me Apart es su mejor y más maduro trabajo. En sus catorce temas, Kelela no sólo muestra que es capaz de estar a la altura de sus pares sino que, además, tiene más potencial que cualquiera. – Fernando Pagano
49. Grizzly Bear – Painted Ruins
RCA
Cinco años es un montón de tiempo en la vida real y una eternidad en el mundo de la música. En 2012, los chicos de Grizzly Bear nos obsequiaron un genial álbum llamado Shields y luego se recluyeron en las sombras (aunque aparecieron por Facebook de vez en cuando para hablar de política). Pasó un lustro silencioso para ellos y la escena musical cambió. Algunos nos preguntamos si volverían. Recién en mayo de este año dieron señales de vida y lanzaron la excelente “Three Rings”, que me recordó a algún sencillo perdido de Radiohead. Este tema tiene un dejo rockero que estaba un poco ausente en su álbum anterior, y destaca por un bajo cautivante y una sección ambiental muy bonita hacia la mitad. Casi todo lo demás de Painted Ruins se centra en explorar la faceta más solemne del art rock, con los típicos ingredientes de la banda: sintetizadores agudos y muy contenidos (“Mourning Sound”), algún crescendo (“Three Rings”) y un tema final grave (“Sky Took Hold”). – Benjamín Carabajal – Reseña completa
48. Charly García – Random
Sony Music Argentina
Charly García vuelve a dejar en claro que su música siempre se conjuga en presente. El creador de canciones hechas para que duren para siempre da vida a diez temas que arman un impresionante collage. Con este trabajo, Charly hace un gesto comparable a David Bowie en The Next Day, el disco con el que el Duque Blanco salió de una pausa de años, trayendo nueva música, sirviéndose libremente de sonidos de toda su discografía. De manera similar, en Random hay constantes guiños y fragmentos de su historia e influencias, pero evitando la repetición, la nostalgia y las comparaciones vacías. El nuevo disco de Charly es justamente eso: nuevo. – Mariano Rosales –Reseña completa
47. Mount Eerie – A Crow Looked at Me
P.W. Elverum & Sun
En este disco, Phil Elverum nos cuenta detalladamente la coyuntura que llevó a la trágica muerte de su esposa a manos del cáncer. Lo hace con una sencillez casi mórbida, permitiéndonos entrar en cada rincón de su casa y su ciudad para mostrarnos las escenas que le siguieron a semejante tragedia. El mismo Phil dijo que este álbum a duras penas se lo puede considerar música: Con no más de una guitarra y algún que otra base sintética, este álbum es una experiencia desgarradora que puede ponerte los pelos de punta y llenarte los ojos de lágrimas sin intentarlo demasiado. Porque las imágenes son tan vívidas que pareciera que estás presenciando lo que está pasando, estás viviendo lo acontecido con el protagonista y el resultado es un display de angustia y dolor como pocos. – Manuel Saiegh
46. Moses Sumney – Aromanticism
Jagjaguwar
Desde el lanzamiento de su primer EP en el 2014, Moses Sumney ha definido su identidad musical a partir del recurso a una multiplicidad de capas vocales que se superponen fluidamente para formar un coro de uno. Su falsetto celestial –sumado a una fusión de géneros que concilia soul, folk y electrónica– devino en una voz enteramente personal que supo cautivar a artistas de la talla de Sufjan Stevens, Solange y James Blake. Aromanticism, su primer álbum de estudio, es la destilación más refinada de su visión a la fecha. Con una duración que apenas excede la media hora, es un trabajo no sólo enfocado sino también relevante puesto que profundiza sobre la ausencia de orientación romántica. Pertenecer a una minoría es una experiencia solitaria de base, especialmente si se trata de una así de invisibilizada, donde quienes la integran pueden auto-percibirse como seres rotos y sin precedentes. Que Moses Sumney visibilice semejante tópico, de forma totalmente naturalizada, y en un entorno donde la imposición del romance es normativa e informada por sistemas subrepticios, es algo francamente radical. “We cannot be lovers ‘cause I am the other”, vocaliza el músico en “Quarrel”, entretejiendo con una línea posterior de “Indulge Me”: “All my old others have found lovers”. Tal minuciosidad es sólo un testamento del grado de control que Moses Sumney maneja en este brillante debut. – Bartolomé Armentano
45. La vida en familia – El amor y el tiempo
Yolanda Discos
El amor y el tiempo es un disco del futuro. Boleros de un Luis Miguel post apocalíptico, que hace llorar a las máquinas sentimentales. La vida en familia tiene una voz adelante, la de Sebastián Man, de una corporalidad robusta como una ola de mar. Hay un resquicio de sonido y se mete, abrasivo, con una textura densa. Esa voz encuentra lo dulce, crece en volumen cuando desde lo oculto aparecen los coros de Magdalena Seeber. El primer disco de La vida en familia se transforma automáticamente en un clásico personal. Una bitácora de vida cotidiana, de los dolores de la personalidad y la luz de la mañana, en la casa, en la rutina. “La hora del té” se desprende como la canción madre del disco. Es una pieza misteriosa, lynchiana, de baile brillante en la oscuridad. “Con vos, y vos, y nadie más. No sé qué podría pasar”, cantan los dos, y aparece un teclado casi nupcial, desde donde emerge un synth pop mágico, de vestido de lentejuelas y poesía en neones en un sótano secreto de ciudad. Así, en El amor y el tiempo, cada sonido emerge como una capa dentro de otra capa, desde lo profundo de la oscuridad, hay otra textura de oscuridad, de ahí sale una luz, un sonido, una fuerza que suma una melodía sofisticada y embelesante. – Romina Zanellato
44. Sean Nicholas Savage – Yummycomma
Arbutus Records
Cuando vivir en un mundo tambaleante, lleno de incertidumbres, se siente una proeza, existen quienes encuentran confort en lo constante, en lo benévolo de la familiaridad. Tengo la fortuna de pertenecer a un pequeño grupo de personas, con gran corazón y una muy particular sensibilidad rítmica, que se contentan con saber que cada nuevo año hay un disco del “Sean”, y que, desde hace más de media década, esa premisa no trae decepción alguna. Con la misma impronta romántico-tropical y su -cada vez mejor lograda- pulcritud musical, Sean Nicholas Savage erigió Yummycomma. Grandilocuente desde un inicio (con remembranzas a Magnificent Fist, su predecesor), la producción ofrenda sus mas importantes contribuciones desde un comienzo. Yummycomma es, compositivamente, de lo mejor del vasto repertorio de Savage. Lo encuentra sólido como artista y se beneficia de la paleta de emociones que ha construido con maestría a lo largo de sus dichosos anteriores discos. Sean es amor, la familiaridad que se une con la sorpresa, la caricia espiritual que nunca decepciona. Yummycomma es un merecido epítome en su carrera, que nos deja a la espera de una nueva superación – Agustina Checa
43. Calvin Harris – Funk Wav Bounce Vol. 1
Sony
Funk Wav Bounces Vol 1, quinto disco de estudio del productor escocés, es un regreso a las raíces dejando de lado el electropop que lo hizo popular en los últimos años. En un movimiento un tanto arriesgado ante una base de fans que logró ganar con sus hits radiales, Calvin Harris produjo tal vez uno de los mejores albums de su carrera, la cual lleva más de una década. Este nuevo proyecto de Harris es una celebración de R&B, pop, nu-disco y funk que no se olvidan de llevarte a la pista de baile. El primer sencillo fue “Slide”, una sorpresiva colaboración con Frank Ocean y Migos, que los encuentra a todos fuera de la zona de confort para lograr un himno nu-disco perfecto para los próximos veranos. Funk Wav es un disco lleno de colaboraciones especiales, que ninguna esta de más. “Feels” y “Heatstroke”, junto a grandes estrellas pop como Katy Perry, Ariana Grande y Pharrell Williams, son pop radial fusionado con groove de la música de los años ’70. Hacía mucho tiempo que Calvin no mostraba lo talentoso que puede ser y lo que es capaz de hacer como productor. Su papel en el estudio brilla en la oda R&B “Faking It”, junto a la increíble Kehlani, y en “Hard to Love” con la gran voz de Jessie Reyez. El hip hop también se hace presente en “Rollin” con la nueva estrella Khalid, que formara parte del Lollapalooza el año que viene, y en la emotiva “Prayers Up” con colaboraciones de Travis Scott y A-Trak. Este disco fue una de las grandes sorpresas del 2017 con un Calvin Harris que dio un giro de 180 grados y dejó callados hasta a los mas escépticos. – Fernando Traba
42. Mac DeMarco – This Old Dog
Captured Tracks
El quinto disco de Mac DeMarco es el más alejado de su personaje jodón y humorístico. This Old Dog es un disco que suena más clásico: algunos dirán que creció, otros que maduró, pero lo cierto es que el canadiense sigue haciendo una carrera en base a su poesía cotidiana y al exquisito sonido que logra en la grabación. Nuevamente, todos los instrumentos del disco fueron tocados, grabados y mezclados por él mismo. El sucesor de Another One lo encuentra a DeMarco más contemplativo y preocupado por cuestiones asociadas al inevitable paso del tiempo: “My Old Man”, el tema que abre el álbum, trata sobre encontrar en él rasgos de su padre, a quien definió como “un hijo de puta” (DeMarco sr. abandonó a su familia cuando Mac tenía cuatro años). También, en otro paisaje: en este tiempo, DeMarco dejó Nueva York y se mudó a Los Ángeles, una ciudad que siempre se asoció con la luz y el calor. This Old Dog es su versión más luminosa, un cambio necesario en su -ya de por sí vasto- repertorio, entre música de living y acústica: suena a que un día se levantó y decidió ponerse a limpiar con las ventanas abiertas. – Rodrigo Piedra
41. Dani Umpi – Lechiguanas
Otras formas
Más de cinco años esperarían los seguidores del multifacético uruguayo por esta producción que por suerte no decepciona, sino todo lo contrario. Dani Umpi es ya un popstar de culto y con Lechiguanas eso queda más que confirmado. Del mismo modo que la variedad de avispas que da nombre a este disco, cada una de sus canciones destila una miel tan dulce como venenosa. Nos encontramos con una oda discotequera tras otra; jocosas referencias al mundo del jetset en “Punta 92 2002”; arengas empoderadoras que embisten con un optimismo inesperado en canciones como “Tebas” y “Cleopatra entrando en Roma”. En todo caso, el momento más pendenciero y contagioso llega con el coro de “La Yuta”: “Ahora elijo bien a quién quiero besar/ Que la yuta me venga a buscar”. Por otra parte, también se destaca la participación de Diosque en “Lucifera”, tema que narra una historia de desamor con tintes esotéricos. Sin dudas, el contundente sonido de este álbum da cuenta de la madurez y refinación de este artista tras una larga trayectoria en la escena; así como evoca lo mejor del pop sudamericano de estos años recientes (léanse Alex Anwandter y Miranda!): melodramático y bailable a más no poder. – Laura Camargo